De cada 10 productores de aceite de oliva en Catamarca, ocho quedaron “fuera de mercado” en los últimos cuatro años, según difundió la Federación Olivícola Argentina (FOA).

El presidente de la entidad, Julian Clusellas, explicó que esa caída se produjo en el marco de una crisis del sector, que se agravó durante el último año.

Para la industria fue fundamentalmente perjudicial el elevado costo energético, debido a que trabajan con sistemas de riego electro intensivos. “El kilowatt pasó de u$s 0,40 a u$s 0,80”, criticó el directivo en declaraciones al diario porteño El Cronista Comercial.

Según cifras de FOA, el valor de la energía por hectárea alcanza los u$s 900 anuales, razón por la que solicitan que el Gobierno los ayude por lo menos a reconvertir los regaderos para que pasen a funcionar con energía renovable solar, potable de ser proveída desde las fincas.

“Necesitamos que la energía cueste menos de u$s 400 anuales por hectárea”, añadió el dirigente de FOA.

Clusellas resaltó que luego de la devaluación, el nuevo valor del dólar los benefició en relación a los costos de mano de obra.

No obstante, alertó que en los precios de los componentes de producción el pass through (traslado a precios) se dio casi instantáneamente. “Los proveedores de insumos fijaron un dólar a $ 40, mientras que nosotros tenemos uno de $ 38 menos el 12% de impuestos”, cuestionó.

La matriz de costos de una hectárea promedio de aceite de oliva hoy es negativa, acorde a los datos que maneja FOA.

Los ingresos anuales suman u$s 3213, a los que debe compararse con los gastos de cosecha (u$s 1260), de energía (u$s 900), mano de obra (u$s 802) y otras amortizaciones (u$s 442), que redondearían un negativo total de u$s 547. Desde la entidad afirman que con los pedidos de reconversión, el resultado superavitario en u$s 197.

En cambio, la situación varía en el caso de una hectárea que produce aceitunas de mesa, cuyo precio por kilo se ubica entre los u$s 0,50 y u$s 0,60, el doble que el aceite de oliva.

Cerca de 90.000 hectáreas en el país son destinadas a la olivicultura. Las zonas más favorables están en La Rioja, Catamarca y en partes altas de San Juan.

Las áreas “óptimas” representan en tanto cerca del 30% de la producción total, mientras que las subóptimas y las malas abarcan el resto. “Son los lugares que se están abandonando y van a seguir abandonándose en la medida en que los costos no bajen”, sentenció Clusellas.

La producción se genera en nueve provincias que están alejadas de los puertos, lo cual encarece aún más los costos. La Rioja (28,9%), Mendoza (23,8%), San Juan (21,1%) y Catamarca (17,6%) son las provincias con mayor superficie plantada, según datos de 2017 de la Secretaria de Agroindustria.

El promedio de facturación anual del sector es de u$s 230 millones, según los mismos datos de la Secretaría de Agroindustria. Actualmente, el 77% de la producción es materia de exportación, mientras que el 33% restante va al mercado interno.