El presidente de la asociación Argentrigo, David Hughes, se planteó como desafío hacer que los productores dejen de considerar al trigo como un commodity para gestionarlo como una especialidad agrícola al hacer calidad diferenciada, tal como sucede en Estados Unidos o Australia.

Indicó que «el problema» en la actualidad «es que la mayor parte del trigo condición cámara de la cosecha 2015-2016 no sirve para elaborar pan y sólo puede comercializarse como forrajero.

Entonces, por ese motivo, los valores pagados por el trigo condición cámara tiene un castigo importante».

En una entrevista publicada por la Revista CREA, este empresario agrícola, que representa a los productores de trigo del país, sostuvo que «diferentes estudios realizados por el INTA Marcos Juárez y la Cámara Arbitral de Cereales de Bahía Blanca indican que el promedio de proteína del trigo argentino 2015-2016 es de poco más del 9%, mientras que para elaborar pan se requiere un mínimo de 10,5%, que es lo que hemos tenido históricamente».

«Los precios que vemos actualmente en el mercado son valores de trigo forrajero», añadió, ya que el año pasado se combinaron una baja o nula fertilización con lluvias excesivas que lavaron los
nitratos en muchas zonas, lo que hizo crujir la calidad promedio del trigo.

Para Hughes fue un «cultivo que se hizo sin ganas. Tenemos tres cuestiones centrales que hacen al cultivo de trigo. El primero es la genética: grupos de calidad uno, dos y tres; el productor los
conoce bien, pero en los últimos años sembraba el cultivar que tenía a mano y no semilla fiscalizada».

«El segundo parámetro es el manejo: gestión de napas, fertilización, control de plagas y enfermedades. Los empresarios agrícolas argentinos saben hacer muy bien eso; con esos cuidados, se obtiene un trigo pan», dijo.

Agregó que «el tercer aspecto es hacer análisis de proteína para determinar el uso potencial del producto; si el nivel es elevado, entonces es aconsejable también hacer análisis de gluten y de W (fuerza panadera). Si uno sabe qué es lo que tiene, puede comercializar mejor su trigo».

«Los que tienen un trigo con características especiales, segregan siempre la mercadería. Lo que planteamos desde Argentrigo es que todos los empresarios agrícolas evalúen la calidad en cosecha de cada uno de los lotes obtenidos para poder mejorar la comercialización; que no mezclen todo», añadió.

Recordó que este año se pagó más de 3000 pesos la tonelada por partidas con una mínimo de 30% de gluten y 300 de W porque la oferta de esa mercadería es muy escasa. Pero no es posible
asegurar que se va a repetir si eso abunda en la próxima campaña», que está a punto de comenzar.

Además recomendó sembrar este año mucho más trigo muy bien fertilizado para poder evitar lo que sucedió este año que fue alta producción triguera forrajera.

«Lo central entonces es comprender que el trigo no es un commodity, sino una especialidad con muchísimas demandas posibles, que van desde uso forrajero para cerdos hasta la elaboración de un
pan de harina integral», precisó.

El dirigente señaló que «la cantidad de usos es muy amplia. Y las ineficiencias surgen porque algunos productores siguen pensando al trigo como un commodity cuando no lo es; es un insumo con exigencias específicas para demandas distintas».

«Es una especialidad con un rango de demandas amplio, a diferencia de otras especialidades agrícolas, que tienen un negocio de nicho», expresó Hughes.