Renegociar la deuda, bajar las tasas de interés, subir el mínimo no imponible de Ganancias, reducir aportes patronales y desindexar tarifas de servicios públicos forman parte de los primeros pasos en materia económica que quiere dar Alberto Fernández en su Presidencia, trascendió hoy.

El nuevo mandatario buscará aplicarlos mediante una ley de emergencia de largo aliento que incluirá un llamado a un acuerdo de precios y salarios que rondaría entre 30% y 35% para todo 2020, con el objetivo de bajar las expectativas inflacionarias.

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Así, espera ejercer una fuerte presión sobre el costo de vida que lo reduzca en unos 25 puntos con relación al 2019 negro con que terminará la Argentina.

El objetivo de Fernández sería crear un Consejo Económico y Social de fuerte peso político, cuya dirección podría recaer en Roberto Lavagna, en una decisión que el futuro presidente conversó con Cristina Kirchner.

A cambio, Lavagna exigiría una amplia capacidad de maniobra y gran margen para adoptar decisiones ejecutivas, por lo cual la jugada es de amplio riesgo.

El futuro presidente aspira a que el Congreso le otorgue amplios poderes para hacer y deshacer en materia de impuestos, gastos, sistema financiero y cambiario, y, en especial, deuda, según se pudo confirmar entre los equipos técnicos que trabajan con el Frente de Todos.

Entre las medidas en estudio también se analiza cómo reforzar el poder adquisitivo de jubilaciones, pensiones y planes sociales.

Pero sobre todo se impulsarían cambios en el sistema de subsidios para lograr algo que ningún gobierno pudo hasta ahora: que esos planes se transformen en empleo, sobre todo de mano de obra intensiva, como los ligados a la obra pública, para lo cual ya se habría comenzado a hablar con las organizaciones sociales.

Pero para que semejantes planes prosperen, Alberto Fernández deberá primero lograr el gran objetivo: postergar por al menos dos años los vencimientos de deuda con fondos de inversión y cerrar un acuerdo de facilidades extendidas por 10 años con el FMI.

Donald Trump y Angela Merkel ya dieron el visto bueno inicial para que los técnicos del FMI se sienten a la mesa de negociación.

Se trata de unos US$ 45.000 millones ya otorgados y otros US$ 11.000 millones pendientes.

El secretario del Tesoro norteamericano, Steven Mnuchin, dijo que eso será posible si está enmarcado en un plan económico creíble.

Entre los equipos del futuro gobierno argentino eso se leyó como una exigencia clara de aplicar un plan sustentable en materia fiscal.

Son fondos que la Argentina necesita como el agua: US$ 6.300 millones este año y otros US$ 5.000 millones en 2020.

Con los fondos de inversión las conversaciones preliminares ya habrían empezado.

Guillermo Nielsen, quien fue uno de los negociadores clave en el canje del 2005, habría buceado opiniones entre los principales financistas de Manhattan.

La respuesta preliminar habría sido clara: están dispuestos a aceptar estirar los plazos de pago pero exigen que no haya quita de capital y se mantengan los intereses.

Si ese acuerdo avanza, el Gobierno entrante lograría sacarse de encima unos US$ 11.000 millones en bonos que vencen en el primer semestre del 2020, un paso clave para contar con respaldo en la Tesorería para empezar a dar vuelta una recesión que lleva tres años.