El Centro de Estudios Scalabrini Ortiz publicó recientemente un detallado estudio que aborda la cuestión de los acuerdos paritarios en un contexto de alta inflación y profundiza sobre la dinámica inflacionaria y su relación con los salarios.

De acuerdo a lo expuesto en el informe, los altos niveles inflacionarios, al borde de los tres dígitos,  han generado una serie de fenómenos en relación a las paritarias y el salario. En primer lugar, ha quedado claro que duplicar un salario en términos nominales, implica una mejora mínima en términos reales. A esto se suma que el aumento de los precios es sostenido, diario podría decirse, pero los salarios se incrementan en intervalos mucho más extensos, por lo cual, eso genera un sube y baja muy pronunciado en cuanto al poder adquisitivo.

Esta situación dificulta saber con exactitud cuál es el «ingreso real» de un sector. Nadie tiene muy en claro cuanto durará la mejora salarial conseguida en las etapas de la discusión paritaria, cuyas mejoras se suelen aplicar trimestralmente.

Presión salarial versus inflación

Ciertos economistas se han cansado de repetir que los incrementos salariales empujan la inflación agravando los problemas. Sin embargo,  por poner un ejemplo, la presión salarial muy discutida entre 2007 y 2015, quedó totalmente relegada desde el año 2016 en adelante, cuando la inflación se aceleró y los ingresos de los trabajadores perdieron gran parte de su poder adquisitivo, dando por tierra con las teorías que ponían el aumento salarial como la base de toda explicación del aumento de los precios.

Según consigna el documento del Ceso, en el año 2018 las paritarias cerraron en torno al 15% y la inflación fue de 47,7%. En 2021 los principales acuerdos se firmaron en torno al 30% y la inflación terminó siendo del 50,9%. Está claro que si hay inflación, no es porque los salarios hayan aumentado excesivamente, sino que, por el contrario,  a lo largo de estos años se los ve correr detrás de los precios.

Así como la poca reacción de los salarios en 2018 y 2019 significó una fuerte pérdida de poder adquisitivo frente a la aceleración inflacionaria, y dejando de lado el período excepcional de la pandemia, en 2022, a pesar de haber duplicado otra vez la inflación respecto al año anterior, no se vio un fenómeno de caída en los ingresos tan pronunciado.

De acuerdo al informe del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz, eso se explica por el estado de “paritaria permanente” en el que se encuentran la mayoría de los convenios.

En 2022, la caída del salario registrado se dio entre julio y agosto, pero luego, desde noviembre se vio incluso una leve recuperación (ver Gráfico 2).

De acuerdo al relevamiento de Empleo e Ingresos hecho por el CESO, los resultados reales tienen una dispersión muy considerable entre las distintas ramas al mes de diciembre. Mientras que algunos casos mostraban mejoras reales del 15,9%, en otros casos se vieron caídas del 6,5%.  Cualquier mes que se tome para el corte es arbitrario y puede afectar fuertemente el análisis de la evolución de los ingresos de cada convenio.

Un acuerdo que un mes era el de mayor pérdida, al siguiente puede revertir la situación si cae un aumento acordado en la paritaria. Esa es la dispersión que caracteriza los ingresos del sector privado formal y que vuelve muy volátil el poder adquisitivo de los salarios en períodos de alta inflación.

El sector informal

Por su característica, los ingresos del sector informal son difíciles de medir. La principal fuente es la encuesta realizada por el Indec. Luego también hay que considerar el valor de los programas sociales destinados a ese sector (Potenciar Trabajo y Tarjeta Alimentar).

En enero de este año, el programa Tarjeta Alimentar estaba un 24,7% por debajo en términos reales desde enero 2020 – el momento de su entrada en vigencia – y un 4,8% por encima del valor de enero 2022.

El Haber Mínimo Jubilatorio (HMJ) incluyendo bonos, también estaba un 4% por encima del valor de enero 2022 pero 24% por debajo de enero 2020. En este caso vale aclarar que diciembre 2019 y enero 2020 tuvieron los bonos más grandes de los últimos años. Sin incluir los bonos, el HMJ estaba un 14,2% por detrás del valor que tuvo en enero de 2020 y es un 13,3% abajo del de un año atrás.

Por último, el Salario Mínimo Vital y Móvil, referencia para el programa Potenciar Trabajo, estaba un 6,6% por debajo de enero 2020 y un 2,8% por encima de enero 2022.