El Congreso de la Nación volvió a ser este miércoles escenario de nuevas marchas simultáneas a favor y en contra del proyecto de despenalización del aborto, que ya tiene media sanción en Diputados y en breve será tratado en comisiones del Senado.

Separados por un cordón policial, los integrantes de cada movilización se manifestaron con banderas y pañuelos con el color característico de cada una.

Las rejas del edificio del Congreso sobre la avenida Entre Ríos quedaron cubiertas de numerosos escarpines y banderitas argentinas, con leyendas como «Salvemos las dos vidas», «Adopción es la opción», «Toda vida vale» y «El homicidio de una generación no es solución».

Varias mujeres habían llegado de Malvinas Argentinas. Sostenían cartulinas con frases bíblicas, como «Mi embrión vieron tus ojos y en tu libro escribiste mi historia. Yo aún no había nacido. Salmo 139.6». Lo tenía Dora, pastora de una iglesia evangélica del Reino, de ese municipio del conurbano bonaerense.

Así se llevó adelante el «escarpinazo» y el «chupetazo» frente al Congreso para pedir que la ley no sea votada en el Senado.

«Salvemos las dos vidas», «El aborto mata a un hijo», y «La Justicia Social empieza desde el vientre», fueron los mensajes que se exhibieron en las banderas de los manifestantes pro vida, quienes también llevaron al Congreso un muñeco gigante de un feto que ya había sido utilizado en anteriores marchas.

«Acá no hay plata atrás, acá hay convicción», dijo Florencia Critto, abogada. Indicó que mientras en varios países están restringiendo el aborto al advertir las consecuencias -dijo que Iowa, Estados Unidos, lo acaba de limitar a las seis primeras semanas- acá estamos importándolo a destiempo.

Poco antes de que las manifestaciones se ubicaran frente al edificio del Congreso, un grupo de mujeres autoconvocadas que se autodenominan Mujeres Independientes dialogaron con Conclusión, María José Ferro, Clara Echazú y Lucrecia Lavaqué, participaron su postura frente al proyecto que legaliza el aborto.

La nota completa: