A 550 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, específicamente en la localidad de Salliqueló, el presidente Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Kirchner y el precandidato presidencial Sergio Massa tuvieron la primera fotografía de unidad tras el cierre de listas del pasado 24 de junio. Fue en coincidencia con el Día de la Independencia y en el marco de la inauguración del gaseoducto Néstor Kirchner, una obra emblemática del Gobierno.

La obra estratégica permitirá ahorrar unos US$ 2.000 millones en importaciones de gas este año y otros US$ 3.800 millones el próximo, según cálculos oficiales.

Proyectado desde hace más de una década y retrasado por diferencias políticas y trabas financieras, el nuevo gasoducto troncal viene a resolver parcialmente el cuello de botella que arrastra la capacidad de transporte del sistema gasífero para poder llevar la creciente producción no convencional del yacimiento Vaca Muerta hacia los centros de mayor consumo del AMBA y las provincias de Buenos Aires y Santa Fe.

La inauguración de la primera etapa del GPNK pone a las actuales autoridades y a las que asumirán en diciembre ante el doble desafío de continuar las obras complementarias y poner en marcha los nuevos proyectos de ampliación de la red de gasoductos que permitirán explotar al máximo al potencial de Vaca Muerta.

La obra –que se inaugura parcialmente– tuvo un costo total que se estima en los US$ 1.850 millones y fue financiada íntegramente por el Estado Nacional. Para alcanzar su terminación definitiva deberán completarse la instalación de dos plantas compresoras que están en ejecución, cuyo costo asciende a unos US$ 250 millones aproximadamente y otras obras complementarias a lo largo de la traza de los gasoductos existentes hasta su ingreso en el Gran Buenos Aires –entre ellas la vinculación entre Mercedes y Cardales– que completan esta primera etapa.

 

El nuevo gasoducto transportará a partir de su inauguración unos 11 millones de metros cúbicos por día (aproximadamente un 7,3% del total transportado en esta época del año); y cuando estén en funcionamiento sus plantas compresoras hacia el último trimestre del año, se incrementará a unos 21 millones de m3/d equivalente al 14% de la demanda.

La nueva obra susstituirá importaciones de gas natural licuado (GNL), que actualmente son realizadas por el puerto de Bahía Blanca, y otros combustibles, permitiendo a nuestro país ahorrar divisas.

Permitirá evacuar una mayor cantidad de gas natural producido en la cuenca neuquina –particularmente en los yacimientos de Vaca Muerta– sobre todo en la época invernal, donde la red de gasoductos se satura por el alto consumo de gas doméstico impulsado por las bajas temperaturas.

Se trata de la primera gran obra de transporte de gas ejecutada el siglo XXI y contribuirá a mejorar las condiciones del abastecimiento de gas natural a un país –la Argentina– que llegó a ser una potencia gasífera de primer orden en América Latina. La Argentina fue a partir de 1989 un país autoabastecido exportador de energía, pero perdió esa condición en 2011.