El Gobierno observa con «preocupación» la «delicada situación» en Brasil por la inminente detención del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y manifestó su confianza en la «fortaleza institucional», aunque evita ahondar en los detalles de la situación del ex mandatario.

Así lo expresaron el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, Claudio Avruj, en momentos en que el país vecino se encuentra conmocionado por la sentencia judicial que obliga a Lula da Silva a cumplir una condena de 12 años de prisión.

«Vemos con preocupación la situación en Brasil y esperemos que pueda rápidamente resolver este tema institucional que lleva mucho tiempo», expresó Frigerio, al tiempo que manifestó su confianza en la «fortaleza institucional» del país vecino.

En declaraciones a FM Milenium, el ministro del Interior subrayó además que «es muy importante que Brasil esté bien, que crezca», porque cuando eso ocurre «tiene un impacto muy favorable en la economía de la región y de nuestro país».

Por su parte, Avruj evaluó que Brasil «está viviendo una situación delicada, muy particular» que «preocupa» al Gobierno de Mauricio Macri porque lo que ocurre en el país vecino «tiene repercusión siempre en la Argentina y en la región».

«Siempre vamos a estar del lado de la defensa de la institucionalidad, de la paz social, de la calma y del derecho.
Vamos a hacer votos para que esto sea así», sostuvo el secretario de Derechos Humanos en diálogo con Radio Con Vos.
Sin embargo, el funcionario del Ministerio de Justicia evitó «ahondar en lo que está ocurriendo en Brasil por respeto».

«No me corresponde opinar sobre lo que está pasando puntualmente, pero sí llamar y desear que las cosas se vayan desarrollando en el marco de la Justicia fundamentalmente, en el Estado de Derecho, que la vida institucional quede fortalecida y la paz social sea lo que veamos y que no haya situaciones que después haya que lamentar», manifestó.

Y concluyó: «Los que tenemos cargos de relevancia tenemos que llamarnos a la moderación en situaciones como estas y tener mucho cuidado con las cosas que se dicen».

El juez de Curitiba Sérgio Moro condenó en 2017 al ex presidente brasileño a nueve años y seis meses de prisión tras resolver que había cobrado coimas (un departamento tríplex) de la empresa constructora OAS.

En marzo pasado el Tribunal Regional Federal 4 de Porto Alegre confirmó la condena y la elevó a 12 años y un mes y el último jueves Moro ordenó la detención del líder del Partido de los Trabajadores (PT), quien rechazó las acusaciones.