La acuciante situación de tensión que viven EEUU e Irán puede agravarse en cualquier momento. Y agravarse es escalar hacia un ataque bélico. El problema no se limita a las fronteras iraníes. Como todo lo que sucede en Medio Oriente, cualquier movimiento desencadena una respuesta de los demás actores regionales y extrarregionales llegado el caso. En Medio Oriente casi siempre se puede habar de guerra (civil) regional. A la transversalidad de la religión y sus diferencias inerradicables hay que sumarle la cuestión étnica. Irán, desde siempre, compró todos los números: en la región de los árabes, su identidad persa es motivo de recelo (cuanto menos); y el shiísmo que profesa su población contrasta drásticamente con el sunnismo de las monarquías del Golfo, históricos aliados de EEUU.

La relación entre EEUU e Irán ha pasado por varios momentos de tensión desde la revolución del Sha (1979). Cada administración norteamericana le ha impreso su sello a la relación de acuerdo a las necesidades y a su manera de conducir el mundo. Barack Obama había logrado comprometer a Irán mediante el famoso acuerdo nuclear PIAC (Plan Integral de Acción Conjunta) firmado en 2015 para que el país persa discontinue su proyecto de hacerse con armas atómicas. El año pasado, la administración de Trump abandonó unilateralmente el acuerdo por considerar que el PIAC simplemente daba oxígeno económico al régimen iraní, por la paralización de las sanciones, sin hacerle renunciar de veras a su programa nuclear.

Desde ese momento todo ha empeorado. Mediante la imposición de sanciones económicas y comerciales, embargos fiancieros (como el de este martes 25 de junio sobre el líder sumpremo Alí Jaminei y ocho miembros de la Guardia Nacional Revolucionaria) y presiones diplomáticas, Trump pretende que Irán se siente a negociar un nuevo pacto nuclear. El derribo de un dron norteamericano la semana pasada por parte de fuerzas iraníes estrechó los márgenes diplomáticos, de por sí escasos.

No podemos soslayar el rol de Israel y de los aliados silenciosos de EEUU en la región: Arabia Saudita, Emirato Árabes y Bahrein.

Para hablar de todo esto nos visita Ruben Paredes Rodríguez, Magister en Cooperación e Integración Regional, Docente de la Facultad de Ciencia Política y RRII y especialista en Medio Oriente.

En la otra entrevista del programa lo tenemos a Carlo Vitta, Contador y docente de la UNR, para hablar de economía solidaria. Es posible pensar una economía que priorice al ser humano por sobre el capital? La posibilidad de producción, distribución y consumo de la riqueza de una manera heterodoxa es el proyecto de esta corriente. En base a mecanismos asociativos y autogestivos, a una lógica comunitaria, a otro tipo de relación en y con el trabajo, prioriza un proceso de democratización económica, creando una alternativa a la dimensión alienante del capitalismo tardío.

Además, como siempre, tenemos mix de noticias internacionales y el análisis del equipo de Café Internacional del cierre de listas en los distritos más importante del país.