Por Marcelo Chibotta

Remera, vaquero y alpargatas. Un frugal almuerzo, de esos «raros» que sirven en algunos bares de la ciudad, a base de tofu, regado con agua saborizada con limón, pepinos y jengibre, todo lejos de la tradicional milanesa con papas fritas.

El lugar acordado para la entrevista ofrecía ese estilo de almuerzos y aunque concurrido, era un sitio para conversar serenamente.

«Hay que conformar una nueva mayoría para disputarle el poder al neoliberalismo», fue una de las primeras frases que lanzó el ex concejal Fernando «Chino» Rosúa.

A lo largo de la conversación, el también integrante del Movimiento Evita desgranó algunos temas vinculados a la organización a la que pertenece y que por estos días realizó en Buenos Aires un congreso con «más de 1.500 asistentes», en el contexto del décimo año de su fundación.

El rol que considera debe jugar Cristina Kirchner, el acercamiento con Felipe Solá y Facundo Moyano fueron expuestos durante la charla, además de la mención a autocríticas y de su valoración de la unidad de las centrales obreras.

«En el quinto congreso nacional del Evita, a diez años de su conformación, los más de 1.500 representantes de todo el país discutimos documentos en comisiones, más allá de las exposiciones centrales de nuestros referentes, Jorge Taiana, Fernando «Chino» Navarro y Emilio Pérsico», comenzó describiendo Rosúa.

Enseguida, expuso una de las conclusiones más significativas que rescató del encuentro, al respecto de la realidad social del país: «Se tomó una clara definición por trabajar sobre el sujeto social que son los que algunos llamaron el nuevo proletariado y que son todos los trabajadores que no están formalizados, que están dentro de lo que nosotros llamamos la economía popular y son millones de personas en la Argentina que diariamente se las rebuscan tratando de ganarse el mango con diferentes actividades que no están insertas en la estructura formal de la producción nacional. Hablamos de cartoneros, vendedores ambulantes o familias que fabrican alimentos y los venden casa por casa».

«Todas estas actividades, en un escenario que no es el del capitalismo industrial, sino que es el que tiene un fuerte eje en lo financiero, son de los sectores para los que hay que darse una política específica para que se integren a una calidad de vida digna», especificó.

Consultado acerca de cómo se piensa desde el Movimiento Evita llevar adelante esto sin el apoyo que desde el Estado tuvieron durante los últimos 12 años, el también integrante de la Fundación Igualar describió: «Lo primero que hay que hacer es tomar conciencia del tema para que después esos sectores, a los que históricamente se los llamó humildes o pobres, puedan ser incluidos en la estrategia del movimiento de trabajadores».

«Y en ese sentido, este año se dio un paso fundamental luego de la unificación de la CGT, porque que ésta tome como propias sus reivindicaciones es para nosotros un paso fundamental», subrayó, para luego completar diciendo que de esta manera «van conformando un sujeto social, el de los trabajadores, en el sentido amplio que abarca a muchísimas personas que no estaban representadas en el esquema del movimiento obrero».

Más adelante, profundizó el concepto: «Esto le da un volumen y una potencialidad a ese sujeto social para construir y fortalecer el desarrollo argentino y que tiene que ser el sujeto central social que luego se exprese en un sujeto político, más allá del que representa el trabajador formal sindicalizado, que por su nivel de ingreso, de consumo o cultural, forma parte de la clase media».

«Eso es lo que tenemos que lograr de cara al futuro, porque este capitalismo que vuelve a tomar el gobierno de la Argentina a través de Mauricio Macri y de Cambiemos, es un capitalismo que a todos los sectores los lleva a la marginalidad. Esto lo vemos porque los números son durísimos ya que se estima una inflación del 40 %, pero que en estos sectores se va a un 60 % porque la base del consumo de los mismos son los alimentos», indicó.

Este medio, entonces, le preguntó sobre si con esta mirada el Movimiento Evita reorientaba su mirada al respecto de la que tuvo durante los doce años de gobierno de Néstor y Cristina Kirchner: «Lo que nosotros decimos es que para fortalecer a todos estos trabajadores de la economía popular, hay que insertarlos en el movimiento de trabajadores ya que es una estrategia de base social, y desde el punto de vista político nosotros decimos que hay que conformar una nueva mayoría para poder disputarle el poder al neoliberalismo en la Argentina».

«No alcanza con lo que tuvimos hasta el año pasado. La expresión política de los últimos doce años no alcanza para la nueva etapa y la comprobación es que perdimos las elecciones. Entonces tenemos que ampliar con aquellos que estuvieron en el 2011 con nosotros, hablamos de muchos intendentes que estaban con el Frente Para la Victoria y después formaron el Frente Renovador, de gobernadores que se fueron como en los casos de Córdoba, de San Luis, estimó.

También agregó: «No sólo hay que volver a sumar todos esos sectores, sino también a los del campo popular que no nos acompañaron en estos doce años y en este sentido venimos avanzando con la Corriente Clasista y Combativa y con Barrios de Pie».

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— ¿Pero y qué pasa con los otros sectores más afines?

— Nosotros creemos que todos los que conformaron el Frente Para la Victoria en estos doce años tienen que estar, hay diferencias, por supuesto que después de una derrota afloran contradicciones secundarias, las que hacen que a veces haya dificultades de diálogo, pero estamos convencidos que todos los sectores tienen que estar.

— En ese sentido, ¿están dispuestos a resignar los nombres o denominaciones?

— El Evita es un instrumento del sujeto político del que nosotros llamamos movimiento nacional. El Evita es una herramienta transitoria que lleva diez años y en algún momento puede desaparecer, para lo que tiene que servir es para fortalecer a ese movimiento nacional y lograr que sea nuevamente gobierno en la Argentina. Como datos positivos vemos la unificación de la CGT o la coordinación de acciones entre las dos CTA. Todos estos hechos fueron muy importantes para nosotros pudiendo amalgamar al movimiento de trabajadores que sin dudas tiene que ser la columna vertebral del movimiento nacional. En eso somos claramente peronistas.

— ¿Que rol juega Cristina Fernández en todo esto?

— Cristina puede jugar un rol realmente valioso. No solo han sido ella y Néstor los que condujeron estos doce años, con todos los logros que hemos tenido, sino que ella conserva en grandes sectores de la sociedad argentina un apoyo que yo no creo que haya otro dirigente que lo tenga en forma individual. Su rol será fundamental, creo que tiene que cumplir un rol importante, pero hay que ser claro que con ello no alcanza. Nosotros necesitamos sumar otros sectores que no se sienten hoy representados por Cristina en esta nueva mayoría. Todos los que se sientan representados por Cristina tienen que estar pero además tenemos que sumar otros que no se sientan representados por ella, porque lo que está en juego acá es la calidad de vida del pueblo argentino y el proyecto de patria o la disolución de la patria. Entonces acá esto se va a ir viendo como se va componiendo, que peso tiene tal, quienes serán los candidatos o quien puede encarnar ese proyecto político. Pero de lo que no tenemos dudas es que necesitamos ampliar esta mayoría, ya que con lo que tuvimos no nos alcanzó y eso está demostrado.

— ¿Hicieron crítica y autocrítica durante el congreso?

— En el documento hay críticas y autocríticas de estos doce años. Las mas significativas son aquellas que pensamos que tiene que ver con la caracterización del actual capitalismo. Es como que en los 12 años pensamos que todos estos sectores que están en condiciones de vida muy duras, era una cuestión transitoria que en algún momento la estrategia de desarrollo industrial los iba a incorporar a la vida económica, a un trabajo con alta calidad y con derechos. Por eso dentro de las políticas que llevamos adelante estaba la Asignación Universal por Hijo, porque siempre se pensaban las situaciones en términos transitorios y lo que nosotros evaluamos es que esto no es transitorio, que el mercado o una estrategia de desarrollo clásica del modelo industrial no va a incorporar muchos de estos sectores. Para ellos hay que tener políticas específicas con clara intervención estatal para que puedan tener los derechos que tienen la mayoría de los argentinos. Es una de las principales autocríticas. Confundimos el diagnóstico.

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— Como suele decirse por estos tiempos, ¿el Movimiento Evita tiene un acuerdo con el actual gobierno nacional?

— No. Nosotros somos claramente opositores, y somos los que estamos en todas las movilizaciones, no solo en las grandes sino en las pequeñas, confrontando con el gobierno nacional porque consideramos que es un gobierno de exclusión, que destruye a los sectores populares, al mercado interno argentino, a la posibilidad de un desarrollo nacional. Después hay compañeros que forman parte del Movimiento Evita que tienen la responsabilidad de representar sectores y se sientan a conversar. Por ejemplo, quienes están al frente de las cooperativas que construyen obra pública, se tienen que sentar a conversar como lo hacen los que están en Rosraio y lo hacen con la intendenta o con el gobernador Lifschitz. El viernes vamos a ir a la marcha que es por la ley de emergencia social, ahí vamos a a apoyar el proyecto de ley de emergencia social en la Argentina, y si la ley sale y es vetada por Macri, nos va a encontrar en la calle peleando contra el gobierno nacional. Hay el diálogo que tiene que haber con todo gobierno, pero ellos saben quiénes somos nosotros y nosotros sabemos quiénes son ellos.

— ¿Que opina de la marcha del gobierno provincial?

Lamentablemente Lifschitz se rindió al gobierno nacional y eso se vio claramente en los episodios vinculados a la cuestión de seguridad. Lifschitz tenía una agenda cuando asumió y la tuvo que cambiar rápidamente cuando vio las movilizaciones en la ciudad de Rosario, por eso toda la agenda de reforma constitucional que llevaba adelante se desmoronó y tuvo que sentarse a negociar con el gobierno nacional debido a que el gobierno provincial no tiene política de seguridad y las cosas que aporta el gobierno nacional en ese tema son ínfimas. Tranquilamente si el gobierno provincial tuviese una política de seguridad clara, no tendría que rendirse a los pies del gobierno nacional, pero bueno , es el camino que siempre siguió el socialismo. La seguridad, en lo que ha fracasado el gobierno de Hermes Binner y pasando por el de Bonfatti, es un tema que a ellos no les gusta, les molesta y por eso siempre le echan la culpa a otro. En este caso quisieron responsabilizar al gobierno nacional de Cambiemos como lo hacían con el nuestro que fue diferente, pero se encontraron que éste los sometió y con rendición incondicional. Primero se vio como corcoveó Lifschitz en una conferencia de prensa y después como terminó rendido y aceptando todas las condiciones que le puso el gobierno nacional. El provincial es un gobierno absolutamente débil y se vio con estas cosas que hace el socialismo, estas sobreactuaciones hasta que al otro día del acuerdo, el nacional era el mejor gobierno de mundo. Yo lo veo con mucha debilidad por una mala gestión por un lado y porque tiene el problema del radicalismo en duda, que no sabe si ser de Cambiemos o del Frente Progresista. Conociendo un poco a los radicales, ellos van a esperar a que el panorama se clarifique. Si Macri tiene viabilidad no dudo que van a estar con Cambiemos y si Macri se desmorona, van a estar en el Frente Progresista. Y Lifschitz está atrapado por esto.

— ¿Que es lo que debe hacer el peronismo para terciar entre el socialismo y Cambiemos que tienen sendas estructuras de gobierno que las respaldan y pretenden el gobierno de la provincia para el próximo período?

El peronismo tiene el desafío de constituirse en una opción de poder para la provincia y para la ciudad de Rosario. Ahora yo creo que la base desde la que se parte, que son los resultados electorales del año pasado, es buena. Hemos mejorado notablemente, ya no estamos partiendo de un veintipico por ciento sino de un tercio del electorado y creo que mucha gente va a ir valorizando el rol del peronismo. El socialismo venía desgastado y no se ve que el gobierno de Lifschitz lo fortalezca, al contrario, sigue el desgaste y el peronismo es una expresión que ha gobernado la provincia de Santa Fe idóneamente y no ha generado nunca ninguna crisis. Hay experiencia de gobierno, hay un claro compromiso en el desarrollo y la producción en la provincia, siempre un gobierno peronista es un gobierno mucho más productivista, así que están dadas las condiciones para ser una alternativa de gobierno. Todo el proceso de unificación gremial también apuntala y fortalece esa estrategia y creemos que en la ciudad de Rosario como en la provincia se va a dar el mismo proceso de unificación gremial como a nivel nacional. Creo que es un proceso interesante y tenemos buenas figuras que pueden ser atractivas para el electorado. Yo lo veo bien, es un proceso interesante con mucha racionalidad el que se viene llevando dentro del justicialismo.

— Pero hay poco margen para que el peronismo tenga chances si no va unido…

— Nuestra posición desde el Movimiento Evita es que tenemos que ir unidos, hay distintas expresiones que tienen legítimas aspiraciones de conducir esto pero deben ir dentro del Partido Justicialista y para eso están las internas abiernas. Para esto nosotros hemos dado muestras desde nuestra participación electoral, que hemos dado batalla pero si perdemos acompañamos y esta creo que deben ser las reglas del juego del peronismo. Divididos no ayuda, nosotros tenemos que demostrarle a la sociedad santafeisna y rosarina que estamos a la altura de las circunstancias y más en una situación de crisis como la que se estamos viviendo. No hay espacio para el personalismo.

— ¿Qué considera se debe hacer con la reforma de la Constitución de la provincia?

— Nosotros somos peronistas y siempre somos reformistas porque para nosotros el modelo constitucionalo que debería regir en la Argentina es el de la Constitución del ’49, con un Estado activo en la economía, que sea el que maneja los servicios públicos, procure la protección de recursos nacionales y con todos los derechos sociales que tuvo esa Constitución. Las actuales no nos gustan, eso como norma general. Después hay que ver la coyuntura política, que si da para eso o no, y ahí tengo mis dudas porque hay un Frente Progresista atomizado, por lo menos fraccionado en dos con Lifschitz por un lado y Bonfatti por el otro. Ahí hay un choque en el sentido de que uno quiere la reelección y el otro no. Y después con el radicalismo y su posición ambigua de no saber si es progresista o conservador, me parece que no hay un marco político favorable a la reforma constitucional pero para sentarnos a discutir, nosotros siempre estamos dispuestos a hacerlo porque queremos que haya instituciones que defiendan el trabajo de los santafesinos, la producción y los derechos de las mayorías.

— ¿Cuál es su expectativa política para 2017 en términos personales?

Bueno, estamos siempre militando. Qué lugar tendré todavía no está definido. Hoy estoy colaborando con Eduardo Toniolli en el bloque justicialista del Concejo, tengo mi responsabilidad dentro del Movimiento Evita y de la fundación Igualar. Sin duda, alguna tendré porque soy militante.