El ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro, afirmó en la noche de este jueves que el objetivo del Gobierno Nacional es que “el Estado se retire de todo lo que puede influir en el sector privado y asuma un rol orientador”.

Al exponer en el plenario de comisiones de la Cámara de Diputados que analiza la denominada Ley Ómnibus, el funcionario trazó un panorama general sobre la situación que encontró el gobierno del Javier Milei en el tema inversiones y advirtió que el sistema de transporte en el Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA) “está prácticamente estatizado”.

“El clima de inversiones es desalentador. Nosotros queremos cambiar este sistema perverso de estructura, no administrarlo mejor. Esto implica un cambio cultural, que requiere una claridad en el planteo y una perseverancia en el tiempo”, enfatizó el funcionario al referirse al Régimen de inversión de Grandes Inversiones, incluido en el proyecto.

En el inicio de su discurso, Ferraro dijo: “Perdemos la perspectiva del estado en que estamos, es una emergencia, una de las situaciones más críticas que ha pasado nuestro país. Se han permitido importaciones por millones sin que existieran los dólares. Políticas desacertadas encerradas en un espiral donde el acceso a la moneda extranjera se ha hecho cada vez más difícil, casi nulo”.

El ministro puso de relieve que en Capital Federal “el transporte público está prácticamente estatizado, porque el 90% de los costos lo paga el Gobierno Nacional y en los trenes se paga el 98%”.

“Eso es cultural, porque parce que lo que paga el Estado Nacional no lo paga nadie, algo que al final vamos a pagar todos. Y así s hiezo uso y abuso de la emisión para llegar a los niveles que se llegaron de inflación”, agregó.

Ferraro, advirtió que “el clima de inversiones es desalentador; porque los que pueden invertir deciden esperar, y aunque existan posibilidades no las quieren hacer en este momento”.

Para el funcionario, “se trata de un cambio para volver a ser un país normal; donde el empresario vuelva a ser empresario, en el mejor sentido de la palabra, y para eso hay que preservarlo”.

“Cuando el empresario ocupa otro rol, de prebendario, implica una negación al riesgo, y queremos que vuelva a su rol, que es el que debería tener como organizador de la sociedad. Su rol creativo, donde el estado poco pueda intervenir, con sus regulaciones para entorpecer”, expresó.

El funcionario trazó el objetivo de “adelantar un clima de inversión para las empresas que están dispuestas hacerse en el país, ya que las decisiones que se toman hoy necesitan un tiempo de maduración”.

“Se trata de un país normal que imaginamos en tres años, con, por ejemplo, la garantía de que no va a haber normas que interrumpan el proceso productivo”, proyectó.

¿Qué pasará con la obra pública?

En otro pasaje de su exposición reivindicó “la obra pública de los años 90” e instó a los diputados a que citen “una gran obra que se haya hecho desde aquellos años hasta hoy”.

“Las obras no se pararon ahora, se pararon en los últimos meses –de la gestión del Frente de Todos– porque se sobregiraron con los gastos. Vamos a terminar la obras en ejecución y vamos a seguir con las que tienen financiamientos multilaterales de crédito”, aclaró el ministro.

También lamentó que “hoy la mayoría de las concesiones iniciadas en aquellos años sean precarias o con prórrogas, como corredores viales, hidrovía o puertos”, e insistió en que “el Estado se tiene que retirar de lo que sea el sector privado, de las regulaciones y de los obstáculos que pone”.

“El sector privado puede tener sus inconvenientes, pero es el único que puede asegurar que funcione bien; porque cada vez que interviene el Estado lo altera. No hay ningún iluminado que le pueda decir al sector privado lo que tiene que hacer”, remarcó.

Por último, al hablar sobre Vaca Muerta, dijo que “hay que mejorar la infraestructura para que lleguen los insumos como el agua, más allá de retirar lo producido”.

“No vamos a despedir a nadie que trabaje”

Al momento de las preguntas, el diputado santafesino de Unión por la Patri, Eduardo Toniolli, lo consultó sobre la posible privatización de los ferrocarriles rememorando “las consecuencias negativas” de lo sucedido en la década del 90 con políticas similares.

Ferraro respondió: “En mi caso coincido con la virtud del ferrocarril; no creemos que debe desaparecer; todos coincidimos en que los de pasajeros están subsidiados en todo el mundo. Pero en Argentina, por esa monumental estructura de las empresas ferroviarias, hay un empleado por cada 50 pasajeros diarios”.

Y agregó: “Hay que eficientizar la operación porque con esa ecuación le doy una camioneta a cada uno de los pasajeros para que lo lleve puerta a puerta”.

Ante la preocupación de los diputados de la Izquierda sobre la posiblidad de que la privatización de empresas generen despidos, el ministro fue contundente: “No vamos a despedir a nadie que trabaje. Nosotros no venimos a despedir trabajadores”.