Enviado especial a Buenos Aires – El proyecto de ley «antibarras» del oficialismo para combatir la violencia en el fútbol no comenzó bien en Diputados y aún resta saber si se logrará la aprobación que demandó el Ejecutivo para que no termine el año sin la norma sancionada.

Los plazos no le son favorables al Gobierno. El trámite exprés que se intentó en un comienzo pasó a ser tema de debate y tratamiento para el período ordinario de sesiones que concluía el 21 y que posteriormente Macri decidió prorrogar hasta el viernes 28 de diciembre.

Más allá de su aprobación, los interrogantes que deja el tema son muchos, si se tiene en cuenta la multiplicidad de factores que intervienen en una temática de aristas ríspidas como las que señaló el diputado Grana, por lo que habrá que estar atentos sobre cual será la profundidad que ofrecerá la nueva ley y qué efectividad tendrá en sus alcances para combatir esta obra maestra de las mafias y sus cómplices.

Finalmente, se oficializó la convocatoria a sesionar el próximo martes desde las 12.30 en Diputados y el proyecto sobre violencia en el fútbol será el principal tema de la sesión. A grandes rasgos, se propone convertir en delitos penales conductas que actualmente se consideran faltas o contravenciones, y se pone el foco en aquellas conductas en las que intervienen barra-bravas o se emplean armas o elementos similares. En el dictamen que surgió de las comisiones se redujeron todas las penas de prisión, de modo que serán excarcelables.

Las diferencias resultaron notorias, hacia dentro del mismo bloque oficialista y de estos con bloques de la oposición. Desde el inició del debate en un plenario de las comisiones de Legislación Penal y Deportes,  el tratamiento se truncó, pese a la voluntad del Gobierno que lo etiquetó como un tema «prioritario».

En el arranque, la presidenta de la Comisión de Legislación Penal, Gabriela Burgos (UCR), aclaró en su intervención que era necesario «dar una señal», avanzar «en el dictamen y concluir en una ley antes de fin de año».

Adrián Grana

El diputado Adrián Grana, del Frente para la Victoria, le hizo saber a Burgos que, «no puede ser una ley para los medios, estamos de acuerdo con la contextualización que se hace, pero no es cierto que no se hizo nada, hubo muchas acciones infructuosas». Y agregó que «de hecho el proyecto que envió el Ejecutivo es muy parecido al proyecto que constituyó en ley Fernando de La Rua en el año 85, donde también se planteó elevar un tercio las penas en el marco de los espectáculos deportivos».

«Este no es un tema nuevo de los últimos años, hay que recordárselo al Presidente de la Nación porque cuando él dice que durante el Gobierno kirchnerista había barras, y cuando terminó había «barrasbravas», es muy particular en boca del Presidente, porque da la sensación que desconoce exprofeso la historia. Hay que recordar por ejemplo el asesinato de un hincha de Racing, Roberto Basile, que el 3 de agosto de 1983 perdió la vida -en la Bombonera- cuando se jugaba el clásico entre Boca y el equipo de Avellaneda», afirmó Grana.

En diálogo con Conclusión, el legislador señaló que estos «hechos desgraciados y mafiosos se vienen dando consecutivamente, desde principios de los 80».

-¿Que habría que hacer diputado?

-Me parece que lo primero que hay que hacer es no hacer política berreta con estas situaciones, y para ello es necesario el mayor nivel de sinceridad y sacar la hipocresía de lado. El problema de la violencia en el fútbol como la que se vio en el superclásico no es un problema de diez o quince violentos e inadaptados. Tenemos que hablar de organizaciones mafiosas que se instalan en torno al fútbol. De las cuales esos inadaptados son parte. Y no necesariamente -a veces sí- son los jefes de esas organizaciones mafiosas.

-¿Por qué cree usted que se dan este tipo de situaciones?

-Hay complicidad de las comisiones directivas de los clubes -muchas veces- hay imposibilidad de que se generen estos hechos mafiosos sin cierta complicidad de dirigentes o de algunos de ellos. Como también es imposible que muchos de estos hechos se produzcan por la complicidad con las fuerzas de seguridad. Además, también es factible que todo esto ocurra por la complicidad de algunos sectores de la política pero no hay que dejar de lado que también es imposible que esta situación se consolide sino es con la complicidad de parte de la Justicia.

-¿Parece entonces que este no es un problema de penas?

-Sí, es bastante más serio, lo primero que tenemos que hacer es darle el tiempo que se merece el tema, y abordar el conjunto de factores que intervienen en un entrecruzamiento de actores.

-¿Hasta dónde hay que llegar para encontrar la solución a la violencia en los espectáculos deportivos y el fútbol en particular?

-En cuanto al fútbol es muy complejo, pero si sabemos algunas cosas, por ejemplo, que hay barras-bravas que manejan pases de jugadores, como fuente de financiamiento ilícito de sus acciones. También sabemos que hay actores en el fútbol que financian estas asociaciones mafiosas con la reventa de entradas, choripanes y gaseosas. No quedan afuera de esos negocios los micros y el turismo. Con las casas de cambio, que muchas veces son de los propios barras-bravas. Esto impone reconocer la complejidad del tema y no dejarse llevar por una parte. El Ejecutivo solo propone que se legisle sobre una parte. No podemos caer en una solución que solo es cosmética. Avanzar con la propuesta del oficialismo no ayuda a que las familias puedan volver a disfrutar en una cancha de un espectáculo deportivo. Porque pasa de ser una contravención a delito ser trapito. No creo que esta sea la solución.

-¿Cuál tendría que ser la mirada y el criterio para llegar a una solución al menos con una respuesta parcial como la de la Justicia?

-Obviamente que si hay una organización delictiva que se financia a través del estacionamiento de autos operando en forma coactiva como se hace en muchas canchas de fútbol, esto no es una contravención sino que se trata de un delito general que está vinculado a una organización mafiosa. No se soluciona nada con convertir la contravención en un delito. Sino que hay que enfrentar el problema de fondo.
Por eso es necesario llevar adelante una discusión lo más amplia posible y no sesgada, a lo que mañana puede ser un titular de diario.