Desde finales del año pasado, ingresaron 25 millones de litros a Mendoza y 15 millones a San Juan, y se espera que para mitad de año lleguen otros 40 millones de litros. Estos caldos luego se fraccionan y se envasan en la Argentina para su posterior comercialización.

Los productores denuncian una maniobra especulativa de bodegueros para empujar a la baja el precio local. Por eso, desde la Asociación de Viñateros Independientes planean un piquete en el puesto de control sanjuanino de San Carlos para frenar el avance de los camiones que van a las bodegas de la región.

«El ingreso de vino chileno se produce en forma descontrolada y como han fracasado otras medidas vamos a hacer un piquete en el ingreso a San Juan para que no sigan entrando camiones», dijo Juan José Ramos, de esa asociación, al Diario de Cuyo.

En 2016, desde San Juan pidieron a Nación que gravara la importación de vinos, pero la respuesta fue negativa. Fueron los gobiernos provinciales de Mendoza y San Juan los que aplicaron un impuesto para proteger a los productores. Esto, de todos modos, no evitó que clásicos en Tetra Brik como Termidor y Uvita ya exhiban la etiqueta de «Procedencia Chile» en sus cartones.

Una menor cantidad de uvas en las cosechas de este año hace prever un aumento natural del precio que pagan los bodegueros a los productores.

Los viñateros aseguran que la estrategia es desleal: desmienten a las bodegas que dicen que en Chile el vino a granel es más barato, para afirmar que pagan los mismos precios del otro lado de la Cordillera. El objetivo es frenar el precio en el mercado local.

Los gobiernos provinciales no planean más medidas que las que ya han tomado. Los que sí han aumentado son los controles que realiza el Instituto Nacional de Vitivinicultura, con más exigencias para que los caldos chilenos puedan llegar a la fase de despacho.

Fuente: Ámbito Financiero