A fines del año 2017 el gobierno de Mauricio Macri le compró al gobierno francés de Emmanuel Macron cinco aviones de guerra Super Etendard. La adquisición, que costó 12,5 millones de euros, se justificó asegurando que los mismos se utilizarían en tareas de seguridad durante la cumbre del G20 en 2018. Sin embargo, ya en el momento de ser adquiridos se sabía que las naves no estaban en condiciones de volar. El Gobierno actual confirmó que serán desechadas.

Tal como se comprobó en las sucesivas investigaciones e informes realizados tanto por la Oficina Anticorrupción, como por la Sindicatura General de la Nación y, hace unos meses, el ministerio de Defensa francés, las aeronaves ya no estaban en funcionamiento cuando fueron ya que «no se encontraban en condiciones de vuelo y su potencial restante ya era bastante débil, razón por la cual la Marina Francesa había dejado de utilizarlas”.

Ya en 2022 el Ministerio de Defensa concluyó a través de una investigación interna y auditoría que los Super Etendard eran aparatos que no se utilizaban y que previamente a la compra de Macri se sabía que no iban a poder volar.

La operación fue firmada por el entonces jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro Oscar Aguad, en tanto que los fondos los dispuso el entonces titular de Economía, Nicolás Dujovne.

El precio definitivo de transferencia de todos los materiales –aviones y elementos complementarios- fue de € 12.550.000, y el pago se efectuó en una única transferencia bancaria, mientras que se abonó otra suma de poco más de un millón de euros por el servicio de transporte puerta a puerta de las aeronaves.

Según la auditoría de la Oficina Anticorrupción antes de la compra, «no se tuvieron en cuenta varios informes preliminares de la Armada Argentina que alertaban sobre la necesidad de garantizar determinados repuestos antes de concretar la transacción». «Los documentos señalaban que, en las condiciones en que se ofrecían las aeronaves, no se encontraban en condiciones de volar requiriendo la ejecución de una serie de trabajos para su puesta en funcionamiento”, detallaron desde la Sigen.

Además, dichas evaluaciones técnicas señalaban que, en forma previa a la compra, resultaba esencial la obtención de elementos críticos para asegurar el funcionamiento de las aeronaves, tales como la pirotecnia de los asientos eyectables y cabina, y el desarrollo de una inspección de los accesorios de oxígeno.

Con estas condiciones, se sugería analizar que varios de esos repuestos esenciales tenían origen inglés, por lo que resultaba necesario tener en cuenta la imposibilidad de adquirirlos ya que, desde 1982, el Reino Unido no vende armamentos militares a nuestro país.

En tanto, el actual ministro de Defensa, Jorge Taiana, también le solicitó al gobierno francés que realice las gestiones para proveer los asientos eyectables y otras piezas clave de las naves para que puedan ponerse en funcionamiento, pero el titular de Desarrollo Internacional de la Dirección de Armamento del Ministerio de Defensa de Francia, ingeniero Gael Díaz De Tuesta, explicó que esto no será posible: «Se nos pidió un esfuerzo para encontrar la solución para que los aviones estén en condiciones de volar. Desafortunadamente y después de haber evaluado todas las posibilidades, lamento informarle que no fue posible cumplir con ese objetivo».

La respuesta de Francia al pedido de Argentina no sólo reconfirma que los aviones nunca hubieran podido volar y nunca lo harán no lo harán jamás, sino que da por tierra con las versiones que han puesto a rodar dirigentes de Juntos por el Cambio que atribuyen al gobierno actual no proveer lo necesario para que las aeronaves se pongan en funcionamiento.

Pero la carta oficial del Ministerio de Defensa francés pone negro sobre blanco, dejando asentado que hubo una reunión en París entre el ministro Jorge Taiana y su par francés, Sébastien Lecornu, para encontrar una solución que permita poner a volar a los Super Eténdard.

Con fecha 17 de marzo, el Ministerio de las Fuerzas Armadas se dirigió a la Argentina para señalar que no se consiguió el objetivo. En la misiva, recuerda «las restricciones del Reino Unido respecto de exportaciones a la Argentina», que atraviesan todos los gobierno por conocidas razones, y señala que estas «impiden conseguir los repuestos para los asientos eyectables».

«Pero, además, como señaló el jefe de nuestra Marina en 2016, hemos perdido la mayor parte de la capacidad que se necesita para mantener operativas estas naves”, se remarca en la misiva, lo que significa que ya en 2016, los franceses habían advertido dichos aviones no podrían ponerse en uso y que no tenían personal para hacerlo.

La excusa del G20

El otro punto a analizar es que, aún si las aeronaves hubieron podido ponerse en funcionamiento, no se habrían podido utilizar en el momento en que se llevó a cabo la cumbre del G20 en Argentina.

¿Por qué? Pues porque la compra se concretó a fines de 2017 y en ese momento no estaban operativos. No sólo había que conseguir los repuestos en cuestión, sino que, en caso de haberse podido acceder a la totalidad el material, había que armarlos. Y, tras su armado, un avión requiere de al menos seis meses de pruebas. Por lo tanto, era imposible ponerlos en funcionamiento para noviembre de 2018.

Habiendo dicho esto, vale recordar que las naves tampoco llegaron al país a tiempo, ya que ingresaron a la Argentina en mayo de 2019, unos seis meses después de finalizada la cumbre.