La «Marcha del Millón» tuvo que contentarse con unas 200.000 personas. Suficiente para dar una imagen de fortaleza y ocupar el domingo las tapas de los diarios afines. Un número esperable, considerando que Larreta obtuvo 900.000 votos en CABA.

¿Cómo se calcula la asistencia? Tomando la superficie ocupada, 4 cuadras y media de la Av. 9 de Julio (siendo muy generosos y tomando por cierto el conteo del diario oficialista La Nación) supone unos 70.000 metros cuadrados, como puede verse en la imagen aquí abajo. 4 personas por m2 se aplica a superficies con las personas muy apretadas entre sí, 2 personas por m2 cuando estas se encuentran más separadas. Tomando un promedio de 3 personas por m2 se trata de unas 210.000 personas.

El diario oficialista La Nación calcula 320.000 personas porque suma personas en calles desde las que no se podía siquiera ver el acto, agrega cuadras y le da una densidad de 4 personas por m2 a casi toda la concurrencia. En cualquier caso, muy por debajo del «millón» del marketing.

Macri dio un discurso nuevamente dirigido al núcleo duro, evitando hablar de economía y focalizándose en una supuesta «lucha contra la corrupción» (el latrocinio propio no cuenta en este slogan), siendo el punto más álgido cuando la muchedumbre reunida vociferó el «¡que vaya presa!», en clara referencia a Cristina Kirchner. El otro leit motiv es la «defensa de la república», extraño en un gobierno que intentó conformar parte de la Corte Suprema de Justicia por decreto y tiene a la «enamorada de Macri» Laura Alonso como titular de la Oficina Anticorrupción.

Entre las perlas del acto: la presencia del «cacique» Félix Díaz, otrora endiosado por diversas izquierdas indigenistas y los micros que llevaron Vidal e intendentes macristas.

Este tipo de actos no mueve el amperímetro del voto nacional. Busca fidelizar a sus votantes y acercar más fiscales. En todas las encuestas Juntos por el Cambio sigue perdiendo por 20 puntos. La apuesta de Macri pasa por meter más diputados en el Congreso y, en su interna con Larreta y Vidal, posicionarse como líder del antiperonismo histórico en los años por venir, una forma de sobrevivir al esperable destino de desfilar interminablemente por los tribunales de Comodoro Py, dada la cantidad de causas judiciales acumuladas durante el presente mandato.