Por Marcelo Chibotta

Carola Nin fue ministra de Educación del gobierno de Jorge Obeid y desde el 10 de diciembre de 2015 asumió una banca en el Concejo Municipal como integrante del bloque Compromiso con Rosario junto a Osvaldo Miatello.

En su oficina, ubicada en el segundo piso del anexo que tiene el poder legislativo de la ciudad en calle 1º de Mayo, ultimaba detalles de un proyecto en compañía de sus asesores. Una ventana que deja entrar la luz generosamente, una mesa cómoda, un escritorio y una biblioteca con varios e infaltables libros conforman el paisaje de su lugar de trabajo, en el que recibió a Conclusión para concederle una entrevista.

Consultada sobre las diferencias que encontró entre su anterior desempeño como ministra y su actual actividad como concejala, Nin expresó que “son importantes porque el Ejecutivo es resolución y vértigo permanente. Soy una persona que aprecia el Estado, su funcionamiento y la posibilidad de resolver temas, y claro que el Ejecutivo es el poder del Estado más cercano a la resolución de los problemas, pero el rol legislativo en Rosario tiene otra característica surgida de su cualidad en cuanto a representar este Estado cercano”.

Enseguida, añadió que “la gente con el primer estado que se encuentra es el Estado municipal y este Estado municipal aborda temáticas, quizás algunos creerán no relevantes, pero sí son aquellas que resuelven la vida cotidiana de la gente”.

“Eso me parece que es un desafío interesantísimo, el Estado municipal a través de su Ejecutivo tiene muchísimas deudas pendientes en la ciudad. Nuestro rol por un lado es marcar las falencias y por otro lado proponer alternativas y en eso estamos”, completó.

—¿Sobre qué ejes encuadra las alternativas que plantea?

—Nosotros tenemos otra idea con respecto a la ciudad que construyó el socialismo, pensamos en otra sociedad y en otra forma de gobernar. Esa idea diferente de Estado, de gobierno y de sociedad que tenemos se materializa en diferentes áreas. Yo específicamente trabajo en la comisión de Ecología, de Cultura y Educación y en la de Derechos Humanos pero tengo posición tomada en las otras áreas.

—¿Cuál es esa otra visión de la ciudad?

—Vemos un Estado que no está modernizado, servicios deficientes, deudas importantes en cuestiones elementales como por ejemplo la recolección de residuos, transporte y la propia política educativa del municipio. ¿Cuál es la política de formación ciudadana que tiene la Municipalidad? Ninguna. No hay. Las diferencias son importantes y creemos que hay que discutir el Estado actual de la gestión socialista que sólo piensa en justificar el status quo de la ciudad. Me preocupa el discurso de la intendenta en la apertura de sesiones que revela el diagnóstico y el plan de acción del socialismo durante los próximos cuatro años. Por un lado está planteando la idea que hay nuevos problemas, cosa que todos entendemos porque aquello que denominan ‘post modernidad’ trae nuevos desafíos a la gestión pública y a la existencia del propio Estado, pero entiendo que eso es un artilugio para evitar hablar de los viejos problemas no resueltos.

—¿Cuáles son esos problemas no resueltos desde su óptica?

—Lo viejo sin resolver tiene nombre y apellido, tienen personas privadas de derecho porque en Rosario hay deudas en lo social, en materia de política educativa o de prestación de servicios que no fueron abordados por la intendenta con la seriedad que se requiere. En realidad se los esbozó y nombró pero no hubo una sola respuesta de cómo se va a abordar el tema de la violencia, del narcotráfico, de la narcocriminalidad. En la cuestión de la recolección de residuos hubo un esbozo de autocrítica, pero no sabemos bien de que se trata. El servicio está mal prestado y los rosarinos destinan 16 de cada 100 pesos al tema de basura. Rosario invierte 1.600 millones de pesos en la recolección de basura y los resultados no están a la vista, lo único que se ve en las calles son los contenedores desbordados, minibasurales a cielo abierto y la gente que se queja por la mala prestación. Es mucho lo que hay que cambiar y mucho lo que tenemos para contribuir para mejorar este panorama.

—En el marco de los nuevos desafíos que plantea esa post modernidad a la que se refirió, ¿considera que habría que rever los sistemas de representación de la sociedad?

—Creo que de  a poco hay que ir avanzando hacia un mejoramiento en cuanto a la representatividad de los cuerpos. Yo presenté a fin de diciembre un proyecto para establecer la banca ciudadana para que el Concejo, además de las 28 bancas, tenga una en la que cualquier ciudadano pueda venir a peticionar y darle visibilidad a cualquier problema que no es mediatizado por dirigentes y que la ocupe cualquier persona que tenga algo para decir.

—¿Eso no va en contra de lo que dice la Constitución en cuanto a que el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes?

—No, porque esto estaría establecido dentro de las pautas de funcionamiento de un cuerpo como es el Concejo Municipal Y de hecho la banca ciudadana existe en un montón de ciudades del país y del mundo. Por ejemplo en Venado Tuerto, en Córdoba o en localidades de la provincia de Buenos Aires, existen.

—Este cuerpo legislativo está caracterizado por su diversidad dado que sus integrantes provienen de variadas extracciones políticas. ¿Estima que ello dificultará la construcción de los consensos?

—En primer lugar veo con beneplácito esta conformación plural y creo que es una obligación llegar a consensos en algunos puntos, porque creo que Rosario está en un momento en el que es necesario ponerle el hombro. Creo que la ciudad necesita del aporte de todos. También me parece que cuando la gente elige también está dando un mensaje porque en las últimas elecciones, desde mi perspectiva, dijo que decididamente no avala mayoritariamente a los gobiernos socialistas porque no pasaron del 30 %, pero tampoco encontró en la oposición una alternativa que seduzca para dar vuelta la página de estos últimos 20 años.

—¿Por qué considera que más allá del poco aval que la sociedad da al Gobierno no encontró una síntesis en las fuerzas opositoras?

—No tengo un diagnóstico exhaustivo de eso pero creo, a partir de una lectura política, que la gente en ese mensaje tiene inteligencia porque cada vez que fue a votar en los últimos años dijo ‘no queremos más socialismo’ pero expresa su voluntad de cambio de diferente manera.

—¿Cómo ve la marcha del Gobierno nacional?

—Honestamente puedo decir que no comparto la visión del mundo y del país que tiene (Mauricio) Macri, ni tengo cosas en común con esa cosmovisión, pero aún así espero que le vaya bien porque espero que le vaya bien a la Argentina. No veo con buenos ojos el inicio de este gobierno.

—¿Y cómo ve al peronismo santafesino de cara a las internas y qué rol debe jugar?

—Siempre trato de correrme del lugar de quien aconseja a un movimiento nacional tan importante como es el peronismo y realmente es el rol que menos me gusta. Me parece que el peronismo tuvo actores en los últimos años que tuvieron responsabilidad institucional importante y que me parece que en este momento, son los que tienen la palabra para decir hacia dónde se tiene que conducir. Soy peronista y siempre digo lo mismo, a mi me gusta definir al peronismo de la manera más personal que uno lo siente. Últimamente  escucho una banda que se llama Estelares que dice: ¿Todo lo que aún no fue roto, lo llevo aquí adentro en mi costado izquierdo? y a mí con el peronismo me pasa eso.

—¿Cuáles son tus expectativas futuras para cuando termine su gestión?

—No sé. Ahora intento hacer lo mejor posible, construir los mejores proyectos y tratar de buscar soluciones a algunos problemas. Soy una persona totalmente apasionada con lo público y seguramente estaré involucrada en proyectos y estaré participando en la vida pública de la ciudad o en mi profesión, como cuando dejé de ser ministra de Educación que volví a dar clases.