La ola de violencia en la que se encuentra inmersa Rosario desde que comenzó el 2020 puso en jaque la eficiencia el ministerio de Seguridad del nuevo gobierno provincial y obligó a las autoridades a tomar nuevas decisiones. Sin embargo, el diputado provincial Carlos Del Frade, adjudicó esta problemática a “una especie de golpe de Estado” al flamante ministro de Seguridad, Marcelo Saín.

Desde que asumió Saín, se pusieron en práctica una serie de medidas con las que se propondría desterrar cualquier tipo de disputa de mando dentro de la fuerza policial.

Entre las medidas estaba la de producir una renovación en la conducción de las 19 unidades regionales y en los principales cargos de conducción de la policía. Para ello, removieron de sus puestos a un gran parte de la fuerza que la nueva gestión considera responsable en parte del problema del delito. De la mano de estos nombramientos el gobierno de Perotti, decidió retiros obligatorios para 30 oficiales superiores, a la vez que cesó de sus funciones a otros.

Otra decisión que hizo ruido entre los principales sectores de la fuerza, fue la intervención de la Jefatura de la Unidad Regional XVII de la ciudad de San Lorenzo por diversas irregularidades que salieron a la luz recién en el 2019.

En el mismo marco, Saín designó a Danilo Villán como jefe interino de la policía rosarina, en reemplazo de Claudio Romano que terminó haciendo un paso fugaz por la fuerza local.

Al comienzo de la gestión, el diputado provincial, del Frente Social y Popular, Carlos del Frade, había advertido sobre las consecuencias de estas decisiones tomadas por el Jefe de la cartera de Seguridad y había afirmado que se estaba “jugando la vida” al “intervenir la Unidad Regional XVII del departamento San Lorenzo y el pase a retiro de varios jefes policiales”.

En ese sentido, Del Frade remarcó que “el manejo de la policía” fue siempre “una cuestión política” dando a entender que toda decisión, trae sus consecuencias.

De esta manera, el legislador provincial advirtió que las medidas tomadas por Saín iban a “golpearlo en lo personal” y describió a los hechos de violencia que tuvieron lugar en Rosario durante los primeros días del año como “una especie de mini golpe de Estado contra el ministro».