El operativo invierno que lleva adelante la Municipalidad de Rosario enfrenta un escenario complejo. La salida de la pandemia y la crisis económica aumentaron la cantidad de personas en situación de calle, realidad que demanda un refuerzo constante de las acciones de intervención por parte del Estado.

Leopoldo Duarte, coordinador del Área de Intervención de Personas en Situación de Calle de la Municipalidad, describió ante Conclusión las tareas que llevan a cabo desde su área y los desafíos con los que se enfrentan a esta altura del año. Si bien indicó que la Secretaría de Desarrollo Humano cuenta con un equipo que trabaja todos los meses, la llegada del frío incrementa la necesidad de reforzar las labores habituales.

El operativo invierno inicia en los primeros días de mayo, con mayor atención en la asistencia alimentaria -en colaboración con los excombatientes de Malvinas, que salen de lunes a viernes a repartir viandas de comida en un circuito ya preestablecido- y rondas sanitarias.

Duarte detalló que la ciudad cuenta con el refugio municipal Felipe Moré (Felipe Moré 929), abierto el resto del año, Sol de Noche y el Hogar Buen Pastor, estos últimos gestionados por organizaciones.

Además, respecto a las recorridas sanitarias, especificó que son realizadas «a partir de las 8 y hasta las 12 de la noche, en articulación permanente con el 147, que es el teléfono al que los vecinos llaman para informar de alguna persona en situación de calle».

De esta manera, al partir de un llamado al 147 puede advertirse la situación de una persona que esté viviendo en la calle y los equipos correspondientes asistirán al lugar para intervenir. Algunas personas acceden a ir a los refugios, pero otras no. En este segundo caso se debate el tipo de abordaje a realizar para que pueda finalmente dejar de estar en la calle.

El contexto socioeconómico influye en el número de personas que viven en situación de calle y la capacidad de respuesta del Estado y las organizaciones. «Felipe Moré inicialmente tenía una capacidad para 50, pero en estas últimas semanas tuvimos que ir ampliándola. Estamos trabajando con un promedio de 65 o 70 personas. Sol de Noche está con 30 personas y Buen Pastor con aproximadamente 45. El número fue creciendo desde que abrimos», explicó Duarte.

«Entiendo -continuó- que también tiene que ver con las bajas temperaturas. Muchas personas que por ahí no accedían a principios de mayo, hoy ya ven esa posibilidad concreta y están alojados allí».

A partir del impacto de la pandemia y la crisis económica, el número de personas en esta situación se mostró en alza. «El año pasado hicimos un censo que arrojó alrededor de 500 personas. Hoy en los refugios hay mucha rotación, con personas nuevas que no conocemos», marcó el funcionario municipal.