Por Aldo Battisacco – Enviado especial a Buenos Aires

Hace un tiempo que se viene escuchando que tal o cual gobierno cayó tras la aplicación de los denominados golpes blando, que según varios analistas también se los denomina como golpe suave, golpe encubierto o golpe no tradicional. En esencia se trata del uso de un conjunto de técnicas conspirativas no frontales y principalmente no violentas, con el fin de desestabilizar a un gobierno y causar su caída, sin que parezca que ha sido consecuencia de la acción de otro poder.

Vale esto para establecer que América latina asistió a lo largo de estos años a varios de estos golpes, como lo fue en el caso de Manuel Zelaya en Honduras, Fernando Lugo en Paraguay, el intento del golpe policial a Rafael Correa, Dilma Roussef en Brasil  y el impedimento de que Lula se presente a elecciones en el mismo país.

En Argentina, un grupo de militares nucleados en el Centro de Militares para la Democracia Argentina (Cemida), advirtió en marzo de 2015 que se estaba realizando sobre el último año de mandato -de Cristina Fernández de Kirchner – un proceso de «esmerilamiento» de su gestión con la intención de dar por tierra con el proyecto político que encarnaba. 

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El Cemida alertó que estas acciones se encontraban en el marco de las estrategias de Estados Unidos, por «la incomodidad que le generó la integración regional que llevan adelante los presidente de América Latina», Suspicazmente esta serie de ataques de «baja intensidad» no se pudieron constatar durante la gestión del presidente Mauricio Macri. 

Recientemente, el golpe de Estado en Bolivia, que se llevó adelante con una represión feroz y sangrienta, con violaciones a los derechos humanos, tortura, desapariciones y violaciones de jovencitas en los cuarteles, ponen de manifiesto que la intención de Washington, es alinear la región a como de lugar. 

A mediados de 2018, el gobierno intentó que las Fuerzas Armadas fueran incorporadas al dispositivo de seguridad interior, sin embargo, la medida ocasionó un gran rechazo por parte de los cuadros militares. En realidad, todo indicaba que la idea del presidente era reprimir los reclamos del pueblo para aplicar el plan de hambre y saqueo, que el gobierno le propuso al FMI.

No obstante, queda lugar para la duda, a comienzos de 2016 el entonces embajador en Wahington, Martín Losteau, firmó un convenio con los Estados Unidos, que facultaba a dirigir la seguridad interior de Argentina. Desde el Cemida, pusieron el grito en el cielo, al enterarse que en noviembre de ese año, el gobierno del Estado de Georgia comunicó que había sido seleccionada como Operadora del Comando Sur dependiente del Departamento de Defensa de los EE.UU., para la República Argentina.

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El dato no es menor si se considera que el escrito consigna que según la documentación oficial de la Guardia Nacional, esta se rige por los objetivos de la política exterior del Departamento de Estado y los de Seguridad del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. La preocupación pasa a mayores, al constatar que el Convenio rubricado, establece que los militare de la guardia nacional de Georgia, podrán intervenir en el país asociado y si resulta necesario tomar decisiones con y por sobre las Fuerzas Armadas, como también las de Seguridad de Argentina. El pretexto, fue el de siempre, «mantener la paz».

AP / Russ Bynum

AP / Russ Bynum

Dos años

Este domingo me llegó al whatsapp de mi equipo móvil, un audio del programa de Daniel Tognetti, quien leyó al aire un escrito que le enviaron a su teléfono celular, en el que le comentaban sobre los riesgos desestabilizadores hacia el futuro gobierno, de parte de las fuerzas de seguridad, en especial -la que refiere- a alzamientos de parte «de la policía». 

Tognetti dijo que el escrito le fue remitido por un «especialista» en el tema, y leyó -solo en parte- lo recibido. Textual: «Creo que lamentablemente dentro del campo nacional no están viendo el programa de fondo. No conocen a las fuerzas Armadas sobre las cuales ya trabajó la Embajada 4 años», y continuó: «Especialmente generales y coroneles y un poco más abajo, algunos creen que esto se soluciona con leyes progres. Con atacar la pobreza y la estabilidad económica, etc». «Mirá Bolivia».

«La potencia, a través del Comando Sur está trabajando a ful para instalar gobiernos afines que le permitan controlar absolutamente el continente. Estamos frente a un nuevo panorama mundial, una guerra de potencias, y si acá no le dan la importancia que tiene hoy, Defensa Seguridad e Inteligencia, podrán mejorar las condiciones políticas, etc. Pero se lo llevarán puesto al gobierno».

Y continuó: «Con una manifestación de cientos de miles, MM tiene un núcleo duro de la derecha reaccionario y afines, un 30% y las fuerzas armadas y de seguridad sin control, o controladas por gente que no conozca esto, esto termina mal. Aunque no produzca la caída del Gobierno (de Alberto Fernandez) lo van a desestabilizar y debilitar para preparar el el terreno». «Dos años necesitan». 

Cabe preguntarse, cual será la política para las Fuerzas Armadas y de Seguridad, que pasará con los acuerdos firmados con los EE.UU. y quienes son los agentes de desestabilización que operan en la República Argentina, con la intención – si así fuera –  de desestabilizar al gobierno electo, en los comicios de octubre de 2019.