La huelga de los gremios del transporte se sentía fuerte esta mañana en el país con piquetes en los accesos a las grandes ciudades, mientras el Gobierno y los jefes sindicales continuaban con su batalla discursiva sobre el impuesto a las Ganancias que pagan los trabajadores que cobran más de 15.000 pesos.

La habitual hora pico mostró un panorama desértico en las estaciones ferroviarias porteñas de Retiro, Constitución y Once, a donde habitualmente llegan cientos de miles de personas desde el norte, el sur y el oeste del Gran Buenos Aires a la Capital para trabajar y estudiar.

Además de los trenes, no había subtes, colectivos, vuelos de cabotaje ni internacionales, peajes, recolección de basura, atención al público en los bancos y tampoco en las estaciones de servicio, y organizaciones sindicales de izquierda realizaban piquetes en los principales accesos a la Ciudad de Buenos Aires.

El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, cuestionó la huelga y afirmó al llegar a la Casa Rosada que «el 95 por ciento» de las personas hubieran ido a trabajar hoy por no estar de acuerdo con el paro si tendrían en qué llegar. «No debería llamarse impuesto a las Ganancias sino impuesto a los ingresos altos porque lo que se hace es transferir recursos de los que ganan un buen dinero a los otros que reciben un beneficio social», dijo el funcionario Aníbal Fernández dijo que la administración central intentó evitar la huelga, pero no hubo la misma intención desde el lado sindical y apuntó principalmente contra el secretario general de la UTA, Roberto Fernández, por «mofarse» de los trabajadores y sugerirles que se muevan en bicicleta.

El jefe de los colectiveros no tardó en salir a responder para defender la medida de fuerza que impulsó junto a otros 21 líderes sindicales y pidió que la presidenta Cristina Kirchner reciba al sector, aunque reflexionó que si el movimiento obrero estuviera unidado, las negociaciones serían diferentes.

«El impacto es completo», dijo el sindicalista al analizar los efectos de la huelga y sostuvo: «No me gusta evaluar. Hemos perdido todos. Este día se pierde, el país pierde mucho y los trabajadores perdemos mucho».

Fernández rechazó que existan motivaciones netamente políticas para haber impulsado la protesta y agregó que la principal preocupación de los jefes gremiales es «el bolsillo» y las condiciones de trabajo de sus «compañeros».

El tributo, que es progresivo según el nivel salarial, afecta a aproximadamente 1 millón de trabajadores sobre una fuerza laboral de 11 millones de asalariados y se aplica sobre los sueldos que superaban los 15.000 pesos en diciembre de 2013.

«Si estuviéramos todos unidos con una sola CGT podríamos negociar de otra manera con el Gobierno. Vamos a tener que buscar urgente la unidad del movimiento obrero y después llamar a todos los que se postulan a Presidente y a los empresarios y sentarnos en una mesa y obligar al Gobierno a que responda», dijo.

Desde el sector sindical más combativo y opositor al Gobierno, el secretario general de la CGT Azul y Blanca, el duhaldista Luis Barrionuevo, dijo que ya analiza un paro de 36 horas para el 15 de abril próximo, en línea con lo que había anticipado Pablo Micheli, de la CTA Autónoma.

«No va a haber respuesta y nosotros el día 15 vamos a hacer 36 horas de movilización. El Gobierno no da respuestas. Hasta con los propios milicos siempre se conversó. Siempre hubo paros, marchas… y se dialogó. Este Gobierno no habla», expresó Barrionuevo.