El domingo asistimos impávidos a un triunfo impactante de la principal fórmula opositora, un batacazo que no se lo esperaban ni los más “papistas”. La sorpresa radica mayoritariamente en el clima virtual generado por encuestadoras y la comunicación hegemónica. Porque cualquier persona bien intencionada, con una mínima observación de la realidad, podría haber vaticinado fácilmente el escenario acontecido el domingo. Un gobierno sin ningún mérito para ofrecer, sin ningua cifra o dato macro ni microeconómico para mostrar, no podía llegar muy lejos.
Quizás por eso, el oficialismo había apostado una vez más a dicotomizar la discusión pública diciendo que lo que se plebiscitaba era República o populismo, pasado o futuro, el mundo o caerse del mismo. Marcos Peña lo había sintetizado cuando dijo que “más que una batalla por el bolsillo, va a ser una batalla por el alma”.
¿Qué fue lo que se puso en la balanza en estas elecciones? ¿Fue solo “el voto heladera”? ¿Por qué ni el más avispado consultor o analista previó un resultado como el que sucedió?
Con la victoria aplastante y la escalada del dólar porque a “los mercados” no les satisface cómo votó más de un tercio de la población argentina, la pregunta que se impone es por los meses que quedan de transición. Es una obviedad decir que todavía faltan las generales pero la diferencia ha sido tan abrumadora que parece irremontable. El momento es harto delicado. El gobierno no debiera revolear culpas a troche y moche, sino, hacerse cargo. Prudencia, mesura y responsabilidad es lo que debe tener la clase política argentina de acá a diciembre, pero el peso de estos días y las decisiones las llevará adelante Macri.
Además, la columna de política internacional sobre el impacto de la tensión entre China y EEUU en los países como el nuestro. ¿Por qué China estornuda y acá nos resfriamos? ¿Cuán alto es el grado de integración y de dependencia financiera para que esto suceda? Hace tiempo que la batalla comercial y la lucha por la primacía global entre estos dos gigantes viene marcando el compás mundial. El mundo se mueve al ritmo de las tensiones y distensiones chino-norteamericanas: de la evolución de sus relaciones y de las decisiones políticas y económicas que tomen ambos gobiernos, depende la estabilidad financiera y económica mundial, así como el repunte del comercio.
Como siempre, mix de noticias internacionales y la recomendación pochoclera de cada miércoles. Política y series, casi como una realidad paralela que nos consume.
