Jorge Brito, fallecido este viernes al caer su helicóptero en cercanías del dique Cabra Corral, a unos 75 kilómetros de la capital salteña, fue un destacado empresario argentino y uno de los máximos referentes de la actividad bancaria en el país y la región.

Nacido en 1952 en Buenos Aires, junto a Marcela Carballo tuvo seis hijos: Milagros, Jorge, Marcos, Constanza, Santiago y Mateo.

Después de un período fuera de la conducción del Banco Macro, en abril de este año volvió a hacerse cargo de la presidencia del Directorio; y entre 2003 y 2016 ocupó la presidencia de Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino (Adeba).

Esa representación de las entidades bancarias argentinas lo condujo, en 2012, hacia la presidencia de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban).

A su vez, como presidente de Adeba, formó parte del Grupo de los Seis (G-6), grupo que reúne a las principales entidades empresariales del país.

Sin duda era uno de los empresarios más poderosos del país y su fortuna lo ubicaba en el top ten de los “millonarios”, además ampliamente beneficiado por la última década de primacía de la valorización financiera por sobre la productiva en la economía argentina.

El Banco Macro también es señalado como uno de los “salvados” por el fisco tras la debacle de 2001.

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Recientemente había planteado sus objeciones al aporte extraordinario de las grandes fortunas, al advertir que «solo creará una rebelión fiscal como nunca se ha visto”.

Tras considerar que el camino elegido por el gobierno para financiarse es «equivocado», estimó que «se recaudará poco, pero se desalentará la inversión».

A comienzos de año había afirmado que «el gobierno anterior -en referencia a la administración de Mauricio Macri- dejó a la Argentina en una situación económica muy mala, entonces reconstruir el aparato productivo y el salario real no va a ser fácil».

Meses después, en julio pasado calificó como “muy importante» a la oferta de reestructuración de deuda que realizó el Gobierno a los tenedores internacionales.

Se trata de «un gran esfuerzo que está haciendo el país para volver a crecer» y que «es lo máximo que Argentina puede pagar», había asegurado.

Esa ambivalencia con el mundo político lo ubicó siempre en las cercanías del poder, especialmente con su capacidad de lobby, más allá de las tensiones. En los 90 fue uno los banqueros icónicos que vieron su imperio expandirse (el otro era Raúl Moneta). La crisis del Tequila lo dejó al borde de fundirse, pero los financistas siempre encuentran el resquicio de alguna mano amiga en las esferas decisivas.

En esas arenas se movía como pez en el agua y prácticamente ningún funcionario se negaba a atender una llamada suya.

En el plano judicial, hace unos meses Brito fue sobreseído, junto a dos ex empleados del Banco Macro, en la causa por supuestas maniobras para la compra de la ex Ciccone Calcográfica.

Como empresario, si bien el núcleo duro de su actividad comercial se encontraba en el rubro bancario y financiero, también lo hizo en el ámbito inmobiliario, agropecuario y energético, entre otros.

Principal accionista de Grupo Macro, poseía negocios inmobiliarios con Vizora y negocios agropecuarios con Inversora Juramento, Frigorífico Bermejo y Cabaña Juramento; y era accionista en Genneia, empresa del sector energético.

Ascenso

Había empezado su carrera en los ´70 como agente de bolsa, y entre 1975 y 1976 fundó junto a su cuñado Ezequiel Carballo la compañía financiera Hamburgo, después renombrada Anglia, con una inversión inicial de u$s 10.000.

Una leyenda nunca probada en la city porteña asegura que Macro es la sigla de «Muy Agradecidos Celestino Rodrigo», porque la devaluación aplicada por el ministro de Economía peronista en 1975, los favoreció y catapultó.

A mediados de los ´90, el Macro comenzó su expansión por el interior, donde se quedó con bancos provinciales y llegó a diciembre de 2001 con la confirmación de la compra del Bansud.

Tras la crisis de 2002, se quedó con el 35% del Scotiabank Quilmes por 20 millones de pesos (unos 5,5 millones de dólares) y lo capitalizó con $288 millones (80 millones de dólares).

Sumó a su red otras 36 sucursales distribuidas en el interior del país. Si bien era muy cercano a la UCR, Brito supo tejer una muy buena relación con Néstor Kirchner, sobre todo tras impulsar un préstamo de $500 millones por parte de la banca al Estado argentino al principio de su gobierno.

No solo cultivó una excelente relación con el dirigente radical Enrique Nosiglia y fuertes sectores del alfonsinismo, sino que también mantuvo excelentes contactos con funcionarios de primera línea de Kirchner.

Su último gran emprendimiento fue Genneia S.A., que produce energía a través de diversas subsidiarias, en especial eólica.