Foto: Archivo

Por Belén Carruba*

Aníbal Ignacio Faccendini (doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales, director de la Cátedra del Agua de la UNR, Magister en Ambiente y Desarrollo Sustentable) es un invitado asiduo del programa Café Internacional emitido por Radio Síntesis. Destacado por su labor en el ámbito de las políticas públicas de acceso inclusivo, social y solidario a fuentes de agua potable. Ofrece su visión para repensar el alcance, los desafíos y las pujas de poder por un recurso finito y agotable, a partir de la bajante más importante en los últimos 30 años del Río Paraná.

– En primer lugar, hay mucha información circulando, pero para ser claros: ¿podemos estimar en qué momento comenzó la bajante y actualmente como se encuentra el caudal con respecto a lo que sería su ´caudal normal´?

– Sin dudas la problemática merece ser interpretada de forma multidisciplinaria abordándola desde la perspectiva del desarrollo sustentable, con un marco científico-sociológico. Podemos entender este fenómeno como una sequía o déficit hídrico que viene desde hace varios meses pero que se ha profundizado desde el mes de marzo del corriente año. El sistema pluviométrico nos indica que en la parte Alta de Brasil donde nace el río Paraná ha disminuido mucho el nivel de lluvias que son las que aumentan y mantienen constante su caudal. Evidentemente esto lleva a una gran sequía, similar a la sequía de 1971. Para comprender un poco la magnitud, el río Paraná en la costa del litoral lleva aproximadamente 15.000mt3 por segundo, ese valor actualmente descendió a 6.000/7.000 mt3 por segundo, lo cual marca la profundidad de esta bajante y su gravedad. Si bien vamos a tener agua potable para consumo no deja de generar obstaculización y dificultad para extraer agua cruda del río, para potabilizarla y distribuirla. Esto también impacta en el sistema de cuencas del Rio de la Plata que afecta desde ya al Río Iguazú, y de forma directa a las Cataratas del Iguazú. Estas corrientes de agua dependen en gran medida del sistema pluvial, y según la información e investigaciones disponibles, hasta septiembre continuaría esta situación, haciendo necesarias respuestas directas a esta problemática.

Nos permitimos repensar el rol de las represas como una construcción de los hombres que viene a impactar directamente en el medio ambiente y en el circuito ecológico-hídrico

– Entonces, ¿qué rol juegan aquí Brasil, las represas hidroeléctricas y la coordinación entre los países de la Cuenca del Plata?

– Hay un sistema de cuencas que viene del Tratado firmado en 1969 sobre la Cuenca del Plata, y la jurisdicción de sus ríos, entre ellos el Paraná.  Allí se identifican áreas de interés común: la realización de estudios, obras, entendimientos operativos e instrumentos jurídicos necesarios para la utilización racional del recurso agua y su aprovechamiento múltiple.

Por otro lado, crea el Comité Intergubernamental Coordinador de los Países de la Cuenca del Plata (CIC). Institución a la que hoy le corresponde el estudio y la elaboración de un informe en base a dos puntos: uno, la incidencia que tiene en la bajante las más de 40 represas brasileñas en el Alto Paraná, y dos, la deforestación en lo que se llama la parte verde atlántica del Brasil, debido al importante rol regulador de estos grandes espacios boscosos que se ven afectados debido al fenómeno de ´sojización´.

> Te puede interesar: La bajante histórica del Paraná ocasiona grandes pérdidas para la agroindustria

Retomando los principios de precaución e incertidumbre propios de la ciencia, nos permitimos repensar el rol de las represas como una construcción de los hombres que viene a impactar directamente en el medio ambiente y en el circuito ecológico-hídrico de la naturaleza. Aquí la pregunta es: ¿cuál es el grado de incidencia de estas obras de ingeniería sobre la bajante histórica?

Es así como desde la UNR (Universidad Nacional de Rosario), con apoyo de Assa (Aguas Santafesinas SA) y el Enress (Ente Regulador de Servicios Sanitarios), pedimos que se eleve desde el gobierno provincial el pedido de un documento sobre la temática al Comité Intergubernamental de Cuencas, dado que hoy no contamos con un informe científico que abarque dichas cuestiones, donde se informe con certeza los impactos y efectos de estos dos fenómenos en la actual sequía. No obstante, debemos dejar en claro que la situación de déficit hídrico es fundamentalmente por la falta de lluvias, eso es lo que marcan los índices pluviométricos. En resumen, podemos decir que desde el ambientalismo inclusivo la combinación de estos tres factores alteró el ciclo y el metabolismo normal que tiene la naturaleza.

La actual pandemia hace visible la desigualdad social, poniendo al descubierto, por ejemplo, la inequidad en el acceso al agua potable para consumo que existe desde hace más de 50 años en áreas como Cabin 9, zona sur, zona norte y Gran Rosario.

– Debemos pensar el impacto social y que es una tarea que nos atañe a todos la de cuidar y usar racionalmente este recurso, siempre debió ser así. Sin embrago, ¿qué acciones a nivel individual podemos tomar? Y actualmente, ¿cuántos rosarinos tienen acceso a agua potable de calidad en condiciones de igualdad?  

– Sin dudas es una tarea de todos racionar y cuidar el uso y consumo del agua potable. Eso mismo es lo que estamos promoviendo a través de la actividad “Consumo solidario y responsable del agua potable” que cuenta con el apoyo de la UNR, la Facultad de Humanidades y Artes, la Facultad de Ciencias Políticas y RRII, la Facultad de Derecho, ASSA, entre otros.  Cuyo objetivo es el acceso a este recurso y su especial provisión a los barrios más vulnerables, siendo importante por sobre todo la solidaridad. Esto implica que los ciudadanos tomen precaución a la hora de su uso cerrando las canillas y evitando su derroche. Por ejemplo, una ducha de 10 minutos equivale al uso de 80 litros, de la cual solo se utiliza la mitad (con un derroche promedio de 40 lts). En este sentido la actual pandemia hace visible la desigualdad social, poniendo al descubierto, por ejemplo, la inequidad en el acceso al agua potable para consumo que existe desde hace más de 50 años en áreas como Cabin 9, zona sur, zona norte y Gran Rosario. Se necesita de conciencia y de responsabilidad ciudadana, para que barrios periféricos y relegados puedan tener un acceso igualitario.

– Teniendo en cuenta que nos enfrentamos al peor brote de dengue de los últimos tres años, ¿qué impactos tiene la bajante en la propagación de enfermedades como el Dengue, Zika y Chikungunya?

– Sin dudas es otra cuestión que también afecta la sequía. Existe el mito de que el Dengue y este tipo de enfermedades infecciosas se dan en situaciones de abundancia o exceso de agua, ya sea inundaciones o subidas importantes del nivel en las cuencas. Pero esto no significa que en situaciones de bajante o disminución del caudal el riesgo de estas afecciones disminuya.  Dos son las principales razones. Por un lado, plantea una cuestión de denuncia socio/ambiental, dado que los sectores vulnerables muchas veces deben buscar agua para su consumo en distintos recipientes y almacenarla, generando situaciones de riesgo que hacen muy propicias la anidación y posterior desarrollo de Aedes aegypti (dengue). Por otro lado, cuando hay bajada en el torrente y las aguas se retiran, dejan ¨charcos¨, aguas barrosas o pequeñas lagunas que son fuentes de proliferación de este tipo de insectos.

Esta crisis hídrica en la provincia deja de manifiesto que como sociedad venimos formateados con un pensamiento caduco propio de la primera y segunda modernidad.

> Te puede interesar: Abrirán durante 12 días las compuertas en Brasil para que crezca el río Paraná

– Por último, y repensado esta crisis hídrica desde el ambientalismo inclusivo, ¿qué vinculación encontramos entre la bajante del Río Paraná y la problemática del cambio climático? Y a nivel político ¿qué acciones deberían ser consideradas?

– En lo que hace al cambio climático, este afecta a todos los sistemas entre ellos el ecológico, ambiental e hídrico. Hay una influencia que es ineludible: estamos en presencia de un bajo nivel pluviométrico, de escasez de lluvias y de una variación en los patrones de precipitación que tienen gran parte de la culpa.

En lo que hace al accionar político, debemos enfocarnos en un ´Estado ambiental de derecho´, de justicia social y ecológica que modifique la visión tradicional del Estado y priorice la intervención en pro de la conservación del medio ambiente. Esta ha sido la gran deuda del neoliberalismo que, sumado a las megacorporaciones, han mostrado una gran ineptitud para resolver los conflictos que afectan a toda la humanidad, priorizando sus intereses económicos/financieros. Por esto mismo se hace necesario un Estado que ponga límites y priorice un ambientalismo consciente que deje de lado el egoísmo, la ambición y la codicia. Un ejemplo actual que surge en medio de la pandemia por el Covid-19 es la promoción del consumo, producción y circulación de bienes y servicios de origen local que promueven la soberanía alimentaria.

En resumen, esta crisis hídrica en la provincia deja de manifiesto que como sociedad venimos formateados con un pensamiento caduco propio de la primera y segunda modernidad. Caracterizado por un fuerte individualismo y la falta de lazos de solidaridad que lleven a la construcción de un todos que deje de lado la crueldad e inequidad. Para lograr esta ruptura es necesaria una política educativa que no tienda a generar una competencia sino la conjugación con el otro creando una ¨Notredad¨ que sintetice en superación las dicotomías y tienda a disminuir el conflicto.

> Te puede interesar: Café Internacional: Ucraniagate y la crisis política en Perú 

*Columnista en el programa Café Internacional