Desde muy temprano familias, militantes, agrupaciones y público en general comenzaron a congregarse en los distintos espacios cercanos al Monumento a la Bandera. El único fin fue celebrar el día de la Enseña Patria.

El predio del parque a la Bandera progresivamente fue colmándose de gente que en las primeras horas comenzó la recorrida por los stands de los distintos ministerios para observar la exposición de las actividades de cada sector.

Algunas agrupaciones, entre Miles, La Cámpora, Peronismo militante, Nuevo Encuentro y Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo fueron algunas de las banderas que se observaron, además de cientos de banderas celeste y blanca.

El clima desde el comienzo y hasta el final del discurso de la Presidenta fue festivo, no se registraron inconvenientes, tanto frente al palco central como en las inmediaciones del predio.

La tensión en el público se empezó a sentir desde comienzo del discurso de la intendenta Mónica Fein hasta finalizado el discurso del gobernador Antonio Bonfatti.

Aunque la primera mandataria municipal  concentró su discurso en la valoración y el compromiso con la política y en los valores democráticos para construir una sociedad mejor, poniendo énfasis en la bandera, la patria y los argentinos, no cesaron los silbidos y abucheos desde el público.

A su turno, el gobernador Antonio Bonfatti corrió la misma suerte aunque inició su discurso con palabras de bienvenida que pretendieron incluir en un mismo lugar a todos apelando a los colores que abrigan a la patria y en el tributo a la memoria de Manuel Belgrano, el reclamo por las diferencia de votos en la últimas elecciones no cesó hasta que pronunció la última palabra.

Luego, llegó el momento más esperado por todos los presentes, que bajo los colores de la celeste y blanca aplaudieron fervorosamente el anuncio del discurso de Cristina Fernández de Kirchner,  la presidenta de los cuarenta millones de argentinos, como la presenta habitualmente la locutora oficial en todos los actos.

Así, ella llegó al atril y un silencio sepulcral se apoderó de lugar, miles de argentinos en un silencio absoluto escucharon el discurso completo de la Presidenta que se extendió por unos 45 minutos.

El discurso fue interrumpido sólo en algunas ocasiones para aplaudir las palabras mencionadas por la primera mandataria o para entonar algún cántico cuando Cristina mencionó a su compañero de vida Néstor Kirchner.

Finalmente la Presidenta, agradeció el afecto que siempre recibió en sus visitas a la ciudad de Rosario y aclaró que “desde el lugar que esté siempre estaré junto al pueblo”.

Así la multitud comenzó a desconcentrar con total tranquilidad, en una tarde soleada aunque fría en lo que fue el último festejo del 20 de junio con la presencia de Cristina Fernández como presidenta de la Nación.

Foto: Florencia Vizzi