Por Edgar Mainhard para Urgente 24

Javier Milei no quiere encontrarse directamente con los gobernadores, mucho menos con los de la Patagonia, quienes lo habían invitado para reunirse el 07/03. Ellos o lo derrotaron o le provocaron un traspié al Presidente rencoroso. ¿A quién puede ocurrírsele que él se sentará con ellos?

Sin embargo, a la vez, Javier Milei comprendió que no podía dejar de ir al encuentro de los gobernadores amables, a menos que tuviera un buen argumento para convencer a la opinión pública de que él no es el victimario que parece. Entonces, el Presidente lanzó la convocatoria para el 25/05 en Córdoba, afirmando, antes y después de su anuncio, que no cree que los gobernadores acepten.

El procedimiento es engorroso y de difícil concreción porque les exige que, antes de encontrarse en Córdoba, ellos se encarguen de la aprobación legislativa de la Ley Ómnibus.

Esto es algo que no sólo sería inexplicable para los jefes provinciales ante sus representados, sino humillante para la mayoría de los legisladores. La zanahoria es dinero pero tampoco se precisó cuánto.

En el mismo texto, Javier Milei lanzó la idea de una modificación de la Ley de Asociaciones Profesionales, y de otras regulaciones sindicales, en un obvio intento de separar a políticos y sindicalistas. En especial, para buscar fracturar el frente peronista, con una versión moderna de aquella Ley Mucci de Raúl Alfonsín. Dicen que fue idea de Patricia Bullrich, ministra de Seguridad de la Nación.

Un problema

Es necesario recordar que cuando se levantó la sesión en aquel encuentro maratónico en la Cámara de Diputados, la moción de La Libertad Avanza fue mal formulada y, entonces, el texto que regresó a la Comisión colectiva no fue el que contenía reformas consensuadas sino el original que había llegado del Ejecutivo.

Ahora, en su propuesta de reflotar la Ley Ómnibus original, Javier Milei rechaza el consejo de sus propios colaboradores de fragmentar aquel texto original en varios proyectos que podrían aprobarse durante el período ordinario de sesiones.

El Presidente reitera el procedimiento que consiste en que los gobernadores se encuentren con los ministros de Economía, Luis Caputo; de Interior, Guillermo Francos; y Jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Pero no serán recibidos por el Presidente hasta que los proyectos sean leyes, y entonces se encontrarán en Córdoba.

Javier Milei insiste en considerarse un monarca o algo semejante. Y es ‘tómalo o déjalo’.

La experiencia indica que nunca Javier Milei siempre rechazó los acuerdos potenciales entre Guillermo Francos y los gobernadores. ¿Por qué en esta ocasión debería resultar diferente?

Otro problema

Durante el discurso del Presidente, éste repitió anteriores críticas y agregó hasta insultos a quienes opinan diferente. Los llamó “degenerados fiscales”, “Casta que empobrece al pueblo”, y prometió proyectos de leyes para exterminar a ese conjunto de personas que tenía delante.

¿Cómo sentarse a acordar con quienes antes se agredió en público, con una barra fervorosa que seleccionó Karina Milei para alentar a Javier Milei, su hermano?

Javier Milei no quiere acordar sino imponer el paquete completo de leyes cuando los gobernadores y otros referentes políticos pretenden seguir los protocolos y normas propias de la negociación convencional, procedimiento que el Presidente o desconoce o desprecia.

Si el Presidente realmente pretende un Pacto de Mayo tendría que modificar la presentación de su oferta. Tal como quedó la escena, el Presidente sólo quería decirles que no a los patagónicos, y no sabía cómo formalizarlo.

Final sin final

Entonces, ¿cómo continuará todo? Javier Milei lo dijo: el Ejecutivo utilizará sus herramientas para avanzar hasta donde pueda.

Pero también amenazó con nuevas batallas porque dijo que quiere que prevalezca la libertad “sin reparar en los costos”.

Si los gobernadores pretenden una tregua o un alto el fuego, deben rendirse. Nada ha cambiado. Fue sólo una ilusión.