Ernesto Fernández, designado por el Papa Francisco obispo auxiliar de Rosario, recibió su ordenación episcopal el viernes 4 de agosto en la parroquia María Auxiliadora de manos del arzobispo y consagrante principal, Eduardo Martín, junto con los coconsagrantes, Sergio Fenoy, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, y Claudio Castricone, obispo auxiliar de Orán (Salta).

Además, participaron de la celebración, Juan Alberto Puiggari, arzobispo de Paraná; Héctor Zordán M.Ss.Cc, obispo de Gualeguaychú; Damián Nannini, obispo de San Miguel; Hugo Santiago, obispo de San Nicolás; Samuel Jofré, obispo de Villa María; Han Lim Moon, obispo de Venado Tuerto; Luis Scozzina OFM, obispo de Orán; Alberto Bochatey OSA, obispo Auxiliar de La Plata y secretario general del Episcopado; Enrique Eguía Seguí, obispo auxiliar de Buenos Aires; Jorge González, obispo auxiliar de La Plata; Alfonso Delgado, arzobispo emérito de San Juan; Luis Collazuol, obispo emérito de Concordia; religiosos, religiosas, laicos, fieles de las diversas comunidades parroquiales, y todos los miembros del presbiterio rosarino.

Previo al rito de ordenación, Martín expresó en la homilía que “la vocación apostólica radica en la elección de Jesús. El modelo del obispo es siempre Jesús, que siendo el más grande se hizo el último de todos, el servidor por excelencia, el que vino no para ser servido sino para servir”.

“Querido Padre Ernesto, es Jesús el que te eligió y te llamó. Hoy sos ungido con el Santo Crisma para llevar la Buena Noticia a los pobres con la fuerza del Espíritu Santo. Con la unción del Espíritu podrás como Pablo no desanimarte ante las dificultades y no callar nada por vergüenza, sino manifestar abiertamente la verdad a todos”, continuó.

Además, dijo al nuevo obispo, “estarás cercano a la gente de nuestro tiempo, especialmente a los que más sufren para llevarles su amor, su perdón, y en su nombre cargar al que se ha perdido sobre los hombros como al más querido de los hijos”. “Te acercarás para que se encuentren con aquel que da el sentido verdadero a la vida y da la certeza que hemos sido hechos, no para la muerte, sino para alcanzar una corona de gloria que no se marchitará jamás”, señaló.

Y manifestó: “Como pastor estás destinado a guiar al pueblo santo de Dios que se te confiará. Con la ordenación episcopal ejercerás una paternidad más honda y dilatada, comenzando especialmente con los sacerdotes, próvidos cooperadores del orden episcopal, extendiéndose a todos los miembros del Pueblo de Dios”.

Finalmente, monseñor Martín pidió a Fernández “que viviendo este ideal, se cumpla tu sueño de que muchos, a través de tu ministerio episcopal, puedan seguir alimentando la ternura de Dios Padre, y que seas un servidor humilde del Pueblo, caminando junto a él, para mayor gloria de Dios y de nuestros hermanos”.

Antes de finalizar la celebración, Ernesto Fernández encomendó su ministerio a la santísima Virgen del Rosario y manifestó: “Son tantos los sentimientos que en este momento llenan mi corazón que no voy a poder expresarlos sin cansarlos, ya que llevaría mucho tiempo contar todo lo que pienso y agradecer a todos los que son parte de mi historia”.

Por eso, dijo, “sólo digo que soy consciente de que soy lo que soy por gracia de Dios, que ha obrado por medio de mi familia primero; y tantos otros después. Por eso les digo gracias a todos ustedes que me ayudaron a configurar mi vida con Cristo”. “Tengo el regalo de tener aquí a mi mamá. Te agradezco mami por haber sido tan buena catequista;  haberme enseñado a conocer a Dios, y hoy por sostenerme con tu oración”, agregó.

Y exclamó: “Gracias a mis hermanos por darme la certeza de que siempre voy a poder contar con ustedes. Gracias a la familia grande porque puedo disfrutar de vínculos sanos y llenos de humor. Agradezco a mis amigos porque sé que siempre puedo contar con ustedes para compartir, para reír, para llorar, y también para corregirme cuando lo necesite”.

“Agradezco al papa Francisco por su confianza, confianza que me compromete a trabajar por colaborar para que su sueño de una Iglesia misericordiosa, misionera y sinodal se vaya haciendo realidad cada vez más. Esta propuesta de nuestro querido Santo Padre le ha dado como una bocanada de aire fresco a mi ministerio sacerdotal”, concluyó.