José María Di Paola, más conocido como el Padre Pepe, fue claro: “Esta crisis es mucho peor que la del 2001. En la cuarentena la gente sabe que hay que quedarse en el barrio por su salud. Pero no sé cuánto tiempo más van a aguantar encerrados con la angustia de estar sin dinero ni changas”.

El Padre Pepe se convirtió desde hace muchos años en el claro referente de los curas villeros que el Papa Francisco avala desde el Vaticano y mantiene un apoyo pleno del Gobierno. Pero esas variables no condicionan a este sacerdote de la villa La Cárcova en José León Suárez, que expresó abiertamente: “Espero que no haya desbordes por la cuarentena. Hasta ahora no vi nada de eso. Aunque es importante que la ayuda del Estado se multiplique en los barrios para contener a la gente”.

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Este sacerdote de una de las villas más grandes del conurbano bonaerense elogió las medidas que están tomando el Ministerio de Desarrollo Social y el de Salud para frenar la pandemia. De hecho, en los 180 Hogares de Cristo que hay en todo el país como el que lidera Pepe en José León Suárez llega ayuda del Estado de diferentes maneras.

“La ayuda del Ejército y los alimentos que nos envía el Estado sirven mucho. Aquí la gente empezó a tomar conciencia de verdad. Incluso muchos vecinos se ofrecen como voluntarios para repartir alimentos y fumigar con agua-lavandina los barrios”, detalló el cura.

En villa La Cárcova ya se preparó una capilla para utilizar como centro de aislamiento preventivo en caso de un brote de coronavirus. Allí el Padre Pepe trabaja con el doctor Héctor Lanza en el acondicionamiento del lugar y el trabajo de asistencia social a la gente que llega a pedir alimentos o remedios.

En el Hogar de Cristo que atienden cada vez hay más jóvenes con problemas de droga. “No podemos dejarlos en la calle. Hay que recibirlos y cada vez son más”, dice Di Paola. No sólo esto. También asegura que muchos centros de atención a drogadependientes de la Ciudad de Buenos Aires o la provincia de Buenos Aires cerraron y la gente recurre a los Hogares de Cristo.

“Esperamos que pronto se vaya flexibilizando la cuarentena y que se empiece a habilitar gradualmente algunos trabajos porque la gente necesita trabajar y tener dinero”, anheló el sacerdote y agregó: “El circulante de dinero ayuda a reactivar el ánimo y la economía en el barrio. Y eso se logra sólo con trabajo”.

En este punto el sacerdote de las villas marca un punto de inflexión: “En muchos países avanzados la gente puede quedarse en sus casas sin problema en cuarentena. Pero en Argentina y en muchos países de América Latina eso es más complicado porque el factor económico es muy importante”.

Respecto a las salidas de los presos el Padre Pepe consideró que “en muchas cárceles que vamos a llevar alimentos vemos que hay un hacinamiento terrible. Hay una superpoblación en las cárceles que no permite el aislamiento social previsto para frenar el coronavirus. Y la función del Estado debe ser velar por eso”.

En este sentido, dijo que “sería sensato liberar a algunos presos para descomprimir las cárceles. Se puede hacer de manera ordenada, con casos puntuales donde haya problemas de salud o los que tengan juicios paralizados. Pero resolver el hacinamiento en las cárceles y descomprimir la angustia de las familias ayudaría mucho en los barrios”.

Fuente: Infobae.com