Entre 1975 y 1976 sucedió en Alemania una de las posesiones demoníacas más polémicas, pero con el paso del tiempo las cosas se han ido comprendiendo mejor.

A Anneliese Michel se le realizaron 67 sesiones de exorcismo, pero murió el 1 de julio de 1976. Su tumba hoy es un lugar de peregrinación.

Se plantea cuál fue el plan de Dios para permitir la posesión de Anneliese Michel, qué mensaje quiso dar y qué actualidad tiene hoy comprender lo que pasó allí.

Anneliese era una joven muy piadosa de una familia fuertemente católica. Vivió en el periodo del inicio de los fuertes cambios en la Iglesia, la fiesta revolucionaria del llamado Espíritu del Concilio Vaticano II, de los años 1970.

Cuando se introdujo la comunión en la mano, Anneliese sintió que era un error, así que dejó de ir a su parroquia y encontró una que mantenía la forma tradicional.

Antes de que comenzaran los signos de posesión, la joven tenía fuertes problemas de salud, le costaba caminar.

Y luego, cuando los demonios llegaron a poseerla, manifestaron que una mujer de la ciudad natal de su madre la maldijo en el vientre de su madre.

En 1973, Anneliese le dijo a un médico que estaba teniendo visiones de seres demoníacos horribles.

Unos meses más tarde, le expresó a otro médico que estaba experimentando hedores horribles, que en ese momento sólo ella podía oler.

A los 20 años tuvo una visión de la Virgen María, que le preguntó si estaba dispuesta a sufrir mucho por la juventud y los sacerdotes alemanes. El sufrimiento sería en forma de posesión demoníaca, ella debía ser un «alma víctima».

La Santísima Virgen María se quejó: “¡Es un gran sufrimiento para mi corazón que se pierdan tantas almas! Es necesario que los sacerdotes hagan penitencia por los jóvenes y por tu país. ¿Estarías dispuesta a hacer penitencia por estas almas, para que tantas de ellas no se pierdan?”.

Además, le señaló que no respondiera de inmediato, sino que lo pensara.

Anneliese habló con su madre Anna sobre la solicitud y sus padres aconsejaron que no aceptara, porque sabían que la penitencia a la que tendría que someterse sería, en gran parte, que los demonios la aterrorizarían ferozmente. Supusieron que si decía que sí, probablemente quedaría significativamente peor que antes.

Pero Anneliese respondió: “No puedo mamá. ¡Si no lo hago, las almas se perderán!”.

La joven pasó gran parte de los siguientes días rezando ante un crucifijo. Los hechos dan cuenta que dijo que sí a la Santísima Virgen.

Entonces, comenzó a experimentar los signos tradicionales de las posesiones, pero agravados, los que deterioraron su salud rápidamente. Aunque durante la posesión, Anneliese iba a misa, rezaba el rosario y recibía los sacramentos.

Desde el 24 de septiembre de 1975, el Obispo otorgó permiso al padre Ernst Alt y el padre Arnold Renz para que le aplicaran el rito oficial de exorcismo durante diez meses. Exorcismos que tuvieron una particularidad, fueron grabados en audio, por eso se los conoce bien hoy.

Otra particularidad de estos procedimientos es que, en dos oportunidades, los demonios parecía que habían sido expulsados, pero unos días más tarde se descubriría que se les permitió volver, junto con otros demonios mudos.

Los demonios dirían: “Queremos salir de esta mocosa. No podemos soportar permanecer en ella por más tiempo. Se queda todo el día en la iglesia”. A lo que el exorcista contestó: “¡Entonces salgan fuera!”

Y Judas el Iscariote, que era uno de los que la poseían, respondió: “No podemos, porque Él no lo permite. ¡El que está allá arriba no lo quiere! Él quiere que nos quedemos.”

Fue Dios mismo quien permitió a los demonios oprimir a Anneliese, para que los pecadores pudieran ser convertidos y ser salvados de la condenación, y para denunciar lo que estaba pasando en la Iglesia. Estaban atados a Anneliese porque ella aceptó libremente la propuesta de la Virgen María.

Anneliese fue poseída por diez demonios, algunos de los cuales se revelaron como Lucifer, Caín, Hitler, Nerón, el padre Fleischmann, y Judas el Iscariote.

Lucifer diría cosas que indican la razón por la que estaban poseyendo a Anneliese.

“Hoy en día, casi nadie cree ya en la Inmaculada Concepción y en la Iglesia. Hoy la mayoría cree que es sólo una comunidad. Los modernistas están matando a la Iglesia cada vez más y trabajamos duro en esto, tirando mucho veneno y por esto la Iglesia está siendo desacreditada. Hoy, son muy pocos los que creen y son fieles a la Iglesia y a sus enseñanzas”, afirmó.

El Padre Renz preguntó a Lucifer: “Tú eres responsable de las herejías”. Y Lucifer respondió: “Sí, y aún tenemos más”.

Y agregó: “Las apariciones de San Damiano y Montechiari, de la Rosa Mística, son ciertas. La Iglesia no las aprobó, este es el fruto de nuestro trabajo. La mayoría ha abandonado al Nazareno. ¡Qué tontos! Los todavía fieles son un pequeño rebaño».

“Si tuvieran una idea de cómo están las cosas abajo, estarían de rodillas día y noche ante el Sagrario. Los niños videntes de Fátima lo han visto. He tenido que decirlo porque la Alta Señora me obliga a ello». La Alta Señora se refiere a la Virgen María. Los sacerdotes deben decir que existo. O de lo contrario todos caerán en el Infierno”, comentó.

Judas por su parte, manifestó: “¡Si la gente supiera lo que les espera por no ir a la iglesia! Estos modernistas son el resultado de mi trabajo y ya me pertenecen”.

“Los religiosos en los monasterios ven la televisión y no rezan lo suficiente, no se arrodillan y reciben la Sagrada Comunión en la mano. Dar la Comunión en la mano fue obra mía. Si no se da la debida importancia al mensaje de Fátima y a la Humanae Vitae, vendrá un nuevo castigo. No durará mucho más. El castigo está llegando. Hoy en día la gente no cree en los ángeles de la guarda. Los ángeles de la guarda son mis enemigos. Los odio, criticó

Y otros demonios han dicho: “Ningún sacerdote debería casarse. ¡Hay que rezar el rosario, si no, es el fin! ¡Los católicos tienen la verdadera doctrina pero corren detrás de los protestantes como prostitutas!

Finalmente, Anneliese murió el 1 de julio de 1976 a la edad de 23 años. Tenía muchas heridas, moretones, cortes y raspaduras en toda la cabeza y la cara, así como dientes rotos. Y las marcas de los estigmas de la Pasión de Cristo.

Los padres y los sacerdotes fueron sometidos a juicio por un tribunal ateo.

Los sacerdotes terminaron absueltos y los padres fueron declarados culpables de homicidio por negligencia, y condenados a seis meses de prisión.