Por Alfredo Sainz

La recuperación del consumo que había empezado a asomar a partir de octubre se cortó en diciembre y el año pasado terminó peor de lo que se esperaba. De acuerdo con un relevamiento de la consultora Kantar Worldpanel, en el último mes de 2017 las ventas de los productos de la canasta básica cerraron en línea con las de diciembre de 2016 y, de esta manera, el año cerró con una baja del 1 por ciento. El dato es especialmente negativo si se tiene en cuenta que la comparación se hace contra un año que ya había sido muy flojo, como 2016.

«El comportamiento del consumo hace que iniciemos un año con un arrastre bajo para 2018, con expectativas no mayores a un 1 por ciento de crecimiento para el primer semestre», según señaló el analista Federico Filipponi, director comercial de Kantar Worldpanel. «Una de las principales causantes para que diciembre no continuara con la tendencia positiva de meses anteriores fue el comportamiento dispar de los diferentes sectores», agregó.

En Kantar Worldpanel destacaron que tanto las bebidas como los productos de cuidado personal, que venían mostrando un comportamiento positivo, finalizaron el mes a la baja, con caídas en volumen del 2 por ciento y el 5 por ciento, respectivamente. Sin embargo, los peores resultados hay que seguir buscándolos en las categorías de los lácteos, que cerraron 2017 con un retroceso del 5 por ciento en las ventas en el último trimestre y así completaron un año con un descenso del 7 por ciento.

En el último trimestre la pirámide social registró un crecimiento homogéneo. Pero el único grupo que tuvo un 2017 positivo en volumen fue el nivel socioeconómico (NSE) bajo inferior (es decir, el segmento más pobre de la población), que cerró el año con un alza del 3 por ciento.

«Para tener un saldo positivo en la canasta de consumo masivo es necesario contar con el desarrollo del NSE bajo superior, grupo al que pertenece el 33 por ciento de la población, que cerró el año con 2 por ciento de caída», advirtió Filipponi.

Por canales, en el cuarto trimestre, el comportamiento se mantuvo con una tendencia similar a la registrada durante el año, con los mayoristas y los pequeños comercios con saldo positivo, mientras que los hipermercados, supermercados y autoservicios despidieron el año con una merma en el volumen.

Las marcas propias de las cadenas fueron las de mayor desarrollo en el último trimestre. «Este efecto se da porque los consumidores buscan ahorro en sus compras y, dentro de las cadenas, las marcas propias se presentan como una opción para cuidar el bolsillo», explicaron en Kantar.

Si se pone la lupa en lo geográfico, se puede ver que la región de AMBA, a pesar de alcanzar en el último trimestre un crecimiento de 4 por ciento, fue el motor de la contracción en términos anuales, al finalizar con un descenso de un 2 por ciento. Mientras que el interior del país, a pesar de marcar una caída de 1 por ciento en diciembre, cerró el año con igual volumen que el anterior.

El dato del fin del veranito de consumo no es menor, si se tiene en cuenta que, según analistas consultados, 2018 apenas mostrará un crecimiento leve, que oscilará entre el 1 por ciento y el 2,5 por ciento anual y bailará al ritmo del aumento de tarifas, el incremento de los servicios privados y el reacomodamiento de los salarios.

Las variables en juego

En efecto, este año el consumo terminará siendo la resultante de otras variables, como industria, construcción, paritarias y quita de subsidios. Su comportamiento seguirá partido en dos, tal como sucedió en 2017; es decir, habrá un primer semestre complicado y unos segundos seis meses de repunte.

Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de Orlando Ferreres, considera que 2018 se va a parecer mucho a 2017 en términos de consumo y arriesga un pronóstico de crecimiento de 2,5%.

En términos de categorías, lo que no habrá esta vez será un disparador diferencial sobre el resto, ya que todas terminarán yendo para el mismo lado (es decir, hacia un crecimiento constante, pero muy tenue).