La esperanza e ilusión que cada cuatro años se resetea en cada futbolero argentino volverá a encenderse mañana, cuando la Selección enfrente a la debutante Islandia en Moscú, por la primera fecha del Grupo D y en el inicio de su camino rumbo a la búsqueda de su tercer título Mundial.

En el estadio del Spartak de Moscú, bajo la bandera del capitán Lionel Messi, Argentina saltará a la cancha a partir de las 10:00 (hora argentina), con arbitraje de Szymon Marciniak y televisación de la TV Pública y TyC Sports.

Pero en medio de la adrenalina que genera esta situación, Argentina no puede olvidarse del sufrimiento que tuvo que pasar para llegar a este Grupo D.

Porque desde que Alemania clavó el puñal en el estadio Maracaná en la final de Brasil 2014, la AFA tuvo cuatro presidentes (uno de ellos designado como interventor por la FIFA), la Selección tres entrenadores, los jugadores otras dos chances de conseguir un título a nivel Mayor y, los hinchas, otra vez el corazón roto.

La llegada de Jorge Sampaoli hace poco menos de un año parecía encarrilar a un equipo que navegaba por la cornisa de los puestos de clasificación de las Eliminatorias sudamericanas.

Sin embargo, hubo que esperar hasta el último partido, ante un alternativo Ecuador en la altura de Quito, para que Messi volviera a salvar las ropas de la Selección y le entregara el pasaje a Rusia 2018.

De esa convulsión trató de aislarse el equipo durante estos últimos meses, charlas mediante con el entrenador principalmente en Europa, y principalmente desde que hace casi un mes se juntaron en el predio «Julio Grondona» de Ezeiza.

Sampaoli probó todas sus variantes, dio vuelta para un lado y para el otro sus 23 convocados, debió tomar decisiones duras como prescindir del arquero Sergio Romero y Manuel Lanzini, por lesiones de rodilla, y determinó un equipo con algunos puntos polémicos.

Sorpresivamente, un día antes del partido, Sampaoli no escondió el once inicial para enfrentar a Islandia: «Entendí que no es tan necesario ocultar el equipo porque ya está definido».

Tal como probó en los seis días previos, el técnico se decidió por la inclusión de Eduardo Salvio como lateral derecho, en un rol diferente, el doble cinco de Javier Mascherano y Lucas Biglia -del que había dicho que veía muy difícil de usar-, y a Sergio «Kun» Agüero como delantero.

«Hoy me parece que la solidez del equipo, no va a estar vinculado por la condición de los jugadores. Tuve la posibilidad de trabajar mucho con Lanzini (después lesionado), la dupla Mascherano-Lo Celso y Mascherano-Biglia, y éstos con el tiempo de trabajo, me di cuenta que tienen mucha capacidad de juntar líneas con sus pases», justificó por el doble cinco que utilizará en Moscú este sábado.

Y agregó: «Esta formación de Argentina es la que necesita para iniciar la Copa del Mundo, pero seguramente por lo que han demostrado los futbolistas con nosotros puede generar modificaciones en el corto plazo».

«También tienen que ver aspectos defensivos del equipo. Mi idea es proteger el centro del campo de juego, porque al tener un lateral como Salvio, nos modificó la estructura defensiva.

Para este primer encuentro, esta sociedad Mascherano-Biglia que se conocen hace tanto tiempo nos permitía resolver esto», resumió.

Sobre la inclusión de Marcos Rojo, explicó: «Nos da perfil de salida, nosotros tenemos que tener una Argentina con identidad, que es el juego, que es el inicio de la elaboración, él nos daba buen pase de inicio y continuidad en la estructura ofensiva».

Acerca de Maximiliano Meza, que desde su trabajo en Independiente se metió como titular, sostuvo: «Es el volante que nosotros estábamos buscando en el fútbol argentino que nos de fluidez, versatilidad por adentro y por afuera, y mucho sacrificio en la defensa. Meza está a la altura de los jugadores que comparte, pero es un jugador que se ha acomodado mucho a lo que Argentina necesita».

En tanto, sobre la resolución del arquero titular fue mucho menos específico: «A Franco lo tuvimos menos tiempo que a Willy y en este tiempo, más allá de la paridad de los tres arqueros, se dio que en realidad teníamos que elegir a uno y elegimos a Caballero».