El juicio oral y público por la muerte de Jonatan Herrera transita sus últimas jornadas. En las mismas los testigos que aún no fueron escuchados aportarán sus versiones para que puedan ser oídas por jueces, defensores, fiscales y querellantes. Este lunes pudo escucharse a el último testigo citado por las querellas y a algunos peritos presentados por las defensas.

Al inicio la jornada se presentó compleja porque Ana, la testigo en cuestión, se mostraba poco dispuesta a prestar declaración en virtud de sentirse atemorizada e intimidada. «Yo sigo viviendo en el mismo lugar y tengo familia, tienen que entender eso», fueron algunas de las primeras palabras que la mujer soltó luego de que el presidente del tribunal, Juan Carlos Curto, exigiera a la fuerza pública que hicieran ingresar a la testigo a la sala.

Si bien las querellas se mostraron dispuestas a desistir del testimonio, la fiscalía no cedió y la vecina de Jonatan Herrera, a quien se consideraba un testigo clave, se vio obligada a prestar declaración.

La mujer terminó reconociendo que su reticencia tiene que ver con el «miedo a la policía» y relató que la fueron a buscar anoche a las 2 de la mañana a su casa, para decirle que tenía que presentarse hoy en la fiscalía. «Dijeron que había llamado el juez y que tenia que venir, pero ¿a las dos de la mañana vienen a hacer eso?, preguntó.

El día en que Jonatan Herrera fue asesinado, Ana Fernández se encontraba, según su relato, en la estación de servicio ubicada en Ayacucho y Boulevard Seguí, comprando cigarrillos, cuando escuchó las detonaciones. Y salió corriendo hacia su casa.

Fernández se vio obligada por el fiscal a leer su declaración puesto que alegaba «no recordar lo sucedido», y de su testimonio surgió que, cuando iba hacia su casa, vio al supuesto ladrón al que perseguía la policía, caer baleado, y que, detrás de una columna donde ser refugió antes de llegar a su hogar, le gritó a Jonatan que trataba de resguardarse detrás de un árbol: «tirate al piso».

Luego de una dura batalla por parte del fiscal Adrián Spelta para conseguir arrancarle algunas palabras a Ana Fernández sobre lo ocurrido aquel día, paradójicamente fueron las repreguntas de las defensas las que sacaron a la luz donde se encontraba la mujer en el momento en que los efectivos disparaban y hacia quienes llegaban las balas

Luego de que Fernández reconociera que, al llegar a la fiscalía dijo que no quería declara porque «le tiene miedo a la policía» , fue interrogada por el doctor Mariano Buffarini, defensor de Ramiro Rosales y la doctora Guzmán, defensora de Glayds Galindo. Fue a través de esas preguntas que quedó claro que Ana Fernández, mientras corría hacia su casa vio al joven delincuente caer baleado por la policía en el Pasaje Villar, que detuvo su carrera junto a una columna que está a pocos pasos detrás de la cual se refugió  y que desde allí pudo ver toda la balacera, que continuaba a pesar de que el supuesto delincuente ya había sido reducido, y la secuencia en la cual Jonatan Herrera corre a resguardarse detrás del árbol, momento en que ella le grita que se tire al piso.

El resto de la audiencia se centró en escuchar a expertos y peritos que intentaron poner precisiones a los hechos.

Para los próximos días se esperan los alegatos finales y la esperada sentencia.

Los hechos

Jonatan Herrera, de 22 años,  fue asesinado el 4 de enero de 2015, mientras se encontraba lavando el auto en la puerta de su casa, en Pasaje Villegas y Ayacucho.

Ese día, efectivos policiales pertenecientes al Comando Radioeléctrico se encontraban persiguiendo a un supuesto ladrón que acababa de cometer un ilícito en una juguetería de Saavedra y San Martín. En ese contexto, cuatro efectivos de la PAT, que viajaban en un colectivo que pasaba por el lugar, se bajaron y se unieron a la persecución y a los disparos que también efectuaban los efectivos del CRE.

En medio de la balacera el joven intentó refugiarse detrás de un árbol. Sin embargo, tres de las más de 20 balas disparadas ese día impactaron en su cuerpo ocasionándole la muerte.

En los inicios de la investigación, fueron detenidos cuatro agentes de la PAT, responsables de algunos de los disparos. Sin embargo faltaba determinar quién había sido el responsable que disparó uno de los proyectiles, justo el que impactó en la cabeza de Jonatan.

Así fue como, luego de una reconstrucción 3D realizada por el fiscal Spelta, pudo determinarse que el mismo provino del arma de Gladys G., oficial que en ese momento revistaba en el Comando Radioeléctrico.

Según los testigos de aquella fatídica tarde, los policías siguieron gatillando aún después de que el ladrón al que perseguían ya había caído frente a la puerta de la casa de Jonatan. Fue en ese momento en que lo alcanzaron 3 de los proyectiles disparados, uno le rozó la cabeza y le provocó el estallido del cráneo, otro se le incrustó en la cadera, y el tercero le perforó un pie. El joven murió en el acto.

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