En una nueva jornada del juicio que se les sigue a Virginia Seguer y Alicia Fernández por el crimen del empresario gastronómico Diego Sarjanovic, las defensas se volcaron a demostrar, a través de los testimonios, el carácter y perfil de las acusadas en tanto que intentaron poner la mira en la actividad financiera que desempeñaba Sarjanovic para MC Catering y, particularmente en sus transacciones, no del todo claras, con cheques y cambio de dinero. Por su parte, tanto la Fiscalía como la querella buscaron, en todo momento, demostrar que las acusadas se encontraban acorraladas económicamente, con deudas que comprometían el Taller de Costura que ambas manejaban lo cual habría proporcionado el móvil del homicidio.

Entre los testigos convocados para brindar su versión de los hechos, destacaron Jorge Enrique Cura, familiar de los dueños de MC Catering y accionista de la misma, quien aseguró que conocía a Sarjanovic de toda la vida, que hacía 15 años en que trabajaba en la empresa familiar y que confiaban 100% en él, algunas de las costureras que trabajaban para la marca Bastet, la marca de ropa que habían creado las acusadas, que ubicaron a Alicia Fernández trabajando en el taller cuando ocurrió el crimen y el de un especialista en informática encargado del peritaje de los teléfonos quien repasó los mensajes de Whatsapp intercambiados entre las imputadas el día del crimen y los días posteriores y también entre otros individuos de relevancia para la investigación. También tuvo su momento el jefe de la Policía de Investigaciones, Daniel Corbellini, quien dio detalles sobre los allanamientos realizados y la actividad desarrollada en la investigación los primeros días.

La parte financiera

Según el testimonio de Jorge Enrique Cura, Diego Sarjanovic manejaba la parte financiera de MC Catering, depósitos, pago a proveedores y otro tipo de transacciones y le habría prestado un dinero a Virginia Carolina Seguer y esa mañana debían encontrarse para que la mujer pudiera devolvérselo. Ante la requisitoria del fiscal Miguel Moreno, Cura dejo constancia que, si bien no conocía con exactitud los ingresos de Sarjanovic, el hombre vivía con lo justo, «tenía un pasar que no era holgado».

Consultado por las defensas  sobre qué es lo que hacía específicamente Sarjanovic y quién lo controlaba, Cura detalló: «Manejaba la parte financiera, de depósitos y pago a proveedores. Nadie controlaba a Sarjanovic, tenia amplia libertad para armar y desarmar posiciones y no era una persona que necesitara controles» en cuanto a qué significa armar y desarmar posiciones: explicó que se trataría de «posiciones económicas, pedir préstamos, cambiar cheques, hacer movimientos bancarios»·

En relación a lo ocurrido el día en que Sarjanovic  perdió la vida, el testigo relató que fue su hermano Matías el que contactó a Virginia Carolina Seguer telefónicamente y que él personalmente la llamó a Alicia Fernández, en una franja horaria entre las 12.30 y las 14 y que, lo que llamo su atención, fue que «Alicia Fernández se mostró muy nerviosa y rompió en llanto».

«Siempre fueron excelentes»

En mayor o menor medida, todos los testimonios de las empleados de Virginia Carolina Seguer y Alicia Fernández coincidieron en un punto, las dos mujeres eran muy buenas personas, buenas como empleadoras, afables en el trato y, sobre todo Alicia Fernández, trabajaba codo a codo, con ellas y «aún mas».

Ademas, las seis testigos coincidieron en que Alicia Fernández estuvo toda la mañana del 4 de septiembre de 2015 trabajando en su taller de Avenida Pellegrini al 1400, y que permaneció allí hasta aproximadamente las 14.30 o 14.45, en que recibió un llamado de Carolina (Virginia Seguer) y se fue porque «Caro la necesitaba». Una de las testigos en particular, Patricia Rodríguez, relató que Alicia «trabajaba con nosotras y más que nosotras, cuando yo me iba ella se quedaba cosiendo y cuando llegaba, ella ya estaba trabajando». Y agregó, con los ojos llenos de lágrimas: «Eran excelentes personas, las vimos arrancar desde cero, y vimos como iban creciendo. Éramos como una familia».

En cuanto a la presencia de Virginia ese día en el taller, todos los testigos coincidieron que estuvo allí durante la mañana temprano y luego por la tarde , cuando le pagó a algunas de ellas. En ese punto, los testimonios difieren, mientras algunas afirmaron que «Carolina actuaba normal», otra de las testigos dijo haberla visto nerviosa, y que le explicó que «había pasado algo». Fue el testimonio de Jessica González el que dio cuenta de que «Carolina estaba mal, estaba nerviosa». También fue la única testigo que dio una respuesta positiva al fiscal Miguel Moreno en relación a si Seguer había llegado acompañada. Mientras todas las testigos anteriores dijeron que no, que  había ido sola, González dijo que «ella llegó con un hombre» a quien no conocía.

En relación a los apremios económicos de ambas mujeres y sus deudas, sobre los que la Fiscalía tiene puesta la lupa, todos los testimonios de las empleadas del taller de costura coincidieron en que luego del robo sufrido por Virginia Seguer en agosto, se veían obligadas a trabajar más horas, para poder cobrar los trabajos y así ir recuperando el dinero. En ese sentido, una de las testigos dijo que ambas mujeres estaban muy preocupadas y otra señaló que había escuchado que si no subsanaban esa situación «el taller podría llegar a cerrar».