Unas 70 mil personas visitaron la tumba del líder cubano Fidel Castro en el cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba, a poco más de un mes del entierro de los restos del ex presidente, fallecido el pasado 25 de noviembre.

La gran piedra gris donde se guardan las cenizas de Castro desde el 4 de diciembre es visitada por un promedio de 2.000 cubanos y extranjeros cada día, reseñó la administradora del cementerio, Yudis García.

En una nota que publica el oficialista diario Granma, García señaló que guarda en su oficina cartas, banderas y dibujos que los visitantes dejan como tributo en la tumba, a la que también han llegado personas desde Guatemala, México, Japón e Italia, entre otros países.

Por el lugar de descanso de Fidel Castro pasaron dignatarios y personalidades internacionales, entre ellos «un príncipe de Arabia Saudita que prometió no cortar su barba hasta que viniera a su tumba», contó la administradora, según la agencia EFE.

Fidel Castro murió en La Habana el pasado 25 de noviembre a los 90 años. Después de permanecer dos días en la emblemática Plaza de la Revolución habanera, las cenizas del líder recorrieron el camino inverso de la Caravana de la Libertad que lo llevó victorioso de Santiago de Cuba a la capital cubana tras el triunfo de la Revolución, en 1959.

La urna de cedro con los restos del ex presidente llegó el 3 de diciembre a Santiago, ciudad considerada la «Cuna de la Revolución» y muy ligada a la historia personal de los Castro.

El 4 de diciembre las cenizas fueron colocadas dentro de una gran piedra gris de la Sierra Maestra, en la que solo se lee «Fidel» en letras doradas y que fue colocada junto al mausoleo del prócer independentista cubano José Martí, Héroe Nacional de la isla.

El mismo día del entierro las imágenes de la televisión estatal cubana mostraron a cientos de personas que se acercaron a rendir homenaje con flores y banderas.

Desde entonces se ha hecho costumbre organizar excursiones desde centros de estudio y trabajo, en ocasiones provenientes de provincias vecinas.

Para evitar el culto a la personalidad y en cumplimiento de la última voluntad de Fidel Castro, el Gobierno cubano aprobó una ley que prohíbe el uso del nombre y la imagen del líder en instituciones, monumentos o con fines comerciales.