Por Florencia Vizzi

La leucemia es un tipo de cáncer de la sangre que comienza en la médula ósea, el tejido blando que se encuentra en el centro de los huesos, donde se forman las células sanguíneas. El término leucemia significa sangre blanca. Los glóbulos blancos (leucocitos) son producidos en la médula ósea y el cuerpo los utiliza para combatir infecciones y otras sustancias extrañas. Las células cancerosas impiden que se produzcan glóbulos rojos, plaquetas y glóbulos blancos maduros (leucocitos) saludables. Entonces, se pueden presentar síntomas potencialmente mortales a medida que disminuyen las células sanguíneas normales.

Esta descripción médica es la explicación exacta de lo que padece Julián, un pequeño de ocho años, con síndrome de Down, oriundo de la ciudad de Villa Gobernador Gálvez.

Lo que el detalle clínico no contiene es todo lo que pasa alrededor de ese niño, los apremios, las ilusiones, las necesidades concretas, el abrazo de los padres o las lágrimas de los abuelos. Y todos esos pormenores son tan importantes como el diagnóstico, ya que de ellos depende la cura.

El caso es que Julián necesita mucha ayuda y solidaridad para afrontar este obstáculo y ganar la pelea, porque es en estos casos en los que las condiciones económicas de una familia se tornan en el eje fundamental que hacen la diferencia entre la vida y la muerte.

“Ayer los médicos nos dijeron que les subieron un poco las plaquetas. Y eso es bueno, porque quiere decir que hay una leve mejoría. Pero a la vez es un problema grande para nosotros, porque si le dan el alta, ya tendríamos que tener listo un lugar, que tiene que ser un lugar  exclusivo y acondicionado  para él”, revela Raúl, el joven abuelo del pequeño, con voz temblorosa.

El diagnóstico llegó hace un mes, sin ninguna sintomatología previa, según el relato de Raúl. Simplemente lo llevaron al hospital de Villa Gobernador Gálvez por unas ampollas en la boca, y ese mismo día lo trasladaron al Hospital Centenario, donde aún permanece internado, y le están aplicando los tratamientos necesarios, entre los que se cuentan quimioterapia y transfusiones de sangre y placas.

“Los médicos nos dijeron que lo que tiene es una leucemia leve y que con un tratamiento de dos años, tiene buena perspectiva de vida”, explica su abuelo, “pero para que eso pase, para que se pueda cumplir con el tratamiento, el nene tiene que estar en un ambiente esterilizado, con todas las cosas nuevas”.

Julián vive con sus padres, su hermana de cinco años y dos abuelos, “pero ese lugar no es apropiado para él ahora”, relata Raúl. “Lo que nos dijeron es que él tiene que estar como un recién nacido, necesita todo nuevo, no puede usar nada de lo que tenía, nada, ni cama, ni colchón, ni ropa, sábanas, cortinas frazadas, todo tiene que ser nuevo. Tiene que tener su propia habitación y su propio baño, sin humedad, sin polvillo, porque todas esas cosas influyen en sus defensas y lo perjudican. Yo le estaba preparando una habitación en mi casa, pero ahora los médicos me dicen que además necesita un baño exclusivo, entonces ya no tengo lugar para eso”.

“Además -relata Raúl-  yo tengo otra hija discapacitada. Tuvo un ataque de meningitis cuando tenía cuatro meses. Ella tiene 28 años, pero es como si fuera una nena, entonces por ahí se complica más para que Juli se quede en casa. No es fácil porque la mamá y el papá de Julián no tienen trabajo. El papá hace changas, pero nada fijo”.

“Gracias a Dios, en el hospital no tenemos que pagar nada, está todo cubierto. No tenemos gastos allí y la atención es de primera. Los médicos se están portando muy bien”, expresa el abuelo, muy agradecido con el equipo de especialistas.

Sin embargo aclara que, de no poder brindarle al nene las condiciones que el tratamiento médico requiere, va a ser muy difícil que el pequeño pueda recuperarse y superar la enfermedad.

“Lo agarramos a tiempo –dice Raúl–, pero depende mucho lo que hagamos ahora para que pueda curarse. Los médicos también recomiendan que esté cerca de la familia, el amor y la contención son parte de la recuperación… No sé si se podrá, veremos qué es lo que conseguimos”.

Uno de los recursos elegidos es el de juntar tapitas plásticas. Recolectar gran cantidad les daría la posibilidad de venderlas e ir juntando el dinero para pagar el lugar que Julián necesita, ya sea que lo construyan o lo alquilen.

“La verdad es que todo fue tan de golpe que recién ahora estamos buscando las alternativas. Ayer nos recibieron en la municipalidad de Villa Gobernador Gálvez para ver si hay algún terreno disponible. Porque podríamos conseguir que nos donen los materiales, mucha gente me ha ofrecido eso, y también ayuda con la mano de obra. Pero nos dijeron que no tienen nada para ayudarnos. Y el tema es que aquí, el tiempo apremia. Cuando Julián salga tiene que tener su lugar”.

“Está respondiendo bien, los médicos nos decían que después de las quimioterapias podía reaccionar mal y también deprimirse. Sin embargo, está bien de ánimo”. Raúl no puede impedir quebrarse al hablar de su nieto: “Es afectuoso, le encanta jugar… no sé cómo explicarlo. Nosotros pasamos mucho tiempo juntos porque yo entro a trabajar a las 5 de la tarde, y él va de tarde al colegio, así que está continuamente conmigo… La verdad es que estamos destruidos con esto, yo trato de ser fuerte, por mi hija y mi mujer, y por él, pero hay momentos en que no doy más. Voy y vengo tratando de conseguir lo que necesitamos… pero a veces me pasa esto”.

Sin embargo, el abuelo recupera enseguida la entereza, y señala que lo más importante ahora es conseguir todo lo que los médicos indican para que el pequeño pueda recuperarse. Y dice que él cree que, con un poco de ayuda, lo van a lograr, que la solidaridad hace milagros.

Aquellos que quieran contactar con la familia de Julián y colaborar, pueden comunicarse a los siguientes teléfonos: 0341- 492-7695 /0341-155- 490596 (Susana o Raúl).