La Cámara de los Comunes votó este miércoles a favor de la ruptura con la Unión Europea, salvando el primer gran obstáculo que se le presentaba al gobierno británico para materializar el divorcio.

El proyecto de ley que permite al gobierno de Theresa May notificar oficialmente la salida de la UE y empezar dos años de negociaciones recibió el voto a favor de 494 diputados y en contra de 122.

Tras esta segunda votación en los Comunes, el borrador tendrá todavía que superar dos votos en la Cámara de los Lores, cuyos miembros, al ser no electos, podrían ignorar «la voluntad del pueblo» y enmendar el texto, pero a riesgo de incrementar los llamamientos a abolir la cámara.

Si la ley completa su recorrido sin problemas y en los plazos previstos, May podría acudir a la cumbre europea de Bruselas del 9 de marzo a invocar el Artículo 50 del Tratado de Lisboa, puerta de salida de la UE.

Siete meses después de la inesperada victoria del Brexit en el referéndum, el voto de los Comunes será otra puñalada a la última esperanza de quienes no se resignaban al resultado: que los tribunales o el Parlamento frenaran la ruptura.

Una de las figuras de la campaña a favor del Brexit, Nigel Farage, exlíder del partido antieuropeo y antinmigración UKIP, se congratuló: «nunca soñé que vería a los Comunes votando abrumadoramente a favor de abandonar la UE».

En cambio, el diputado demoliberal Nick Clegg lamentó que «el gobierno haya tomado la decisión política de buscar un Brexit duro y destructivo, y el hecho de que la ley se haya aprobado sin enmiendas les da un cheque en blanco».

Los diputados le arrancaron una concesión al gobierno a cambio de no entorpecer «la voluntad popular»: poder votar el borrador del acuerdo de ruptura con la Unión Europea.

De todos modos, el gobierno precisó que un rechazo del Parlamento no impediría la salida de la UE. Así, las opciones del Parlamento serían aceptar lo que negocie May o abandonar la UE sin acuerdo.