La coalición internacional liderada por Estados Unidos que bombardea posiciones del Estado Islámico (EI), mató en Siria e Irak a tres jefes de ese grupo islamista, entre los que destaca Abu Salah, un dirigente que controlaba las finanzas de los yihadistas, anunció hoy el gobierno norteamericano.

«Hemos matado a más líderes del EI. Hemos llevado a cabo bombardeos contra tres lí­deres del grupo. Su eliminación disminuirá la capacidad del EI para comandar y controlar tropas y financiar sus esfuerzos», dijo el vocero del Pentágono en Irak, Steven Warren, en rueda de prensa en Bagdad.

En una videoconferencia transmitida en el Pentágono, Warren explicó que la muerte de Abu Salah ocurrió a fines del mes pasado y describió al dirigente, que habí­a pertenecido antes a la red Al Qaeda, como «uno de los miembros más antiguos y experimentados de la red financiera del Estado Islámico».

«Salah es el tercer miembro de la red de finanzas que hemos matado en los últimos meses. Matarlo a él y a sus predecesores afecta al conocimiento que necesita la organización para coordinar su financiación», destacó el portavoz del Pentágono en Irak, citado por la agencia de noticias EFE.

Las fuerzas militares acabaron también el mes pasado con la vida de Abu Maryam, un «lí­der de alto rango» de la red de extorsión del EI, cuya muerte disminuye la capacidad del grupo yihadista para extorsionar a la población civil, según Warren.

Otro ataque mortal, lanzado en las últimas semanas, se dirigió contra Abu al-Tunisi Wakman, que se encargaba de coordinar la transferencia de información, personas y armas dentro del grupo extremista, indicó el Pentágono.

Desde hace más de un año, Estados Unidos lidera una coalición internacional que ataca desde el aire las posiciones del EI con el objetivo de mermar el poder del grupo yihadista, que proclamó a finales de junio de 2014 un califato en Siria e Irak.

La semana pasada, el presidente Barack Obama autorizó desplegar en Irak un contingente de fuerzas especiales «expedicionario» de unos 100 miembros que podrá llevar a cabo incursiones, liberar rehenes, reunir información de inteligencia y capturar a líderes del EI.

Ese contingente podrá realizar, además, «operaciones unilaterales» en Siria, donde Obama también autorizó hace poco más de un mes la presencia de un pequeño grupo de fuerzas especiales estadounidenses.

Siria está sumida en un sangriento conflicto desde marzo de 2011 que causó unos 250.000 muertos y obligó a más de 4 millones de personas a refugiarse en países vecinos y Europa, y a desplazarse a otras partes del país a otros 7,6 millones, según la ONU.

El conflicto comenzó durante la Primavera Árabe, cuando protestas contra el gobierno del presidente Al Assad salió a las calles para pedir una apertura política en un país gobernado por la familia del mandatario desde hace más de cuatro décadas.

Las protestas fueron duramente reprimidas y el conflicto se agravó casi de inmediato con la aparición de una insurgencia armada, que con el tiempo recibió el apoyo político, militar y financiero de las principales potencias occidentales y de muchos de los vecinos, como Turquía y Arabia Saudíta.

Esto profundizó el conflicto armado, que se fue volviendo más complejo, especialmente cuando surgieron milicias islamistas radicales, algunas locales y otras extranjeras, entre ellas el EI, que había nacido en el vecino Irak como un movimiento de resistencia nacional contra la ocupación militar estadounidense.

Los milicianos del EI, cuyo objetivo es instaurar un califato en estos país árabes, luchan actualmente contra el Ejército sirio, pero también contra el resto del heterogéneo frente de milicias opositoras, algunas de las cuales son identificadas por Estados Unidos y Europa como la «oposición moderada» y como los sectores que deberí­an asumir el poder si Al Assad fuera derrocado.

El EI también se declaró en guerra contra Estados Unidos, las potencias europeas y Rusia. El primero lleva más de un año bombardeando desde el aire posiciones del grupo islamista en Siria e Irak, mientras que Moscú se sumó con una ofensiva propia en Siria, coordinada con Al Assad, el 30 de septiembre.

Francia y el Reino Unido también se sumaron recientemente a los ataques al EI en Siria.

En este contexto, el conflicto sirio ha recreado un escenario propicio para revivir las disputas entre Estados Unidos, Europa, por un lado, y Rusia, por otro, como en las mejores épocas de la Guerra Fría.

Pero aún más importante, lo que comenzó como un conflicto interno, no sólo se regionalizó, sino que además ya arrastró a las cuatro de las cinco potencias nucleares ganadoras de la Segunda Guerra Mundial.