Por Guido Brunet

Tadeo dibuja como muchos chicos, pero lo hace con una destreza que pocos poseen. Es que el chico de 13 años recién cumplidos “pinta desde que aprendió a pararse”, cuenta su madre.

Tanto Susana como Marcelo -sus padres- no ocultan su orgullo frente a las obras de su hijo, aunque no pierden de vista la condición de Tadeo y las dificultades que deberá afrontar en su futuro. Pero dejan en claro que él demuestra que “por más que tenga autismo puede hacer muchas cosas, como el resto de los chicos con esta condición”.

La capacidad de Tadeo parece ser instintiva, ya que nunca fue a aprender a algún taller, pero la calidad de sus obras se nota a simple vista. Tal vez porque como dicen sus padres, es una de sus actividades preferidas. “Puede estar horas pintando sin cansarse”, dicen sus progenitores.

En medio de la calle, expuso por primera vez sus dibujos en una muestra de artistas rosarinos en la peatonal Córdoba, que se realizó para difundir la producción local. A Tadeo la organizadora del evento lo vio dibujar e inmediatamente le envió una invitación.

“Por más que tenga autismo puede hacer muchas cosas, como el resto de los chicos con esta condición”

“Él pinta desde siempre, le fascina dibujar. Se enfoca y lo hace”, cuenta Marcelo. Luego, explica la forma en que el joven se aboca a la actividad y el grado de pasión y compromiso que vuelca en ella. “Puede estar varios días trabajando en un dibujo, corrigiendo cosas, hasta completarlo y finalizarlo”, detalla Marcelo.

Susana manifiesta que “ese es su interés restringido, pone todas las ganas en esta actividad”. Ese “interés restringido” es una de las características que suele destacarse en muchas personas con Trastornos del Espectro del Autismo. En casos realizan actividades que los hace sentir seguros y confiados de sus habilidades. Algunos se dedican a la música, deporte o juegos de mesa, por ejemplo. Pero en definitiva, no es ni más ni menos que un gusto o preferencia por algo, como puede tener cualquiera.

Uno de los dibujos muestra una cabeza con diversos emojis de caritas en su interior -aquellas simpáticas caritas provenientes de las redes sociales-. La obra enmarca una fantástica abstracción de algo tan complejo como las emociones en una sola imagen. Al respecto, Susana describe: “Él no puede expresar sus sentimientos, pero en el dibujo nos muestra lo que siente. Esas sensaciones escondidas que no puede verbalizar”.

Educación inclusiva

A pesar de su condición, Tadeo no precisa ir a una escuela especial. Asiste al colegio Pablo Sexto junto con compañeros que no poseen la condición. De hecho, nunca fue a una escuela especial porque ellos “aprenden mediante la imitación”. Aunque Marcelo aclara que lo rechazaron de unos veinte establecimientos.

La exclusión de los niños autistas muchas veces es un obstáculo más que deben superar los padres. El sistema educativo, dicen, los segrega. “Es que no están preparados para recibir a un chico con autismo”, justifica el hombre.

“El Ministerio tendría que capacitar a docentes y directivos”, aconseja Marcelo. «Que tenga autismo no significa que no pueda aprender”, enfatiza el hombre.

“También hay que prepararlo para el futuro, para que no termine como mucha gente que no puede valerse por sí misma. Es importante que la gente sepa que es un camino duro. Esto es una manera de integrarlo a la sociedad, de esta forma él se comunica”, cuenta Susana.

 

Una condición común en el mundo

El Trastorno del Espectro Autista (TEA), difundido desde hace tiempo como Trastorno Generalizado de Desarrollo (TGD), afecta varias áreas del proceso comunicativo, tanto verbal y no verbal, como la socialización y el juego. Aunque los expertos afirman que se trata de una condición tan particular como las personas que la atraviesan.

De acuerdo al Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, el autismo es una condición que afecta a uno de cada 68 niños en el mundo. Y en cuanto al sexo, los casos de autismo son cuatro veces más frecuentes en varones que en mujeres. Puntualmente en Argentina, si bien no hay estadísticas oficiales, se estima que hay alrededor de 400.000 niños.

Susana y Marcelo, los padres de Tadeo pertenecen a TGD Padres TEA, una red de familiares de personas con autismo autoconvocados, que funciona en sesenta puntos en todo el país. En Rosario, la organización es formada por doce pares de padres y funciona desde hace cinco años con el objetivo de visibilizar el trastorno y generar un espacio de contención para los familiares de personas con autismo.

Autismo: grupo de 12 padres trabaja para visibilizar el trastorno