El independentista Quim Torra, recién investido como nuevo presidente de Cataluña, pidió este martes al jefe del gobierno español Mariano Rajoy una reunión, mientras ultima la formación de un ejecutivo para mantener el pulso con Madrid.

Mientras en España crecía la controversia por los artículos con tintes «xenófobos» escritos en el pasado por el nuevo presidente, este editor de 55 años viajó a Berlín para reunirse con su antecesor Carles Puigdemont.

Desde allí, en inglés, reclamó una reunión al dirigente español: «El primer objetivo del nuevo gobierno catalán es ofrecer diálogo al gobierno español».
«Rajoy, por favor, fije fecha y lugar», añadió en una rueda de prensa conjunta con Puigdemont.

Desde Sofía, tras una reunión con su homólogo búlgaro, el dirigente español accedió al encuentro pero advirtió que el diálogo debe enmarcarse dentro de la ley y que no habrá una república independiente como desea Torra.

«Para hablar estoy disponible (…) Es positivo que tengamos una reunión y yo le escucharé con mucha atención», afirmó.
Torra reclamó también al ejecutivo central que devuelva el control sobre las finanzas catalanas después de que Madrid decidiera mantenerlo para evitar que se destine dinero público al desafío independentista.

«No vamos a aceptar estas condiciones», aseguró.

– Controversia por presunta «xenofobia» –

Su elección evitó la convocatoria de nuevas elecciones en Cataluña tras meses de bloqueo e investiduras frustradas de otros candidatos como Puigdemont, cesado del cargo por Madrid tras la fallida declaración de independencia del 27 de octubre.

El nuevo líder se describió a sí mismo como «un presidente en funciones» a la espera del retorno de su antecesor a quien considera el «legítimo presidente».

Pero su investidura quedó eclipsada por una serie de polémicos escritos criticados por la oposición e incluso por la organización independiente SOS Racisme Cataluña.
«Rechazamos el discurso que el señor Torra utilizó de manera reiterada. Un discurso peligroso, irresponsable e inaceptable, basado en prejuicios», señaló la entidad en un comunicado.

En distintos artículos, Torra aseguró que hablar español en Cataluña «no era natural». También describió España como «un país exportador de miserias» o tildó de «carroñeros, víboras y hienas» a aquellos que no defienden la lengua catalana.

«Los españoles vienen a vigilarnos, ¡fuera de aquí de una vez!», decía en un mensaje en 2012 en una cuenta de Twitter ya eliminada.

Estos comentarios generaron malestar en gran parte de la sociedad catalana, que utiliza indistintamente el catalán y el castellano. Se calcula que un 60% de sus 7,5 millones de habitantes tienen sus orígenes en otras regiones de España.

«Defiende la xenofobia», la reprochó el lunes la líder de la oposición Inés Arrimadas, del partido de centroderecha Ciudadanos y natural de Andalucía (sur).

El ministro de Asuntos Exteriores español Alfonso Dastis se mostró preocupado por el surgimiento de «un nacionalismo excluyente» en Cataluña, según el comunicado de un foro de debate en el que participó en Sevilla.

Los comentarios dañan a un movimiento que durante años intentó desmarcarse de los nacionalismos radicales y xenófobos surgidos entre otros países de Europa.

«Lamento que en algunos momentos de máxima excitación hubieran estos excesos», dijo Torra durante una entrevista en la emisora Catalunya Radio, remarcando que «los españoles son un pueblo hermano, un pueblo al que quiero».

– Recuperación de la autonomía –

Después de ser investido el lunes, Torra debe tomar posesión del cargo y formar gobierno, requisito indispensable para que el gobierno español levante la intervención de la autonomía catalana decretada en octubre.

El nuevo presidente quiere contar con algunos de los ministros de Puigdemont encarcelados o que se marcharon al extranjero que fueron destituidos por Rajoy y están acusados de rebelión por el Tribunal Supremo.

«Como todo el gobierno fue ilícitamente cesado, todos los consejeros que quieren reincorporarse al gobierno tienen todo el derecho a hacerlo», dijo Torra desde Berlín.

De ser así, «se debería estudiar y determinar si se ajusta a la legalidad y justifica el levantamiento» de la intervención sobre la autonomía regional, advirtió el delegado del gobierno español en Cataluña, Enric Millo.

Además, Madrid advirtió a Torra que si insiste en la vía de la desobediencia, creando un gobierno en el exilio para Puigdemont o iniciando la redacción de la constitución de una hipotética República Catalana, estas medidas podrían aplicarse de nuevo.