Por Ignacio Fidanza para La Política On Line

 

La semana pasada Nicolás Posse se reunió con Guido Sandleris y Luis «Toto» Caputo. No fue una reunión para ver «como la veían». Posse es hoy el interlocutor designado con la gente de Macri para armar un eventual gobierno que tenga a Milei como presidente. En ese encuentro se trabajó en concreto sobre el plan económico. Tan en concreto que llamaron al ex secretario de Hacienda, Rodrigo Pena, para repasar los números de recaudación, estructura impositiva y gastos del Estado.

La reunión tiene una importancia extraordinaria porque confirma la dimensión del tsunami macrista que está barriendo con lo que se conoció como La Libertad Avanza. Ninguno de los integrantes del equipo económico de Milei formaron parte del encuentro. Ni el designado dolarizador y presidente del Banco Central, Emilio Ocampo, ni el verdadero jefe de los equipos técnicos, el ex viceministro Carlos Rodríguez. Con un agravante: el encuentro ocurría casi al mismo tiempo que Milei ratificaba ante los medios que su propuesta de dolarizar y eliminar el Banco Central seguía incólume y juraba que no iba a permitir que el macrismo avance sobre el área económica. Desde las filas del ex presidente, Sandleris se sumaba a la fantochada, publicando un tuit en el que negaba cualquier contacto con Milei.

En esta columna se publicó hace más de un año que el Plan A de Macri era Milei, que quería sacarse de encima a los radicales, Larreta y Carrió porque le resultaban «muy caros» y cerrar con el libertario porque medía más y no tenía a nadie, de manera que le podía copar todo el gobierno. Desde ese momento hasta la reunión en su casa de Acassuso con Milei, apenas 48 horas después de la primera vuelta, Macri y sus voceros siempre negaron el pacto en marcha. Es lo que hacen, no hay que molestarse.

Ahora, lo que se está viendo es como Macri toma el control de Milei, que aparece sin reacción ni recursos para ponerle un límite. Luego de las generales de octubre en las que vio desvanecerse su sueño de ganar en primera vuelta, se recluyó en el hotel Sheraton Libertador de la Avenida Córdoba. Sólo su hermana, el vocero Guillermo Francos y la diputada electa Lilia Lemoines, pueden acceder libremente a verlo.

¿Por qué el mayor fenómeno político de las últimas décadas, un hombre que en dos años pasó de economista televisivo a candidato a Presidente con chances, se subordina a uno de los políticos con peor imagen del país y además le entrega la parte del león de su eventual gobierno? Acaso haya que bucear en la noche oscura de las generales del 22 de Octubre, las razones de esa capitulación.

«Milei se entregó a Macri, le pone el aparato y lo puede hacer ganar, tal vez pierda algunos puntos del voto joven libertario que está contra la casta, pero lo compensa», analiza un histórico de La Libertad Avanza, que mantiene la agudeza.

Pero volvamos a la economía, que es lo que de verdad se juega. El equipo de Milei en sus dos variantes, la dolarizadora dura de Ocampo y la dolarizadora gradualista de Rodríguez está afuera de las decisiones. No lo van a decir, pero es la situación actual.

El candidato que más se menciona para ocupar el Ministerio de Economía es Federico Sturzenegger, como también anticipó LPO. Caputo, otro de los candidatos de Macri para ese cargo, no pasa el filtro de Wall Street donde todavía lo insultan cuando recuerdan como los dejó atrapados con deudas multimillonarias. «Toto va a estar porque es muy cercano a Mauricio y Nicky, pero por atrás», explicó un hombre que los conoce de cerca a los tres.

Es curioso como suceden las cosas. Milei creció atacando al kirchnerismo, pero también destrozando la experiencia económica de Macri de endeudamiento externo e interno, con especial énfasis en las letras que quebraron el balance del Banco Central. Los dos creadores de ese monstruo, Caputo y Sturzenegger, serán los hombres claves del área económica de una eventual presidencia del libertario. «Es el segundo gobierno de Macri», exagera un consultor.

Posse parece ser el hombre elegido por los jefes de los jefes que desplegaron el experimento Milei, para ocuparse de lo verdaderamente importante. Este ex CEO de Eduardo Eurnekian, encargó a la consultora de Toto Caputo que le presente un trabajo sobre el estado de la deuda externa de la Argentina. «Es como pedirle al asesino que te haga la autopsia de la víctima», bromea un libertario original.

Posse también le encargó al ex ejecutivo de multinacionales, Federico Ovejero, un trabajo sobre una política industrial posible en un gobierno de Macri y Milei.

Lo realmente notable es que en ninguna de estas reuniones está el candidato, el posible presidente, el economista, el que se supone que está ahí porque sabe que hay que hacer para acomodar la macro argentina.

«No compartimos ninguna de las propuestas de Massa, pero el dice muy clarito que va a hacer con el dólar, con la industria, con el campo, con la deuda, con la energía, con el presupuesto; mientras que nuestra propuesta quedó totalmente desdibujada y ahora ni siquiera está claro que vamos a hacer con las Leliqs», sintetizó uno de los hombres que acompañó desde el principio a Milei.

Estamos entonces ante el regreso del doble comando, ahora transformado en un replicante lleno de contradicciones, donde la parte libertaria convive mal con el macrismo corporativo. Un cyborg que camina maldiciendo los efectos de la política que desplegó su otra mitad. Un experimento extraordinario para una Argentina que se especializó en romper el molde.