El primer ministro francés, el socialista Manuel Valls, eludió hoy nuevamente la votación parlamentaria sobre la reforma laboral y anunció un virtual «decretazo» al recurrir a un artículo de la Constitución que permite suspender ese trámite, en un golpe de mano para llevar adelante la controvertida norma que hace más de tres meses es fuertemente rechazada en las calles.

La medida desató críticas desde la izquierda francesa, sindicatos y organizaciones juveniles, a tal punto que todos ellos convocaron para hoy a la décimo segunda jornada de movilización nacional desde que se filtraron en febrero sus primeras disposiciones.

Tras una reunión con su dividido grupo parlamentario, el premier les advirtió: «Basta de jugar. Yo no juego. Asumo mis responsabilidades en interés del país», en alusión al fracasado intento de última hora para pactar alguna enmienda y unir el voto socialista.

La apelación a ese instrumento constitucional (el artículo 49.3 de la Carta Magna) según dijo Valls ante los diputados, fue decidido porque el Ejecutivo está convencido de que es un texto «de progreso social», que responde a las necesidades del país, y «debe adoptarse».

El «decretazo» se produce el mismo día en que debía comenzar en la Asamblea Nacional la segunda y última lectura del proyecto. En la primera, realizada en mayo pasado, Valls también utilizó esta herramienta para sacar adelante el proyecto y enviarlo al Senado.

En consecuencia, la reforma quedará aprobada en esa cámara a menos que la oposición introduzca antes de 24 horas una moción de censura, algo que los diputados conservadores ya adelantaron que no se plantean hacer, según informó la agencia de noticias EFE.
En caso de que se mantenga ese plan y no haya ninguna moción, el texto irá al Senado para una segunda lectura, y en caso de haber discrepancias, pasaría de nuevo a la Asamblea para su votación definitiva, donde el Ejecutivo podría servirse por tercera vez de ese artículo, calificado por la oposición de antidemocrático.

La última vez que el Ejecutivo socialista recurrió a este recurso fue el pasado 10 de mayo en la primera lectura de este controvertido proyecto de ley que toma el nombre de la ministra de Trabajo, Myriam El Khomri.

Valls destacó hoy, en una acalorada sesión parlamentaria en la que el grupo conservador Los Republicanos abandonó el hemiciclo tras anunciarse el recurso al 49.3, que el texto ha sido objeto de un amplio diálogo social y es necesario seguir adelante.

«La estrategia de unos y de otros a menos de un año de las presidenciales no debe bloquear el país. No es intransigencia, pero en este momento difícil internacional y europeo, no quiero dejar que las divisiones alimenten las fracturas», destacó el jefe del Gobierno.

Valls señaló que actúa teniendo en cuenta el interés de los franceses y recordó que el texto responde a la intención de que el país sea más fuerte frente a la competencia internacional, las empresas tengan más flexibilidad a la hora de invertir y los trabajadores estén más protegidos.

A la misma hora en que Valls anunciaba su decisión, las centrales sindicales anunciaban nuevas protestas ante «la deriva autoritaria» del gobierno de Francois Hollande, en un intento por relanzar la ofensiva que busca hace tres meses impedir la aplicación de la ley, rechazada por cerca del 70% de los franceses, según los sondeos.

Foto: Primer ministro francés, Manuel Valls.