Por David Narciso

Unos operarios trabajan contrarreloj en un sector del área de internación, ultiman detalles de una nueva sala de terapia intensiva en la que se destacan boxes con una cama y un sillón a la par, equipamiento de monitoreo de última generación montado sobre las cabeceras y televisores. La TV se puede usar con auriculares para no molestar al resto; y el sillón es para comodidad de las mamás, para que puedan quedarse al lado de sus hijos.

Hace diez meses costaba imaginar que el Hospital Italiano Garibaldi, el mismo que tenía un pie en la cornisa y el otro sobrevolaba el abismo, fuera capaz de sumar tecnología, recuperar actividad, pacientes, contratos con obras sociales, reabrir áreas que habían sido cerradas o vaciadas e incorporar nuevos servicios médicos, como la sala de terapia intensiva infantil que se inaugura el 1° de abril.

Empleos salvados

Quizás el dato más sensible de todo el proceso de caída y resurrección del Italiano pasa por el personal, que pasó meses sin cobrar salarios y veía extinguirse su fuente de trabajo. De los 500 empleados que tenía al momento que estalló la crisis, habían quedado 385 al 1° de junio pasado, día que se hizo cargo el nuevo “inquilino” del hospital. Hoy no se llega al medio millar, pero ya roza los 450.

“El hospital está caminando. El personal cobra de forma regular el cuarto día hábil del mes. También las cuotas por la deuda salarial, que acumuló una acreencia a favor de los trabajadores de entre 14 y 15 millones de pesos, aunque en este caso se venía cobrando el día 10 y este mes se pagó el 20”, afirma Marcelo Liparelli, secretario adjunto de Atsa, el sindicato de la sanidad de Rosario.

Según el dirigente, esa situación “obedece a que las autoridades nacionales de Pami retrasan el sistema de pagos, lo que complica a todas las empresas de salud privada”.

Liparelli le explicó a Conclusión que “se está agrandando la planta de personal. Cuando llegó la nueva administración eran 385 personas. Hoy estamos muy por encima de los 400 aunque aún no llegamos a los casi 500 que había antes”.

Un jugador que saltó de escala

En mayo del año pasado el juez civil y comercial de la 7 nominación Marcelo Quiroga le dio “la llave” del hospital de Entre Ríos y Virasoro a La Casa del Médico Mutual, cuya oferta había sido considerada la mejor por la intervención judicial, fundamentalmente porque garantizaba los puestos de trabajo, reconocía la antigüedad y asumía la millonaria deuda salarial.

La Casa del Médico Mutual se hizo cargo el 1° de junio. La mutual es la herramienta jurídica con la que el Grupo Tita, cuya cabeza es el médico rafaelino Carlos Tita, terminó de hacer pie en Rosario, ciudad en la que el “mercado de la salud privada” está bajo dominio de empresas locales fuertes, que llevan décadas de desarrollo y no están dispuestas a regalar espacio así nomás.

Hace años el Grupo Tita opera el ex sanatorio Julio Corzo bajo el nombre Los Alerces. Haberle ganado a los locales Grupo Oroño (Villavicencio) y Grupo Gamma la pulseada por el malogrado Italiano oxigenó su plan de fondo: consolidar el grupo como un jugador de escala provincial. En la actualidad opera el sanatorio Nosti de Rafaela; Clínica Sunchales; Instituto de Diagnóstico y sanatorio Sagrado Corazón en Santa Fe; y Los Alerces (también en proceso de expansión) y el Italiano en Rosario. Venado Tuerto y Reconquista son los próximos puntos que figuran en su GPS.

El camino de la resurrección

El grupo obtuvo el gerenciamiento del viejo Garibaldi por 20 años prorrogables por otros 10. “A diez meses de habernos hecho cargo, operativamente estamos nivelados, pero todavía no produce para financiar inversión. Todo lo que estamos haciendo en esa materia es con dinero que inyectamos desde afuera. Calculamos que se volcaron entre 30 y 40 millones” en acondicionamiento y refuncionalización edilicia, adquisición de tecnología médica, infraestructura básica y capacitación de personal, afirma Cristian Paschetta, CEO del Grupo Tita.

Con respecto a la planta de trabajadores, explicó que “se está reordenando y distribuyendo personal de acuerdo a la mayor oferta de servicios. Tomamos gente y se trabaja fuerte en capacitación”.

Otro paso clave en la resurrección, coinciden voces empresarias y sindicales, fue la reapertura de lo que denominan “el policlínico”, el edificio que funciona del otro lado de calle Entre Ríos, cerrado en el pico de la crisis. Demandó negociaciones con profesionales e inversión en el edificio, desde la fachada (parte ya está a la vista) hasta el interior. “Costó, pero está funcionando de nuevo”, contó Liparelli, de Atsa.

El Hospital Italiano hoy opera al 70 por ciento de su capacidad. Recuperó la histórica maternidad, ahora bajo el mando del obstetra Fernando Aguilar; y se regularizaron las restantes áreas de servicios médicos bajo una política de gestión propia, a diferencia de la anterior administración que tenía tercerizada la mayoría. Dispone de la mitad de las cápitas de Pami que la anterior administración, pero tiene vigentes convenios de prestación con más de cien obras sociales. La otra pata es la prepaga propia del hospital, que ahora se llama Italmédica. “Se está reordenando y preparando la estrategia de expansión”, informa Paschetta.

Seguimiento judicial

El Juzgado Civil y Comercial N° 7 no recibió objeciones desde que puso a La Casa del Médico Mutual al frente del Garibaldi. Si bien no monitorea la gestión del centro de salud, en esta etapa la labor del juzgado es el seguimiento de las pautas surgidas del concurso de acreedores: cancelación de la deuda salarial a los trabajadores, respeto de todos los empleos y antigüedad y el pago del canon a la Sociedad de Beneficencia, dueña del hospital. Éste último aspecto es central porque con el producido de ese alquiler la Sociedad tiene que cumplir los compromisos con los acreedores que homologaron deuda en 2016 tras caer el acuerdo conseguido en la primera convocatoria de 2010.

La investigación penal

Un tercer capítulo del Italiano todavía no tomó demasiado vuelo, pero se juega en el ámbito de la Justicia penal. En el Ministerio Público de la Acusación, el fiscal Sebastián Narvaja tiene a su cargo la denuncia que los interventores radicaron contra la anterior administración del hospital por graves irregularidades económicas y financieras. Se está realizando una pericia contable que en fiscalía esperan ver a corto plazo para, con el resultado, definir si se profundiza la acción penal contra el directorio que hasta fines de 2015 encabezó el abogado Pablo Melvin.