Por Gisela Gentile

Hoy en día el parto planificado en domicilio no se encuentra prohibido pero tampoco está reglamentado y acompañado por políticas que permitan el desarrollo, ejercicio y derivaciones.

Tal es así que siempre se corta por el hilo más delgado y ante una complicación se desliga a las instituciones. En abril, la partera María Belén Weber quedó detenida 15 días y se la imputó, luego de tres años, por homicidio culposo. La profesional tucumana, licenciada en enfermería y obstetricia, asistió un parto domiciliario en la provincia de San Luis en donde tras presentarse ciertas complicaciones aconsejó a la parturienta a concurrir a una clínica de la ciudad para que le pudieran realizar una intervención.

Ya en  el Centro de Salud Cerhu, los profesionales que la recibieron no tomaron las recomendaciones de Weber de practicarle una cesárea, y tras el monitoreo fetal positivo insistieron con el parto vaginal y le realizaron la peligrosa maniobra de Kristeller, que mal practicada puede provocar serias lesiones en la madre y el bebé.

Finalmente tuvieron que hacerle una cesárea de urgencia y el resultado fue terrorífico, muerte perinatal y extracción del útero de la mujer. Luego de esto no se investigó  a la institución, ni por la muerte del bebé, ni por los irreversibles daños ocasionados  a la madre gestante, pero sí se imputó a la partera que no tuvo injerencia en nada de lo realizado en la clínica.

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Un sinfín de mitos rodean al parto en domicilio y los mismos están relacionados con el acceso al mismo, pudiendo establecer cuestiones ligadas a niveles socios culturales. Puesto que los acompañamientos en domicilio son atribuidos a personas de clase media alta, perdiendo de vista que durante muchos años los mismos eran comunes a todas las clases sociales, tuvieran o no recursos económicos.

“Lo que opera es la falta de información y una cadena sistemática que tiene que ver con el accionar médico operando sobre los cuerpos de las mujeres. Situación que llevó a la institucionalización de los partos a la par que se fueron controlando también los procesos de fertilidad y parto de manera disciplinante”. Así iniciaba la charla con Conclusión Marianela Mennelli, madre, comunicadora social y militante feminista.

“Es importante rescatar el rol comunitario que tienen las parteras, conocer a la familia que va a asistir, sus condiciones, actuar en función de ello, ya que es relevante todo el proceso, ya sean los cuidados del embarazo y post parto. Es importante que la mujer se sienta acompañada en el proceso de convertirse en madre, este rol en nuestra provincia se ve cortado durante la dictadura militar, que hace desaparecer la carrera de licenciatura en obstetricia en la ciudad, quedando reducido a la ayuda al obstetra.”

“La medicina y las instituciones hoy operan sobre los cuerpos de las mujeres de manera violenta, disciplinando lo que es el desarrollo fisiológico del  parto y nacimiento, como un derecho de libertad de la mujer  a vivir su sexualidad. Hoy día se trata de humanizar y respetar los partos pero lamentablemente las parteras, que conocen estos procesos fisiológicos no tienen lugar de acción”, sostuvo la militante.

El equipo que estará durante el parto deberá conocer la salud de la madre, el entorno y las diferentes situaciones de la familia. “Al parto en domicilio pueden acceder aquellas mujeres que cuenten con estándares de salud previo y durante el embarazo. Se aplica también la continuidad de cuidados, que son los controles hasta el día 40, tanto del recién nacido como de la puérpera”.

El parto planificado en domicilio es un modelo de atención seguro y para que sea aún más confiable hay que tomar ciertas decisiones en torno a la articulación con las instituciones ante una posible complicación.“En muchos casos es en la articulación con las mismas donde se dan situaciones violentas, cuando llega la madre o la familia por una complicación por parto en domicilio, quiere ser adoctrinada por el hecho de haber elegido libremente sobre su cuerpo”, enfatizó.

Contar con la experiencia de parir en el hogar y difundir la realidades vividas derriba muchos mitos;  “mi primer hijo hoy tiene más de 5 años, su nacimiento fue en casa y hace menos de un año nació mi segunda hija también con parto planificado en domicilio. Ambos fueron por desear y creer fervientemente que tengo derecho y autonomía sobre mi cuerpo. Claro está que también confío en el proceso fisiológico, soy una persona sana, mis embarazos también lo fueron lo cual me permitió tomar esa decisión. En ambos me realice ecografías, controles y análisis en instituciones.”

“El primero fue acompañado por una obstetra y el segundo por una partera, fue en este último donde mejoró la calidad de atención por los cuidados continuos que empezaron en la semana 37 y se sostuvieron hasta el día 40 después de nacida. Lo cual logró en mí una estabilidad emocional que no había vivido en la primera etapa”, así narraba su experiencia Marianela Mennelli.

Es necesario que el modelo de atención de parto domiciliario planificado se articule y se difunda.  “En todos estos años me vinculé con madres y pude comprobar que las instituciones continúan sin acompañar estos procesos fisiológicos de manera respetada. Es necesario que hagamos juntos un trabajo de conocimiento de las necesidades de la mujer más que de medicalizar, por esto que este año el lema de parto respetado fue “más cuidados, menos intervenciones”. Y fundamentalmente pensar a la mujer gestante y parturienta como una persona sana”, concluyó.

Se logró la ley de parto respetado pero la misma no es llevada a cabo en su totalidad por las instituciones, lo que ha volcado a muchas mujeres a planificar un parto en domicilio. Pero la elección no es totalmente libre ya que si algo saliera mal, sería criminalizada la partera y culpabilizada la mujer por decidir como parir.