Por Nabih Yussef

Chile es el país latinoamericano con mayores índices de abstencionismo electoral. Con un 65% de abstencionismo en las últimas elecciones municipales, la apatía de los chilenos a las urnas se enfrenta con una oferta electoral atomizada por la dispersión de los partidos de centro-izquierda, como también, por la aparición de nuevos candidatos en el escenario electoral.

El próximo 2 de julio, la ciudadanía se dará su primera cita para elegir en las primarias abiertas a los candidatos internos de los frentes electorales. Posteriormente, el 19 de noviembre serán las elecciones presidenciales y -en caso de ser necesario- el balotaje el 17 de diciembre.

Nueva Mayoría ex Concertación, aparece con un candidato “prestado” para las elecciones presidenciales. Sin internas, el periodista autodefinido como “independiente” Alejandro Guillier, pasará directo como candidato único para el 19 de noviembre.

La Democracia Cristiana anunció la ruptura política con Nueva Mayoría y presentará por afuera del frente electoral a Carolina Goic, trabajadora social y actual Senadora.

La izquierda chilena es otra de las sangrías del frente electoral de la presidente Michelle Bachelet. La izquierda creó su propia coalición electoral, el Frente Amplio, integrada por los diputados líderes del movimiento estudiantil chileno, en una apuesta fuerte por reformar el modelo de educación superior del país trasandino. La periodista Beatriz Sánchez y el sociólogo Alberto Mayol disputarán la conducción del Frente Amplio chileno el 2 de julio, con claras ventajas de Sánchez frente a su contrincante inmediato.

En la vereda del frente, la alianza Chile Vamos definirá internas en la centro-derecha chilena. Si bien aparece como favorito el expresidente Sebastián Piñera, el precandidato Felipe Kast viene creciendo fuerte como propuesta de actualización de la derecha trasandina. Más atrás lo sigue Manuel José Ossandón, más preocupado por los casos de corrupción que pesan en su contra que por los números de las encuestas de opinión.

El ex presidente Sebastián Piñera de Renovación Nacional lidera las encuestas con el 26% de las intenciones de voto. Pero su popularidad se encuentra amenazada por las recientes acusaciones de Nueva Mayoría, imputando al precandidato el uso de información privilegiada durante su gestión de gobierno, para utilización privada. Concretamente le imputan compras irregulares de acciones financieras de la pesquera Exalmar y la minera Dominga, adquiridas por el grupo empresario propiedad de Piñera.

El candidato de Renovación Nacional ha salido al cruce de las acusaciones, e hizo responsable al gobierno de Bachelet por ensuciar la campaña electoral con “acusaciones falsas” producto de la “desesperación de Nueva Mayoría por continuar viviendo de las prebendas del Estado”, en alusión a que mucho de sus dirigentes no han tenido una trayectoria por el sector privado. Piñera acusó al gobierno de promover una “campaña de desinformación que busca eludir la discusión de ideas y de propuestas.”

Michelle Bachelet, imposibilitada de un tercer mandato inmediato, asiste de cerca cada movimiento del escenario electoral chileno. Sabe, que si Piñera gana, será el final de la unión estratégica de la centro-izquierda chilena, lo que podría costar no solo las elecciones del 19 de noviembre, sino también las elecciones venideras.

*Analista internacional, subdirector de www.CEIEP.org