Por Franco Albornoz 

Las palabras “identidad” y “verdad” fueron asociadas en estos últimos años a los casos de lesa humanidad. Sin embargo, las personas que aún no conocen sus raíces no son sólo hijos de desaparecidos. Más de 50 rosarinos, apropiados durante los últimos años, buscan conocer de dónde vienen.

«Supuestamente nací el 15 junio 1976 en San Miguel, Buenos Aires. Pero la realidad es que no sé mi fecha real”. Así empezó a contar su historia Liliana Guzmán, madre de dos hijas y representante provincial de “Búsquedas Verdades Infinitas”, una organización destinada a colaborar con la problemática de la identidad biológica.

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A los 17 años se enteró que no era hija de quiénes la habían anotado como propia. Su verdad y el interés por averiguar su origen es el estandarte de una lucha que libra a diario. Hizo de su búsqueda una causa. Tal es así que en su antebrazo izquierdo se puede leer “La identidad no se negocia”. “Es una forma de vida. Por eso me tatué la frase. Cuando estoy por caer me impulsa a seguir”.

La intuición siempre le dijo que no era hija de quienes la criaron. Desde muy chica, sospechó que sus padres de crianza no eran su familia biológica y desde esa duda inició un largo camino, que todavía continúa, para encontrar el origen que le restituya la identidad. “Poco después que falleció mi padre, a los 10 años, empecé a sospechar que era adoptada. Cuando le pregunté a mi mamá me dijo que estaba loca. Armó los bolsos y en menos de un mes estábamos viviendo en Rosario”

En abril de 1994 recibió la noticia que confirmaron todos sus temores. “Tenía 17 años. Después de una discusión fuerte me confesó que yo y uno de mis hermanos no éramos sus hijos biológicos. No podía creer que la persona que durante 17 años me enseñó que nunca debía mentir. Me había mentido toda la vida. Quise saber más. Me comentó que era la menor de muchos hermanos y que mi madre biológica me entregó porque yo estaba enferma. Que cuando nací pesaba poco más de un kilo. La jefa del registro civil de José C. Paz llegó a donde ellos vivían para ofrecerme y le dijo que si no sobrevivía por lo menos pueda tener una sepultura digna”. “Con el tiempo un familiar me confesó que la entrega se realizó a cambio de comida”.

Desde ese momento comenzó a indagar sobre el tema y conoció muchas otras personas que se encontraban en la misma situación. “Pensé que estaba sola con esto. No tenía conocimiento dela cantidad de gente que sufre por no tener rostro. Nos sentimos una gota de aceite en el medio de un vaso de agua. Es la sensación de no pertenecer. Lo más parecido que tenemos es el reflejo del espejo”, confesó.

Fue así que el 12 de octubre de 2013 nace “Búsquedas Rosario”. Esta asociación sin fines de lucro brinda asesoramiento y apoyo a personas que sufren por no saber quiénes son y de dónde vienen. “En la primera reunión éramos 15 personas. Hoy, 3 años después ya pasaron más de 70 personas por la organización. A los que se acercan los contenemos y le transmitimos toda nuestra experiencia. Realizamos una reunión mensual y estamos en permanente contacto”
Como Liliana, más de 50rosarinos apropiados durante las últimas décadas, buscan reencontrarse con sus padres biológicos.

Verónica, por ejemplo, nació el 27 de agosto de 1976. Su madre es de descendencia árabe y vivió en una pensión ubicada en Córdoba y San Martín, Allí la dio a luz en presencia de su mamá y una hermana. Se cree que el apellido paterno puede ser Visconti.

Otro caso es el de Cristian. Él nació en abril de 1974 en Rosario.Lo cedieron a una familia de origen brasilero que vivía en Granadero Baigorria.La entrega se realizó a cambio de dinero en una maternidad que estaba cerca de la Plaza Alberdi. Busca a sus hermanos mellizos, mayores que él, y a sus padres.

Se estima que en Argentina hay 3 millones de personas que no conocen sus raíces. Crecieron con padres adoptivos y la mayoría de ellos aún no lo sabe. La trata y tráfico de personas ocupa el tercer lugar como actividad lucrativa ilegal en el mundo, después del tráfico de drogas y el de armas. Uno de los principales obstáculos para conocer la identidad real de una persona es la negativa de hospitales públicos y clínicas privadas a facilitar los archivos en los que constan los datos natalicios. “Estamos pidiendo, entre otras cosas, un banco de ADN gratuito y universal hace años para que todos los que tengamos una duda podamos acercarnos. No solamente el de Abuelas. También hay una oficina de Derechos Humanos que trabaja con sustitución de identidad pero recién está comenzando a trabajar”

identidad“Cuando se habla en nuestros casos de adopción ilegal, está mal dicho, porque si es adopción no es ilegal. Nosotros somos apropiados. Víctimas del tráfico de niños. Autoridades de la salud que les dicen a muchas madres que sus hijos nacieron muertos cuando no fue así”

Guzmán afirma que el tema es complejo no sólo para la persona apropiada sino también para sus seres queridos. “Vivo para buscar. Es difícil también para los que te rodean. Mi hija más grande que ahora está de mochilera antes de irse me dijo que deje de buscar, que ya está. Muchas veces te dan ganas de bajar los brazos. Pero no me lo puedo permitir. El otro día volví a hablar con ella y me dijo ‘mamá necesito que encontremos nuestra verdad’. Que se comprometa de esa forma y sentir su apoyo fue una de las cosas más lindas que me pasó en la vida”, se emocionó.

En el país cada vez más gente se anima a iniciar la búsqueda de sus orígenes. No negociar la identidad es una necesidad del corazón. Para poder sanar y dejar de lado las dudas.

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En cualquier primera consulta médica se preguntan los antecedentes médicos de la familia. “Cada vez que me preguntan eso no sé qué decir. No le puedo mentir al médico. No sabemos si tenemos enfermedades genéticas. No hay un expediente para consultar. No podemos saber cuándo nacimos, dónde, lo que sucedió, antecedentes médicos, étnicos y culturales. Es difícil”

Ruta del silencio

Todo niño tiene derecho a alimentarse, a una educación, y tener una familia, pero también, tiene derecho a conocer su identidad, a saber de dónde proviene y a decidir qué es lo que quiere hacer con su verdad.

La mayoría de ellos llegaron a sus padres de crianza mediante parteras, médicos o trabajadores del estadoque propiciaron la falsificación de partidas de nacimiento, entre otras maniobras, yse encontraron con un “pacto de silencio” en el momento de querer remover el pasado. De allí surge la dificultad de conocer su fecha de nacimiento real, el sitio donde se efectuó el nacimiento, o en qué situación se dio la entrega. “En las partidas de nacimiento que tenemos se ven patrones comunes. Fechas o lugares que no coinciden. O actas donde, curiosamente, se repiten las mismas firmas, y las mismas parteras”.

Cualquier persona que pueda aportar datos o sea víctima de apropiación puede contactarse al número 3413143939.