El papa Francisco aseguró hoy en Asís que «el mundo necesita el perdón» porque «demasiadas personas viven encerradas en el rencor», al tiempo que criticó que «cuando estamos en deuda con los demás, pretendemos la misericordia» pero «cuando estamos en crédito, invocamos la justicia».

«El mundo necesita el perdón; demasiadas personas viven encerradas en el rencor e incuban el odio, porque, incapaces de perdonar, arruinan su propia vida y la de los demás, en lugar de encontrar la alegría de la serenidad y de la paz», aseveró el Pontífice en la Basílica papal de Santa María de los Ángeles, donde llegó este jueves para una visita de algunas horas para conmemorar el octavo centenario del Perdón de Asís.

«Queridos hermanos y hermanas: el perdón del que nos habla san Francisco se ha hecho cauce aquí en la Porciúncula, y continúa a generar paraíso todavía después de ocho siglos», expresó el Pontífice en la pequeña Iglesia que se erige dentro de la Basílica donde según la tradición San Francisco oyó la llamada de Jesús para llevar una vida de pobreza.

Ubicada a 175 kilómetros de Roma sobre una colina de la región de Umbría, Asís es el lugar de nacimiento del religioso San Francisco, fundador de la orden franciscana y de quien tomó el nombre Jorge Mario Bergoglio al ser elegido Papa el 13 de marzo de 2013.

Según la tradición, en julio de 1216 Francisco pidió al entonces Papa Honorio III que todo el que entrara en la pequeña Iglesia de la Porciúncula ganara gratuitamente una indulgencia plenaria, como la ganaban quienes se enrolaban en las Cruzadas, y de ahí deriva el nombre de «Indulgencia de la Porciúncula» o «Perdón de Asís».

Antes de dirigirse a los fieles, Francisco rezó solo y en silencio dentro de la pequeña iglesia, que también ofrece una «Puerta de la Misericordia» para que los fieles que la atraviesen obtengan la indulgencia plenaria durante el Año Santo convocado hasta el 20 de noviembre.

«En este Año Santo de la Misericordia, es todavía más evidente cómo la vía del perdón puede renovar verdaderamente la Iglesia y el mundo», añadió, frente a más de 4000 fieles que lo vieron llegar en helicóptero antes de que saludara a los superiores generales de las Órdenes Franciscanas presentes.

«Ofrecer el testimonio de la misericordia en el mundo de hoy es una tarea que ninguno de nosotros puede rehuir», agregó Francisco.

«Pedimos a san Francisco que interceda por nosotros, para que jamás renunciemos a ser signos humildes de perdón e instrumentos de misericordia», sostuvo.

En ese marco, Francisco planteó: «Sabemos bien que estamos llenos de defectos y recaemos frecuentemente en los mismos pecados. Sin embargo, Dios no se cansa de ofrecer siempre su perdón cada vez que se lo pedimos».

«El problema, desgraciadamente, surge cuando nosotros nos ponemos a confrontarnos con nuestro hermano que nos ha hecho una pequeña injusticia. En esta escena encontramos todo el drama de nuestras relaciones humanas. Cuando estamos nosotros en deuda con los demás, pretendemos la misericordia; en cambio cuando estamos en crédito, invocamos la justicia«, finalizó antes de regresar al Vaticano en helicóptero.