Un ataque de la milicia Estado Islámico (EI) a la sede de la organización no gubernamental Save the Children en la ciudad afgana de Jalalabad, causó hoy la muerte de seis personas y otras 20 resultaron heridas.

El ataque comenzó cuando un insurgente suicida vestido con uniforme militar detonó los explosivos que llevaba en la entrada del edificio en Jalalabad, capital de la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán, y dio paso al ingreso de otros cuatro asaltantes que empezaron a disparar, dijo el vocero de la Policía, Hazrat Hussain.

La milicia radical reivindicó el ataque poco después con un texto difundido en la red de mensajes Telegram, reproducido por la agencia de noticias Amaq, vinculada a los islamistas.
Según el EI, la «operación de martirio» tenía como objetivo dos instituciones extranjeras, «una británica y una sueca», y un organismo gubernamental afgano.

El vocero del gobernador de Nangarhar, Attaullah Khugyani, explicó que dos guardias de seguridad y un civil murieron en el ataque, en el que también fallecieron tres asaltantes.
«Unos 45 trabajadores que estaban atrapados en el edificio fueron rescatados y evacuados», añadió Khogyanai, citado por la agencia de noticias EFE.

El vocero de la Policía de Nangarhar, Hazrat Hussain, en tanto, dijo que la operación de búsqueda de atacantes en el edificio continúa.

Según el canal local TV Tolo, el ataque comenzó temprano a la mañana y testigos contaron que tras la primera explosión los alumnos de una escuela privada cercana salieron corriendo desesperados.

Save the Children suspendió hoy su trabajo y anunció que volverá a funcionar «tan pronto como haya seguridad», informó en un mensaje difundido en las redes sociales.
Fundada hace 98 años y con base en Londres, Save The Children es una ONG internacional que promueve los derechos de los niños llevándoles ayudas a las zona más pobres de los países en vías de desarrollo.

El movimiento insurgente talibán se distanció del ataque. En un mensaje en Twitter, su vocero, Zabihullah Mujahid, aseguró que la ofensiva «no tiene nada que ver» con ellos.

El ataque sacudió Nangarhar, provincia fronteriza con Pakistán y una de las zonas más inseguras de Afganistán, reseñó la agencia EFE.
Allí operan los talibanes y el EI tiene su principal bastión en el país, por lo que suele ser escenario de ataques contra objetivos civiles y militares.