El jefe del gobierno italiano Giuseppe Conte y el presidente francés Emmanuel Macron pidieron la creación de centros europeos para tramitar las solicitudes de asilo de los migrantes en sus países de origen, una medida que busca evitar nuevas tragedias en el Mediterráneo.

«Debemos crear centros europeos en los países de partida», dijo Conte en una conferencia de prensa conjunta con Macron en París tras la crisis provocada por la gestión del barco humanitario «Aquarius», que ahora se dirige a España con 629 migrantes a bordo.

«El peligro no comienza en los barcos» sino cuando los migrantes «suben a los barcos en sus países de origen», agregó el flamante jefe de gobierno italiano. «Debemos evitar estos viajes de la muerte».

La propuesta de Italia, uno de los países en primera línea en la crisis migratoria que sacude a Europa, fue respaldada por Macron, quien dijo estar a favor de «sucursales de nuestras agencias de asilo para abordar esta cuestión en el otro lado» del Mediterráneo.

El presidente francés instó también a una mayor solidaridad con Italia, que desde 2015 ha visto llegar a casi 500.000 migrantes a sus costas.

«Junto a nuestros socios, queremos una reforma profunda del sistema de Dublín», apuntó, en referencia a un reglamento europeo que estipula que los inmigrantes deben solicitar asilo al primer país europeo al que llegaron. Según Roma, esta regla impone una carga desproporcionada a los países mediterráneos.

El presidente francés mencionó también «iniciativas complementarias» con algunos países europeos, como España y Alemania.

Pero todas estas propuestas no serán adoptadas fácilmente, en vista de las profundas fracturas en la UE sobre el manejo de la crisis migratoria.

Además del conocido como grupo de Visegrado (Polonia, Rumanía, Eslovaquia y República Checa), contrario a la acogida de refugiados, el discurso antiinmigración ha calado en otros países como Austria e incluso Italia.

Y los ministros de Interior italiano, austriaco y alemán, halcones respecto a la ardiente cuestión migratoria, dijeron esta semana que constituirán «un eje de voluntarios» para enfrentar la inmigración clandestina, algo que se añade a las otras discordancias europeas.

Bloqueo sobre la relocalización de los refugiados 

La gestión de la crisis migratoria en la UE será abordada durante la cumbre europea del 28 y 29 de junio, que reunirá a los jefes de Estado y de Gobierno del bloque en Bruselas.

Pero desde ya, el encuentro se perfila complicado. «En junio no tendremos resultados sobre la reforma de Dublín, es claro, ya que el punto sobre la relocalización de los refugiados bloquea», dijo una fuente de la presidencia francesa.

Para enfrentar la crisis migratoria, la UE adoptó excepcionalmente cuotas para repartirse hasta septiembre de 2017 los refugiados desde Italia y Grecia, pero algunos países, sobre todo del este, no acogieron ninguno y otros están muy por debajo de sus compromisos.

El encuentro entre Conte y Macron se produjo tras una semana de tensiones diplomáticas entre París y Roma, después de que Italia rechazara abrir sus puertos al

«Aquarius», un buque de salvamento fletado por una ONG con más de 600 migrantes socorridos a bordo.
Macron reaccionó a la decisión del país vecino acusándolo de «cinismo e irresponsabilidad». Roma criticó a Francia por «mirar hacia otro lado en materia de inmigración».

Pese a esto, ambos dirigentes acordaron verse tras una conversación telefónica la noche del martes en la que el francés aseguró «que no hizo ningún comentario con el objetivo de ofender a Italia ni al pueblo italiano».

Mientras tanto, el «Aquarius» continuaba este viernes su ruta hacia España, país que se ofreció a acogerlo para «evitar una catástrofe humanitaria». Su llegada al puerto de Valencia está prevista en los próximos días.

Los servicios de socorro españoles anunciaron que desde el viernes han rescatado a casi 700 migrantes vivos y 4 cadáveres.