Por Santiago O’Donnell y Tomás Lukin

A la sociedad en Bahamas del presidente Macri y su familia le salió una melliza. No tiene nada de malo, salvo que Macri dijo otra cosa. La melliza se llama Karter Properties Limited. Karter es Karter como Jimmy Carter pero con K. La otra melliza, la sociedad de los Macri, también desconocida hasta hace poco, es una sociedad llamada Fleg Trading Limited, o Fleg a secas.

En los papeles, Fleg y Karter tienen la estrutura legal de una empresa pero no son una empresa común. Se las conoce como “empresas offshore” y funcionan como cuentas, vehículos financieros secretos para mover dinero y activos. En eso, y en que pagan muy pocos impuestos, Fleg y Karter son similares a miles de empresas o sociedades radicadas en paraísos fiscales de todo el mundo. Esto incluye al de Bahamas, donde están las mellizas, en un archivo de computadora de un estudio de abogados muy cerquita de la costa de Estados Unidos.

Fleg y Karter pasaron gran parte de sus existencias comportándose con la discreción que caracteriza a todas las de su clase. Pero un día todo cambió. Fue como un terremoto. El 3 de abril aparecieron los llamados Panama Papers y ya nada fue igual. Más de cuatro millones de documentos de una megafiltración que salió al mismo tiempo en más de cien diarios del mundo. Muchísimos nombres de offshores que nadie conocía y un montón de documentos diciendo quiénes era los dueños de esas sociedades-empresas-cuentas y cómo movían sus fondos. Para peor, la filtración había salido del estudio de abogados panameño que manejaba a Karter y Fleg desde su fillial en Bahamas. De repente ninguna offshore podía sentirse segura por más que viviera en un paraíso.

Ese día de abril, el día de los Panamá Papers, Fleg y Karter tomaron distintos caminos. Karter siguió en la sombra, Fleg mutó en vedette y compitió por espacio en los noticieros del mundo con la offshore del padre del entonces primer ministro inglés David Cameron quien, Brexit mediante, se tuvo que ir. Compitió también con la del primer ministro de Islandia, Sigmundur David Gunnlaugsson, quien terminó renunciando. Macri no, pero el ruido de Fleg le trajo algún dolor de cabeza y una denuncia penal. Encima tuvo que salir a dar explicaciones.

“Me estuve interiorizando, porque la verdad es que no tenía ni idea de qué se trataba esa sociedad. Y era para cuando en ese momento quería extender Pago Fácil a Brasil pero que finalmente después no pudo. Ni siquiera tuvo cuenta corriente la sociedad, con lo cual fíjense lo poco que llegó a operar”. Así declaró presidente argentino, con libreto estudiado pero dicho casi como al pasar, durante una entrevista con un medio cordobés un día después de que la megafiltración se hiciera pública. Ante la ocasional insistencia de algunos periodistas, los voceros del presidente completaron el relato oficial: Fleg se habría creado para realizar una inversión en Brasil, el grupo Macri pretendía desarrollar un Pago Fácil en ese país pero como la operación no se concretó, Fleg quedó inactiva y relegada al ostracismo durante una década. La familia sostiene que la empresa se cerró en 2007. Esa es la historia historia oficial de Fleg, basada en los dichos del presidente. La justicia desconfía. Investiga, entre otras cosas, por qué hizo falta una empresa nueva como Fleg en Brasil, donde el grupo Socma (Sociedades Macri) ya tenía una arraigada y diversificada presencia.

Más aún, una nueva serie de 51 documentos pone en duda la explicación del presidencial. Se trata de Panamá Papers que Página/12 detectó y analizó en el marco de la investigación impulsada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y el diario alemán Süddeutsche Zeitung.