Por Nabih Yussef  – Analista internacional (*)

En una conferencia de prensa con estilo diplomático, el presidente Mauricio Macri, el jefe de Gabinete Marcos Peña y la ahora ex Canciller Susana Malcorra, le comunicaban a la prensa que la ministra dejaba el puesto por cuestiones “estrictamente personales”. La justificación hermética dada por el ejecutivo nacional, contrasta con los errores exponenciales que la ministra rosarina dejó en su paso por el Palacio San Martín. Aquí repasamos al menos 4 de ellos.

  1. La presidenta que no fue

Como pocas veces se vio en la política argentina, un presidente tomó partido por un candidato presidencial de los Estados Unidos. La militancia activa de Cancillería tuvo a Malcorra como la estratega principal, la candidata: Hillary Clinton. En esta línea, la Embajada argentina en Estados Unidos atropelló sistemáticamente el derecho internacional, pronunciándose y participando en la campaña demócrata. Esa militancia política violó de manera grosera el principio de no intromisión en los asuntos internos de un país extranjero. Un rol que mirado a la inversa, sería totalmente repudiado por nuestra dirigencia política. Imaginarse en pleno siglo XXI, a Estados Unidos organizando “meetings” para mostrar sus preferencias por tal o cual candidato en las elecciones nacionales, sería tomado casi como una provocación de Estado.

El pronunciamiento a favor de Hillary Clinton fue tan abierto como único. Ni siquiera aliados sólidos de la Casa Blanca como Colombia o Perú arriesgaron en pronunciarse por Trump o Hillary, haciendo lo que en esos casos la diplomacia sabe hacer: “quedar bien con dios y con el diablo.” Pero Malcorra eligió, y perdió. Algo seguramente se aprendió de esa experiencia, porque no se conoció ningún guiño a Macron cuando compitió contra la euroescéptica Marine Le Pen en las recientes elecciones francesas.

  1. Teléfono descompuesto con Londres

Uno de los pilares de la función diplomática es preparar el mejor escenario de negociación para que la política pueda sacar los provechos que se fijan en materia de política exterior. Malcorra sabe esto, por eso preparó la atmósfera para que el presidente Macri y la primera ministra inglesa Theresa May, se acercaran a conversar. Sin embargo, lo que pareció ser un primer acercamiento entre gobiernos, se transformó en un verdadero “teléfono descompuesto”. Mientras Macri hablaba públicamente de “soberanía en las Malvinas”, el Foreign office británico salió a desmentir que Londres estuviera dispuesto a discutir los “derechos de autodeterminación de la isla”. Para Malcorra todo se trató de una “extrapolación”. Sin embargo, el entredicho ocasionó que el gobierno no hiciera escala en Inglaterra durante la gira de Macri por Europa.

  1. Una corta carrera hacia la ONU

La participación de argentinos en organizaciones internacionales es importante, porque amplía la presencia de los intereses nacionales en la agenda global. Sin embargo, el impulso que estos “candidatos globales” puedan tener de sus gobiernos, son sustentadosen alianzas políticas amplias. No se puede explicar la presencia de un secretario de la Organización Mundial del Comercio de origen brasileño, sin un acuerdo previo entre Brasil y el resto de los BRICS. De igual modo que no se puede desconocer la presencia francesa en el directorio del Fondo Monetario Internacional, sin un acompañamiento alemán.

Las influencias argentinas a escala internacional fueron insuficientes para generar un acuerdo, a fin de que la ONU fuera presidida por una latinoamericana. Por el contrario, la candidatura de Malcorra fue defendida en solitario, y el gobierno sobredimensionó la capacidad de la jefa de la diplomacia nacional para hacerse con el cargo. El resultado ya conocido, Malcorra quedó eliminada, y por si fuera poco, se sumaron las denuncias por el costoso manejo de su campaña.

  1. La foto que nadie se atrevió a tomar

La destitución de la ex mandataria Dilma Rousseff, provocó holgadas críticas de la región para los partidos políticos brasileños que operaron su juicio político. Sin embargo, la ex Canciller, lejos de los grises de la diplomacia, salió a respaldar al nuevo gobierno brasileño con una foto de Mauricio Macri con Michel Temer. La maniobra fue tan osada, que Macri fue el único presidente de la región en visitar al ejecutivo brasileño.

Hoy la justicia tiene en el foco de las acusaciones por corrupción al presidente Temer, y sólo basta que el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) suelte la mano al ejecutivo, para que éste caiga por los suelos. Como suvenir de consuelo, Temer se podrá llevar la foto del único presidente que reconoció abiertamente a su gobierno, la del presidente Mauricio Macri.

El Palacio San Martín tendrá de jefe a uno de su propio riñón, se trata del diplomático de carrera Jorge Faurie. Aún resta saber si se trata de un verdadero cambio de tendencia gubernamental -ya que ese puesto siempre lo ocupó un dirigente proveniente de la política- o si se trata tan solo de un impasse entre Malcorra y un próximo ministro de origen político. El último antecedente de un Canciller de carrera lo ostenta Susana Ruiz Cerutti, en el breve período de mayo y junio de 1989. El tiempo dirá si estamos frente a un nuevo estilo de gestión internacional, o frente a un paréntesis entre lo que fue y el político que vendrá. La UCR apuesta por lo segundo.

 

*Analista internacional, subdirector de www.CEIEP.org