Hay nombres que gambetean la muerte y el olvido en el mundo violento del narcotráfico rosarino, según se desprenden de los testimonios y documentos que van apareciendo en el juicio a Los Monos.

Relaciones cotidianas, afiebradas, tumultuosas y sangrientas que giran en torno del dinero descomunal que se acumulaba semana a semana a partir, especialmente, del año 2008 en adelante.

En los correos electrónicos que el comisario Gustavo “Gula” Pereyra le enviaba a sus superiores en la división Delitos Complejos, creada en octubre de 2012, cuando estalló el escándalo del jefe de La Santafesina SA, Hugo Tognoli, en su relación con bandas narcos del sur provincial; en esos documentos surgen nombres y situaciones que forman parte de un circuito de dinero que, evidentemente, venía desde antes de cualquiera de esos personajes, anteriores a esos nombres.

Asunto: «Los Ungaro»

12 de marzo de 2013

«René Ungaro está detenido. Lelio (Chapita) y El Bola Ungaro forman parte de la banda de Luis Medina. No se dedican más a los hechos de robo. Ofician de soldaditos o pata de plomo de Medina, estando debajo del ala de él».

En este correo, Pereyra brinda información sobre la situación en la que se encontraban integrantes de la familia Ungaro, sindicados como piratas del asfalto. René cumple condena por el homicidio del barrabrava Roberto «Pimpi» Caminos. De acuerdo con estos datos, habían pasado a trabajar con el sindicado narco Luis Medina, asesinado a tiros en el Acceso Sur el 29 de diciembre de 2013.

Medina, el 29 de diciembre de 2013, sería cosido a balazos en la entrada a la autopista Rosario – Buenos Aires. Todavía no se sabe quiénes lo mataron a él y su novia, Justina Pérez Castelli. Sin embargo, el nombre de Medina mete ruido en la política provincial y el empresariado rosarino.

Asunto: «El Colo y el Correntino»

16 de marzo de 2013

«Son de VGG, soldaditos del Pollo Bassi. No puedo averiguar los nombres. Por el momento no tenemos llegada. Ultimaron a Ramírez dado que Drogas allanó el quiosco de calle Río Negro cerca de la ruta en VGG, que era abastecido por los Cantero. El mismo quedó sin nadie a cargo y lo ocupó Ramírez, no se sabe a ciencia cierta si por voluntad propia o respondía a alguien, pero no quiso colaborar con la protección que brindaban los Bassi y por ese motivo lo utlimaron. Habría que averiguar si ese quiosco sigue activo».

El mensaje hace referencia al homicidio de Diego David Ramírez, que el 2 de marzo de ese año fue hallado con tres balazos en la espalda a un costado de la ruta 22S en jurisdicción de Villa Gobernador Gálvez. Los Cantero son los integrantes de la familia de barrio Las Flores acusados de liderar la asociación ilícita en juicio. Los Bassi, el clan familiar de Villa Gobernador Gálvez señalado como rival a Los Monos y al que pertenece Luis «Pollo» Bassi, acusado y luego absuelto por el crimen de Claudio «Pájaro» Cantero.

Los Bassi sufrirían el asesinato de tres de sus integrantes, haciendo realidad un viejo juramento de uno de los hermanos Cantero cuando prometió matar “hasta la simiente” de la familia de Villa Gobernador Gálvez.

Asunto: «Claudio Daniel C.»

20 de diciembre de 2012

«El quiosquito cito en el lugar de los hechos es regenteado por Mario M. (Paco) contra quien se orientó la investigación, dado que el patrón de los hermanos G. es Mariano Ruiz, distribuidor de drogas de los Cantero y regente de otro quiosco de Paraguay al 2700, quienes habrían hecho llegar al jefe de Homicidios de la URII una suma que ronda entre los 25.000 y los 30.000 pesos para desviar la investigación». En ese correo Gula habla de Mariano Ruiz, condenado en un juicio abreviado como agente financiero de Los Monos.

Asunto: «Policías»

9 de marzo de 2013

«El hecho en el que resultara herido el empleado policial Mario Jesús G. surgió a raíz de que el mismo oficia de soldadito en el búnker de 27 de Febrero al 6100, regenteado por el Negro José, quien responde a Luis Medina.

Correos electrónicos entre funcionarios del estado provincial, oficiales policiales que trabaron relaciones con estos personajes desde tiempos en que ninguno de ellos movía millones de pesos, cuando andar a caballo por el barrio Las Flores parecía sintetizar la existencia de muchachos que a duras penas terminaron la primaria.

En menos de diez años, sin embargo, ninguno de esos nombres, Cantero, Bassi, Medina, Ungaro, Alvarado, o Paz, estén vivos o muertos, resultan indiferentes para muchas y muchos rosarinos.

Surgieron como parte de una historia que se convirtió en un verdadero mundo paralelo en los últimos diez años.

¿Qué otros nombres todavía no son pronunciados y que hicieron posible la vigencia de aquellos?.

En qué mundo habitan esos nombres todavía no dichos, parece ser también una cuestión vital en esta violenta crónica de sangre, dinero, armas y cocaína.

Esa pregunta, por ahora, al término de la quinta semana del juicio, no ha sido respondida.

Fuentes: Diario “La Capital”, lunes 17 de diciembre de 2017.