Luego de que se conociera que a la dirigente le sustrajeron de su domicilio 245 mil pesos y 50 mil dólares el 22 de noviembre del año pasado –un hecho que Gabriela Michetti mantuvo en reserva mientras se hizo la investigación que terminó con el arresto de uno de sus custodios– un abogado presentó una denuncia penal por “averiguación de posible delito”.

Michetti indicó que 45 mil eran para pagar refacciones que estaba haciendo en su casa y los otros 200 mil provenían de donaciones para la fundación SUMA, que ella preside, y estaban destinados a financiar una cena de recaudación de fondos que se haría una semana después.

La cena tuvo lugar el 30 de noviembre con la participación del presidente Mauricio Macri, dirigentes del PRO, empresarios de medios y figuras de la farándula. Entre otros, asistió Laura Alonso, actual subsecretaria de Lucha contra la Corrupción.

La dirigente no especificó quiénes eran los donantes de esos fondos. La fundación SUMA indica en su web que tiene entre sus sponsors a las empresas Techint, Pan American Energy, Microsoft, Grupo Petersen, a Swiss Medical, Louis Dreyfous Comoditties, Farallon y los bancos Macro, Santander, Galicia y Comafi. Es decir, el establishment puro y duro, interesado en financiar una Fundación que ni siquiera tiene empleados.

Por su lado, Gabriela Michetti dijo que no tiene «ningún problema» con que la investiguen por el dinero robado

La vicepresidenta Gabriela Michetti sostuvo este martes que «fue un gran error» no haber depositado en un banco el dinero que le robaron de su vivienda del barrio porteño de Balvanera en noviembre pasado, aunque sostuvo que no tiene «ningún problema» en que se abra una investigación al respecto.

«Fue una cosa tonta», reconoció la funcionaria, quien advirtió que no hay «ningún problema» en que se abra una investigación para determinar el origen y la legitimidad del dinero, ya que todo «consta» en su declaración jurada.

Michetti ratificó que «una parte» de los 50.000 dólares y 245.000 pesos que le sustrajeron era «para los gastos diarios» y que otra era para «una maestría en el exterior» que su hijo quería hacer, y cuyo origen correspondía a un préstamo que pidió su pareja, Juan Tonelli.

«Las maestrías cuestan más de 30 mil dólares, además de lo que cuesta mantenerse afuera. Con mi sueldo no lo podía sostener», argumentó la Vicepresidenta.

Señaló además que el resto de la plata que le robaron era una donación para la fundación Suma, que ella preside.